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Me tomo un descanso a la mañana siguiente. He pasado toda la noche en un restaurante que abre las 24 horas.
Comí algo con el dinero que me sobra y me he puesto en marcha a eso de las ocho de la mañana, no he dormido. Pero tampoco tengo sueño
Taehyung me dijo que me quedara en su casa, que al fin y al cabo sus padres no se darían cuenta. Pero le mentí diciendo que me quedaría en casa de su mejor amiga Jiwoo, aka mi mamá.
No sé qué día es hoy, las calles en la mañana estuvieron llenas y luego se vaciaron. Creo que hoy es el día de regresar a la escuela, a pesar de que quiero ir a buscar a Ryu, no sé dónde queda
— Es Prescott High School.— Gia aparece a un lado de mí. Me sobresalto casi ahogándome con los dulces que he comprado en una tienda de autoservicio
— ¿Qué haces aquí? — Pregunto asustada, escucho una canción de Bee-Gees a lo lejos, que sale de una grabadora encendida afuera de una peluquería
— Me pediste que viniera, ¿no? — Se recarga en la pared. Por fin la veo tocar el suelo y estoy tan paranoica que eso incluso me pone nerviosa
— Eso fue ayer.— Le digo, encogiéndome de hombros, masticando una goma de mascar rosas. Suspiré profundamente
— Oh.— Dice cruzándose de brazos y nos quedamos unos minutos sin decir nada hasta que ella me da un buen golpe en la cabeza
— ¡Oye! — Le digo mirándola molesta y ella hace lo mismo. Me señala con el dedo
— No me digas oye, ni te enojes, que ayer lo arruinaste todo.— Se vuelve a cruzar de brazos y deja de mirarme. Siento nuevamente el repentino sentimiento de culpa — Tenemos que arreglar todo
— ¿Hoy? No, hoy quiero regresar a casa y enfrentar las consecuencias. No quiero arruinarlo otra vez..— Su dedo sobre mis labios me impide continuar, su rostro refleja molestia pura. Me limito a guardar silencio
— Ayer cuando te fuiste a llorar en los fuertes brazos de Kim Taehyung...— Me sonrojo avergonzada, ya había borrado eso de mi cabeza— Tu madre le dijo a tu padre todo lo que sentía, él solo dijo que estaba un poco confundido. Pero lo seguí y pude ver como golpeaba un bote de basura.— Se queda en silencio, luego arruga la nariz — Eso fue raro, pero dijo algo..
— ¿Qué dijo? — Pregunto deseando que sea algo bueno
— Soy un idiota.— Lo dice como si fuese una gran respuesta. La miro fijamente unos segundos y bufo frustrada, pero me calmo
— ¿Y qué más...? — La animo pero ella eleva sus hombros, restándole importancia
— Nada, se fue a casa.— Me quita el dulce y se lo mete a la boca. Entrecierro los ojos — ¿Hace mucho sol aquí, no?
