Capitulo 10

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- Lali: ¿hola?

- Papá de Lali: hija

- Lali: papá, que raro, ¿qué paso?

- Papá de Lali: ....

- Lali: no te escucho nada. ¿Todo bien?

- Papá de Lali: no... hija

- Lali: ¿qué paso? (escuchando la voz de preocupación que tenia)

- Papá de Lali: ...

Fueron los cinco segundos más paralizantes de mi vida, no sabía cómo reaccionar, Rosa llorando atrás mío, Euge mirándome para ver que decía, y yo, yo con el tubo de teléfono en la oreja, con diez mil lágrimas en la cara que salieron de una.

- Papá de Lali: Lali, amor ¿estás ahí?

Fue lo último que escuche salir de ese teléfono antes de caer en la cerámica del piso cuando yo salí corriendo, corrí, subí las escaleras, no tuve la fuerza, ni el coraje de llegar hasta mi cuarto, me tire en el segundo piso a llorar, a descargar la furia, bronca e injusticia de enterarme que mi mama se había ido para siempre.
No tenia noción, no entendía, no quería saber nada, no quería saber, ni porqué, ni cómo, ni cuándo. Mi mamá, quería a mi mamá, quería abrazarla, quería decirle que la quiero, quería decirle, que la necesito, quería pelear con ella, quería hacer todo, todo, y no la tengo mas. Me la sacaron, ¿y ahora? ¿Ahora? ¿Qué hago? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo sigue mi vida?

- Euge: Lali, gorda (corrió a abrazarme)

- Lali: nooo, Euge, noooo. Mi mamá Euge, mi mamaaaaaa!

La miré llorando, desesperada y llorando ella también, me abrazó. Me abrazo muy fuerte llorando, desesperada igual o más que yo.

"Un terremoto cayó en el tablero, las piezas se desparramaron, las cartas se mezclaron, el dado se perdió"

La tarde ya no era tarde, Rosa lloraba, Euge me abrazaba, yo pensaba en silencio, miraba, analizaba, dialogaba conmigo misma. Las palabras no sonaban, pero yo las escuchaba. La tristeza era algo que me había invadido en lo más profundo de mí.
Rosa me hablaba, me explicaba, me abrazaba pero yo no registraba nada de todo eso. Era una persona con el alma partida en tres mil pedazos. Las preguntas cruzaban mi cabeza, pero las respuestas no llegaban, no calmaban, no cesaban. El tiempo se comploto con mis lágrimas.
En un momento Rosa ya no estaba, el teléfono había dejado de sonar, mi celular de vibrar y yo la tenía a Euge colgada como una garrapata al lado mió. Me vio que reaccione, la mire con ese puchero que me salía antes de que las lágrimas afloraran en mí. Y correspondió con el abrazo que yo pedía a gritos.

- Euge: Lali, mi vida

- Lali: me voy a morir, Euge

- Euge: shh shh, tranquila

- Lali: no me puedo tranquilizar, mi mamá

- Euge: shh, shh, después hablamos, tranquilízate, por favor

Nos quedamos abrazadas en mi cama, hasta que de la nada, se había escuchado el timbre, pero pasaron como 5 minutos, casi 10.
Abrieron la puerta de mi cuarto y lo vi, era él, era mi amigo de hace días, pero sin embargo, lo necesitaba tanto. Corrí hasta la puerta para abrazarlo y él con el pelo mojado de la lluvia me abrazó muy fuerte, como yo necesitaba.
Euge salió de mi cuarto dejándonos solos, sin explicación alguna, me abrazo un rato y me sentó en la cama, él quedo arrodillado para poder hablar.
Me miro dos o tres veces y me seco tiernamente las lágrimas.

- Peter: hey linda, ¿estás bien?

Negué con mi cabeza con el puchero formado.

- Peter: tranquila

Un Juego de a DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora