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Dolly me despertó hacia las cinco de la tarde, no sabía que una tenía que despertarse tan tarde para ir a una gala de noche...

Mi doncella me ayudó a peinarme, ponerme las joyas y a ponerme el vestido, era tan pegado que agradecí mucho su ayuda.

-Dolly, no estoy segura de querer llevar este vestido, los reyes se pueden enfadar- le dije.

-Querida vas a estar rompedora y le vas a encantar a todos, por eso no te preocupes.

Dieron las siete menos cuarto y todas las chicas salimos de nuestros aposentos al pasillo, para así bajar todas juntas y en orden. Desde ahí se podía escuchar el sonido de la gente, las copas... Eso y el farfullo de las demás chicas, era normal, llevaba un vestido muy ceñido a la piel de color rojo, tenían envidia y se veía a lo lejos.

-Me encanta, muy atrevido- me dijo Loren posicionándose detrás de mí en la fila.

-Gracias- le respondí y le guiñé un ojo de seguido.

Cuando bajamos al gran salón y vimos a toda esa gente, se nos dibujó a todas una gran sonrisa en la cara.

Beca se me acercó corriendo- Ana escúchame, esos dos que están ahí son Fredy y Albano, primos de los príncipes y además, no te lo pierdas, son Italianos.

-¿Me estás tomando el pelo?

-¡No! Yo me quedo con Fredy, nos vemos, adiós- y sin poder despedirme desapareció.

Yo solo buscaba a una persona, pero no la encontré. De repente un chico se me acercó, era Albano. Hay que admitir que era muy guapo, pelo negro ojos verdes, alto... Se notaban los genes.

-Hola, soy Albano Ferrachi, primo de Jack y Marcus- dijo y me tendió la mano.

-Yo soy Alicia, encantada- dije y se la estreché.

Estuvimos hablando un buen rato mientras sacaban las copas de champán y nos bebíamos una tras otra.

Al rato apareció Marcus.

-Vaya Alicia, creo que ya conoces a mi primo.

-Sí, nos conocemos primo y hay que decir que es una mujer espectacular.

-Sí, lo sé- respondió Marcus- por cierto, bonito vestido.

-Gracias...- iba a seguir hablando pero Albano me cortó.

-Alicia ¿salimos a los jardines a que nos dé el aire?

Los jardines del palacio por la noche eran preciosos, con luces que iluminaban todo: los caminos, los bancos, la fuente...

Nos sentamos en un banco y hablamos de todo de lo que pudimos, era una persona muy abierta y agradable -ojalá se pudiese quedar más tiempo aquí- era lo que pasaba por mi cabeza continuamente.

El reloj marcó las nueve, lo que significaba que empezaba el baile, así que entramos dentro.

Bailé con Albano durante una hora o más pero tuvo que irse debido a que algún aperitivo le había sentado mal.

Como me quedé sin pareja, fui a sentarme a una silla, pero antes de poder tocarla siquiera, alguien tomó mi mano, me cogió por la cintura y empezamos a bailar. Por si tenéis alguna duda, sí, era Marcus.

-¿Has abandonado a mi primo sin haber acabado el baile?- me preguntó.

-¿No ves mis lágrimas?- dije señalando mis lágrimas imaginarias- él me ha abandonado a mí.

-Menos mal que tienes a tu príncipe azul siempre a tu disposición.

-¿En serio? ¿Dónde?- dije y nos reímos.

Le agradecí que él y su familia hubiesen preparado esta ceremonia para nosotras, significaba mucho para mí el poder conocer gente nueva y más de otros países.

-Marcus, siento haberme portado tan mal contigo, tienes todo el derecho a enseñarles a las demás chicas la biblioteca.

-Alicia, yo no quería hacerlo, mi madre me dijo que empezase a conocer o por lo menos a interactuar con otras chicas, ya que si no terminarían pensado cosas sobre nosotros. Y aunque me dolió tuve que llevarla ahí, y no por elección propia, créeme.

-¿En serio?

-Claro, he intentado explicártelo mil veces, pero huías de mí.

-Lo siento, he sido una estúpida, pensé que ese sería nuestro rincón y me enfadé tanto cuando te olvidaste de que habíamos quedado que...

-No me olvidé, nunca me olvidaría y te aseguro que nadie más que no seamos nosotros o la limpiadora, pisará ese suelo ¿Sabes cuántos libros ha leído en toda su vida Carey?- me preguntó.

-¿Cuántos?

-Dos- dijo y estallamos a carcajadas.

-Chicos- nos interrumpió la reina Penélope- me parece maravilloso que os lo estéis pasando tan bien, pero ¿Podríais hacer menos ruido o salir fuera?

-Claro madre- dicho esto, me cogió de la mano, le quitó una bandeja con copas de champán a un camarero y salimos del salón.

Subimos a la segunda planta y nos quedamos sentados delante de una puerta, en el suelo del pasillo, un guardia nos vio, pero cuando se dio cuenta de que estaba con el príncipe, no nos dijo nada.

-¿Sabes que como tu madre o tu padre suban y nos encuentren aquí me mataran, no?- le dije un poco asustada.

-Este tipo de fiestas suelen terminar hacia la una y por educación se quedan hasta el final, así que todavía tenemos una hora de margen- me respondió y me quedé mucho más tranquila.

Repartimos las copas, tres para él y tres para mí, igual parecían pocas, pero con todo lo que habíamos consumido durante la noche, era mucho.

-Dime Marcus ¿Qué haces para divertirte? Aparte de ir a galas y demás- le pregunté.

-A decir verdad, me aburren las galas, pero me gusta escaparme a las fiestas del pueblo, hay buen ambiente, la música es más movida, más bailable... ¿A ti te gustan?

-Las fiestas de Glasgow son lo mejor, siempre salgo con mis dos mejores amigo, Robert y Taylor, pero ir a una gala ha sido una experiencia genial, o por lo menos eso pienso ahora, pregúntame mañana- respondí.

Nos bebimos las copas y se notaba que cada vez estábamos peor, un guardia nos llamó repetidas veces la atención pero nosotros no podíamos parar de reírnos.

-Faltan cinco minutos para la una- le advertí.

-Está bien- se levantó y como puedo, abrió la puerta- pasa.

-¿Es tu habitación?- le pregunté y el asintió.

Me levanté del suelo, entré por la puerta y me tumbé en la cama, le pedí que me quitase los zapatos porque yo estaba demasiado mareada para hacerlo. Después se tumbó a mi lado y yo lo abracé.

-Estas son mis últimas palabras antes de que me encuentren aquí y me corten la cabeza, gracias por todo.

-No te van a cortar la cabeza, nos la van a cortar- dijo y reímos.

Decidimos hablar más bajo para que no nos escuchasen, pero nos quedamos dormidos.

Algo más que un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora