❛Cuando el me miró, su pasado se convirtió en mi futuro❜
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— Escucha, el Crazy es una disco para jóvenes, pero después de las ocho son las personas un poco más grandes. Así que tenemos que llegar temprano.
— ¿Y por qué tenemos que ir ahí?
— A tu madre le gustaba ir ahí. Siempre pasaban canciones de los Bee-Gees, a ella...
—... Le encantan los Bee-Gees, lo sé.
La castaña hada madrina sigue flotando mientras la sigo por una calle donde hay un poco más de gente. Puedo observar los juguetes viejos en los aparadores, los espectaculares y la gente tan peculiar que se pasea por ahí; incluso parece demasiado asombroso los niños jugando a las canicas.
Me siento tan fuera de lugar. Esta no es mi época, nunca lo será. No conozco ningún rostro y me pone triste saber que los cuatro ancianos jugando ajedrez que me saludaron, muy probablemente estarán muertos.
Tal vez el muchacho que golpeó mi hombro accidentalmente también lo esté. Los años pasan demasiado rápido, escuché decir a mi madre hace mucho tiempo y cuando se lo dije a mi padre, él solo suspiró.
Terminó la frase que mi mamá comenzó, y pasa tan rápido que no hay momento de arrepentirse.
— Jinsuk, tienes que buscar a Ryu.— Me dice Gia cuando estamos en la fila de la disco.
— ¿Me hago su amiga?
— No, hazte su sobrina. Dile la verdad y ella te ayudará.
— ¿Qué? ¿No afecta el futuro?
— ¡No! Sólo afecta si haces muchos cambios en tu misión.
— ¿Ella me va a creer? — Pregunto entre murmullos. Ella asiente varias veces.
— Solo dile que Jiwoo es tres minutos mayor y que...
— Ryu tiene el riñón de mamá, ¡Claro! Cuando cumplió los trece, mamá le donó su riñón. Nadie lo sabe y ella dijo.
— Que haría lo mismo por sus hijos. Si, Ryu te ayudará, búscala, es fácil de encontrar.
— ¿Y si está con mamá?
— Dile que la felicidad le espera, no lo olvides.
Gia desaparece en una nube blanca con brillos. Me pregunto porque las personas del futuro son tan divas.
Carraspeó, aclarando mi garganta cuando me encuentro frente a un hombre mayor que yo. Me mira de arriba a abajo unos segundos.
— Son dos dólares.
— Oh, si...
Meto las manos en mi sudadera vacía. Se que no tengo ni un centavo, todo el dinero lo dejé en la mochila de la escuela, que obviamente no cargo. Pero hay algo dentro de las bolsas, saco con cuidado para no tirarlos.
