Mañana era el día para partir, ya tenía listas mis maletas, solo quedaba disfrutar con mis amigos el resto del día. Me encontré con ellos y fuimos a casa de Lucy, mi mejor amiga, ahí todos me hicieron una pequeña despedida, pues pasaría un tiempo antes de vernos de nuevo.
Espero que seas feliz porque yo no lo estoy -me reprochó Lucy quien tenía una bebida en su mano-
No me iré para siempre Lucy. Además cada vez que pueda te llamare -dije-
¿Lo prometes? -dijo Lucy abrazándome-
Lo prometo -dije respondiéndole el abrazo- ¡Diablos! Como extrañare a esta chica.
La noche llegó pronto y con cierta nostalgia me despedí de cada uno. Fui a casa y me quede hablando un rato con mis padres, me dijeron que me iría bien y que estarían esperando mi regreso con ansias. Pero sin embargo a mama le afectaba más el hecho de que iba a estar lejos por mucho tiempo, no la culpo, somos muy unidas. Me desperté con cierta pesadez ya que la alarma de mi celular seguía sonando, pero al ver de cerca la hora salté de la cama apresurada. Me duché, me cambié y bajé a colocar las maletas en el auto, mis padres me llevarían hasta el aeropuerto y mi hermano me acompañaba en el asiento trasero, eran las 7:15 am y el vuelo salía a las 8:30 am, por suerte el aeropuerto quedaba cerca, así que llegamos a tiempo. Buscamos un sitio donde sentarnos en el terminal de pasajeros, allí esperaría que llamaran a mi vuelo y de repente todos mis amigos incluida Lucy, vinieron a abrazarme por última vez y dijeron que no podían estar ausentes para cuando me fuera, así que mientras esperaba me quedé hablando con ellos. Luego de un rato sonó por el megáfono que mi vuelo estaba listo para despegar. Poco a poco pequeños grupos de personas se levantaron y sabía que ya debía irme. Me despedí de mi familia y de mis amigos.
¡Los extrañare un montón! -dije mientras me alejaba- Australia, ¡allá voy!
Entré al avión y busque mi asiento, estaba en una de las filas de las esquinas, y por suerte no estaba al lado de la ventana, tenía un terrible miedo ver como despegábamos del suelo. Al parecer la persona que debería estar a mi lado canceló su vuelo, porque a medida que entraban todos los pasajeros, ninguno se sentaba allí. Justo como suponía tuve razón, la puerta del avión se cerró y todos estaban sentados. No me gustó la idea de no tener a alguien a mi lado, porque pasaría 10 horas de vuelo sola en un asiento viendo como todos los demás hablaban entre sí, dormían o hacían cualquier otra cosa, pero mientras pensaba como sobrevivir a las próximas horas de intranquila soledad, un chico se acercó hasta mí.
¿Está ocupado? -dijo señalando el asiento vacío-
No -dije sin más-
Grandioso -dijo-
Se sentó a mi lado y no sabía muy bien que hacer o a donde mirar. Mientras las azafatas daban su discurso sobre las instrucciones que los pasajeros deben seguir en caso de alguna emergencia, el chico volteo hacia la ventana. Esa fue mi oportunidad para verlo mejor, tenía el cabello castaño oscuro y muy revuelto, sus ojos azules y el simple hecho de cómo le sonreía a la pista de aterrizaje lo hacía simplemente perfecto. Se podía notar cuan emocionado estaba.
Es una de las primeras veces que viajo solo -dijo el chico mirándome- y bueno, no pude evitar ver que no tenías compañía
No pude evitar sonrojarme un poco, pues era muy atractivo.
Eso es muy amable de tu parte -dije. Sentí que había dicho una semejante tontería, pero al chico pareció agradarle ya que sonrió-
El avión despegó, y mientras pensaba en la altura y en el vértigo que tengo, el chico preguntó mi nombre; le dije que me llamaba Sophy.
¿Y cuál es tu nombre? -dije con cierta timidez-
Daniel, pero siempre me han dicho "Dani" -dijo Daniel- y tú tienes un nombre muy lindo Sohpy
Gracias, el tuyo me gusta mucho también -dije sonriendo ligeramente por el cumplido-
Pues sinceramente espero gustarte más que mi nombre -dijo Daniel acomodándose mejor en su asiento-
Me reí nerviosamente, no sabía que quería decir exactamente con eso.
Pues eso está por verse -dije-
Daniel se rió y luego hubo una pausa. ¡Odio los silencios incómodos!
Y bueno, ¿qué vas a hacer una vez que aterricemos? -dije-
Iré al hotel Hilton Sydney, un amigo me lo recomendó, además ya tengo reservación -dijo Daniel-
Entonces somos dos -dije- ¡Esto tenía que ser alguna clase de broma!
Me estas tomando el pelo Sophy -dijo Daniel ligeramente sorprendido-
¡Dani es en serio! -dije-
Pues entonces, disfrutare ser tu vecino -dijo Daniel sonriéndome-
Cada momento que pasé con él en el avión fue único. Nos reímos y divertimos mucho viendo películas, escuchando música y hablando. Me contó sobre su familia, sobre sus amigos, dijo que lo cambiaron de colegio dos veces, debido a una mudanza de sus padres. Yo le hablé sobre algunas cosas que había hecho; mis otros viajes, algunos de mis logros. La verdad, fue uno de los mejores vuelos que he tenido, porque a pesar de que fui sola, Dani fue la mejor compañía de todas. Cuando aterrizamos, recorrimos el aeropuerto para ver si comprábamos algún recuerdo, entramos en una tienda donde vendían llaveros, libretas, dulces y todo tipo de recuerditos con las cosas más únicas de Australia. Dani me mostró un llavero que tenía forma de koala.
Esta hermoso -le dije viéndolo-
Yo me enfoque en comprar una bola de nieve que tenía adentro la Opera de Sídney, mi padre las colecciona y de seguro el regalo le iba a encantar. Cuando salimos de la tienda Daniel me da el llavero que compró.
Ten, para que tengas un lindo recuerdo de mí -dijo Daniel-
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El Gran Viaje
Storie d'amoreEs impresionante como todas las cosas que me rodean pueden llegar a cambiar rápidamente, justo como me paso a mi con este viaje, pues me separé de todo aquello que ya conocía, para aprender de una nueva cultura, conocer cosas nuevas y conseguir el f...