Capítulo III.

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La clase de filosofía comienza con tranquilidad, cuando la puerta suena y un chico alto con el pelo rizado y moreno entra en la clase.

-Hombre Scott, se ha dignado a venir - le dice el profesor con gracia.

-Sí bueno... este año me verá más por aqui. - Anuncia, todavía de pie

- ¿Y ese cambio repentino? - Pregunta el profesor intrigado. - Siéntese al lado de Lilian, Scott.

El chico se sienta a mi lado sin mirarme si quiera y sigue su conversación con el profesor como si estuvieran los dos solos en un bar.

-No me apetece estar otro año aquí - Dice y se queda tan tranquilo.

Tras unos minutos más de conversación con el profesor, la clase recupera su hilo.

Me alegra tener un compañero, pero no se muy bien como entablar conversación. Así que me limito a seguir escuchando la clase.

-¿Cómo te llamas? - Me pregunta cuando la clase está por finalizar.

-Lilian Gervara, ¿Y tú? - respondo con timidez.

-Harry Scott, encantado. - dice y me tiende la mano con una sonrisa.

-Igualmente - respondo, y le estrecho la mano. Me la apreta demasiado fuerte e intento no hacer una leve mueca de dolor.

-Eres nueva, ¿verdad?

-¿Tanto se me nota? - Intento bromear tímidamente.

-Un poco, bueno la verdad es que llevo aquí ya un par de años así que conozco a casi todo el mundo. Y tú ni si quiera me suenas así que, deduje que eras nueva . - Me explica su fascinante teoría mientras recogemos nuestro material de encima del pupitre.

-¿Cuántas veces has repetido? - De repente creo que me estoy pasando de cotilla y me retracto - Ah... si no te molesta que te lo pregunte yo ah... no quería ser entrometida es que...

- Tranquila Lilian, esta bien - Me corta amablemente. - Dos veces. He repetido dos veces, pero en mi defensa dire que la primeea fue por problemas personales.

Harry Scott me cae bien. Es simpático y amable. Cuando entro en clase mi primera impresión desde luego no fue de pensar que era un chico simpático y amable. Más bien pensé que sería el típico chulo engreído que se cree importante por haber repetido un par de años. Me alegra que no haya sido así. Cuando toca la campana que avisa de que se han acabado las clases, saco el móvil mientras me dirijo a la esquina donde se supone que me tendría que recoger mi padre. Sin embargo recibo un mensaje que pone:

Me temo que no voy a poder ir a recogerte. Tengo mucho trabajo, nos vemos a la noche. Te quiere, papa.

Guardo el móvil y camino a casa en compañía de mis cascos. Pongo en reglay la canción 'She will be loved' de maroon 5. La mochila a penas me pesa ya que solo llevo un estuche morado desgastado y un archivador lleno de hojas limpias y nuevas esperando a ser usadas. Mañana me entregan todos los libros y espero que mi padre me recoja porque sino, me voy a dejar la espalda como la del Jorobado de Notredame.

Abro la nevera y aunque no tengo mucho hambre decido hacerme unos huevos revueltos. Mientras los hago observo por la ventana las casas de mis vecinos. Esta es una urbanización pequeña, que se divide en las dos calles.

Todas las casas son blancas y grandes. Mi padre me dijo que la nuestra era la más pequeña de la calle, y si mi casa se supone que es la más pequeña no me quiero imaginar la mas grande. Para mí, esta casa es enorme. En madrid viviamos en un sexto piso con dos habitaciones. Teníamos el espacio justo. Y me acostumbre a ello. Ahora esta casa me viene grande. Pero me gusta, supongo que así tengo mi espacio. Hay cuatro habitaciones. Una es la de mi padre y otra la mía, la tercera es por si alguna vez tenemos algún invitado y la cuarta he decidido convertirla en un espacio para mí. Pienso poner todos mis libros, los posters de mi banda favorita ( maroon 5 ), las bolas de cristal de los diferentes sitios a los que he ido, las fotos de mi madre... etc.

Tras comerme los huevos revueltos, subo a mi habitación.

Cojo a Gordilui y me lo pongo en mi regazo. Quisiera tener algún amigo con quien hablar o a quien echar de menos, pero desgraciadamente me he pasado todos los años de instituto sola. Cruzaba alguna que otra palabra con mis compañeros pero nada más. No se metían conmigo ni nada parecido, simplemente no encajaba con ellos.

Me entusiasma la idea de que Harry y yo nos sentemos juntos porque parece un buen chico y quizá nos podamos hacer amigos.

Decido salir a caminar un poco, así que me abrigo bien y salgo dejando a Gordilui solo en mi habitación.

Cuando salgo, un par de niñas pequeñas están ensayando un baile en el jardín de la casa de alguna de ellas. Me quedo imnotizada viendo como bailan una canción de Hannah Montana cuando una voz me saca de mi insimismamiento.

-¿Bailan bien verdad?

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