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EL SINDROME DEL CORAZON ROTO.

La luna se mecia en mi palma, la lluvia bailaba en mis pies y las estrellas me saludaban una y otra vez. O eso me gustaba pensar.

Acababa de salir del hospital, confirmando mis temores luego de 7 torturosos días, me negaba a creerlo, soy demasiado joven como para tenerlo.

Un rincón muy dentro de mi ya lo presentía, y todo a que en mí familia morían por el mismo motivo el sindrome del corazon roto. Lo único de lo que me siento orgullosa es la lealtad y la honestidad que todos los Igarashi tenemos para la persona que logramos amar. Una espada de doble filo si nuestros sentimientos no son mutuos o cuando la muerte pasa a recoger a quienes amamos.

Mi padre lo vivió con mi madre luego de un inevitable divorció, él no pudo evitarlo y en su tonta cabeza la mejor opción era terminar con su vida, no lo juzgó también fue mí primera opción aunque la segunda resultó más conveniente, enamorarme de otra persona, porque estar enamorada de mi mejor amiga no iba a funcionar, al menos no con Momobami Ririka.

─Sayaka no has hablado en absoluto y eso me preocupa dime ¿te encuentras bien?─

A su voz era como las notas de un piano, su labios rosados a simple vista se notaban suaves y tenían un contraste con su piel de alabastro pero su  personalidad tan recatada resaltaba con una diferencia muy grande a su gemela quien era un demonio en todo sentido. Como me gustaría por una vez besarla aunque seria muy bajo de mi parte.

─Dejala Ririka lo más probable es que tenga fantasias contigo, incluso Saotome sabe que le gustas.─

─Esta vez no me tomaré la molestia de discutir contigo Momobami 2.0─

─Si sigues llamandome de esa manera Igarashi asumire que me amas, oye eso es un diagnóstico médico─

─No lo es para tu información a si que deja de molestar y de meterte donde no te importa.─

Tiro del sobre y comenzaron a leer las grabaciones, me negué a levantar la vista no quería que los gemelos se rieran o descubrieran la cuasa de la verdadera persona detras de ello, escuche un pequeño sollozo seguido de hipos, muy bien felicidades hiciste que se preocupara por ti, cuando claramente debemos estar bailando de felicidad por nuestra no-reciente graduación de la universidad.

─¿Desde cuando es que lo sabes? Si quiera tenías pensado contarnos─

Muy bien todos te lo advirtieron incluso tu médico de cabecera no te enamores de tú mejor amiga de la infancia, que sale con la más popular de toda la maldita Universidad, pudiendo enamorate de quienes se te confesaron nada se puede evitar, lo hecho hecho esta y ahora debes decírselo con calma.

─Si, pero no en este momento, la verdad es que hoy fui al hospital por los resultado y bueno...─

─¿Quien es la persona estúpida que no te corresponde?─

Ahí grieta, el muro de Berlín cayó, la muralla China fue traspasada, no finjas es imposible que no conozcas la respuesta a esta altura.

─Es mi culpa, a estas alturas ya deberias saberlo tú....─

Te levantaste muy rápido y saliste corriendo, deje que huyeras mientras tu hermana se quedaba viéndome con lastima. Ni siquiera me dajaste terminar de hablar, esta bien lo entiendo también reaccionaria de esa manera.

─No se si admirarte por tener los ovarios o golpearte por no explicarle como es debido.─

Kirari era un mosquito fastidioso en el oído, por lo que me encantaba molestarla y ella a mi también un sentimiento mutuo, créanme que no puede evitar soltar la peor estupidez en toda mi corta vida.

─Que le iba a decir oye Ririka los poemas de ojos azules que escribo son porque me gusta tu hermana desde la infancia ─

Escupió su jugo de zanahoria en mi cara, felicidades has perdido dos amistades en un día, que increíble eres Sayaka, la mejor no hay nadie como tú .

El Sindrome Del Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora