Capítulo 1: La mordida

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Nadie se había tomado la molestia de seguir a Jasper cuando él había corrido al bosque, dispuesto a cazar uno o dos pumas para saciar el ansia de sangre humana que lo tenía poseído, así que nadie sabía de la humana merodeando por territorio de vam...

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Nadie se había tomado la molestia de seguir a Jasper cuando él había corrido al bosque, dispuesto a cazar uno o dos pumas para saciar el ansia de sangre humana que lo tenía poseído, así que nadie sabía de la humana merodeando por territorio de vampiros en la noche, ni siquiera Alice, cuyos dones abarcaban tanto del futuro como del presente.

Jasper notó a Abigail por su sangre, porque su sangre lo llamaba como una droga a un adicto; ella estaba al borde del límite que dividía a los cambiaformas y a los vampiros, pero, al final, ella estaba en su territorio y les pertenecía.

Llegó a ella tan rápido como un rayo, descontrolado por el ansia que la sangre de ella le provocaba, no la miró ni por una milésima de segundo, su mirada clavada en una vena reluciente y llamativa que lucía tan tentadora para él como para una mujer en dieta lo era un pedazo de delicioso pastel, solo se abalanzó sobre su presa tal como lo haría sobre un venado o un puma y clavó sus colmillos en la piel.

El tejido de la piel humana no resistía la fuerza de depredador que Jasper poseía, aunque ciertamente tuvo mayor resistencia que la de un humano normal; normalmente la piel de un humano era suave y fácil de morder, como una especie de esponja, mientras que aquella era más como la piel de algún animal, rígida y ligeramente áspera, así que él sintió como se desgarraba bajo sus colmillos.

Pero nada importó cuando los ojos de Jasper se volvieron negros por el hambre y la primer gota de sangre cayó en él, aumentando su frenesí.

Jasper era un adicto en recuperación, y le acababan de dar una potente y adictiva droga.

No muchos podrían encontrar en ella sangre mejor que la del resto, solo Jasper, en realidad; para el resto de vampiros, ella sería la simple tentación que la sangre siempre era, pero para Jasper era mucho más que eso, era esa sangre que llegaba a acabar siempre con tu autocontrol, una vez o dos en toda tu eterna vida, el mismo tipo de sangre que, por un milagro, Edward se había resistido a beber. Era obvio para ese punto, pero Jasper no era Edward, ni tenía ese control sobre su sed.

Mientras bebía la sangre, él se planteó si Edward iba a perdonarlo, no era solo que había intentado beber la sangre de su novia sino también que había mordido a una humana, él había roto el tratado que tenían con los Quilette y ahora tendrían que irse de Forks, posiblemente para siempre.

Pero realmente no le importaba, no mientras pudiera beber sangre. No comenzó a importar hasta que Emmett y Rosalie sujetaron sus brazos, apartando su cuerpo de su presa.

—¡Deben llevarla con Carlisle para que extraiga el veneno! ¡Sigue viva! ¡Aún pueden salvarla! —exclamó Alice, recargada en un árbol y reteniendo la respiración, tanta sangre era demasiado para ella, no importaba el tiempo que llevara sin consumirla, la sangre siempre sería tentación para un vampiro que vivía a base de sangre animal.

Aún no era tarde, las manos de Jasper no debían volver a mancharse de sangre inocente.

Fue Edward el único que se atrevió a acercarse, tomó el cuerpo de la chica en los brazos, reteniendo la respiración, su bolso y las demás cosas que traía permanecieron tiradas en el suelo. Él corrió tan rápido como fue capaz, en dirección a la casa, y dejó a la chica en el sofá que había en el despacho de Carlisle.

Carlisle estuvo a su lado apenas unos instantes después, era escalofriante el aspecto de ella, Jasper no se había controlado en absoluto, su ropa estaba teñida de rojo, su cabello estaba despeinado y manchado de tierra y sangre, y su rostro también estaba manchado de aquella desagradable mezcla, pero lo peor era que no era la primera vez que ellos veían algo así y eran quienes lo habían causado.

Detener el sangrado fue lo sencillo, lo complicado sería extraer el veneno, pero Carlisle tenía experiencia con eso, bastante experiencia en realidad, era el único con completa capacidad de autocontrol, después de todo, el mismo Edward no podía estar seguro de que no trataría de beber su sangre en cualquier instante.

Los colmillos de Carlisle estaban a centímetros del cuello de la chica, centímetros de clavarlos nuevamente en la piel pero esta vez para salvarla, cuando el desgarrador grito de Alice resonó en la casa y ella abrió la puerta de la oficina, aún reteniendo la respiración para tratar de evitar la tentación.

—Tuve una visión —dijo, sosteniéndose con fuerza de Edward, que se colocó a su lado para ayudarla a mantenerse de pie, las visiones a veces la dejaban en mal estado, en ocasiones como esa—, si extraes el veneno va a morir, debes dejarla convertirse.

¿Pero dejarla convertirse no era prácticamente matarla? Un vampiro es eso después de todo, un no-muerto, debería ser decisión de alguien que conozca a la chica, o de ella misma, si preferiría morir o ser un vampiro, pero no había muchas opciones realmente.

El reloj estaba corriendo.

—Edward, ¿saben el nombre de la chica? ¿Había alguna identificación cuando la encontraron?

La ponzoña tomaba tres días en expandirse, sin embargo eran escasos minutos lo que tenían para evitarlo, para prácticamente asesinarla o extraer el veneno y así matarla. No querían ser ellos quienes tomaran esa decisión, pero su identidad podría ayudarlos en algo.

—Tenía un bolso, iré por él —dijo Edward.

Alice pudo ponerse de pie por si sola finalmente, y ambos se separaron para que él corriera al bosque por el bolso.

Los minutos pasaron, y el reloj se detuvo. Era tarde para que alguien pudiera decidir. La chica iba a convertirse en un vampiro y ya era algo inevitable, todos los sabían ya. Rosalie, Alice y Esme se juntaban alrededor del despacho para observar, ahora que la tentación no era tan grande, mientras esperaban el regreso de Edward, y Emmett cuidaba que Jasper no enloqueciera nuevamente.

Normalmente, Jasper vencería fácilmente a Emmett, pero en aquel estado descontrolado era como un neófito, no pensaba ni conocía de estrategia, así que Emmett podía perfectamente con él.

Edward llegó con esa mirada de pesadez que indicaba que sabía que había llegado tarde, que habían quitado un alma a un ser humano inocente, otra vez, y no pudo evitar ver el rostro y cuerpo de Bella en lugar de aquella chica, esa sería ella tarde o temprano, la estaba poniendo en peligro.

Le entregó el bolso a Carlisle que comenzó a revisarlo, y, pese a la situación, aún le era incómodo estar husmeando en el bolso de una mujer, la identificación estaba en su billetera y Carlisle se sintió morir nuevamente cuando la leyó.

Edward, que había escuchado en los pensamientos de Carlisle la situación, también se preocupó.

—Tenemos un problema —dijo Carlisle—, ella se llama Abigail Walker, vive en la Reserva y es parte de la tribu Quilette.

No solamente habían roto los tratados mordiendo a un humano, sino que ese humano había sido alguien directamente relacionado con los cambiaformas, tendrían que dejar Forks lo antes posible antes que todos los lobos de la manada decidieran darles cacería.

Rosalie, que había tomado el bolso cuando Carlisle lo soltó y había estado buscando una evidencia de que ella no era peligrosa, quedó paralizada, el bolso cayó y quedó a sus pies mientras ella cubría su boca con ambas manos, habría llorado si fuera posible.

Edward tuvo que hablar por ella, su mirada ensombrecida por las nuevas noticias.

—Eso no es lo peor, ella estaba esperando un bebé.

Ellos no habían arrebatado una vida, no, ellos habían arrebatado dos vidas en segundos, era sorprendente como, cuando creían que todo iba bien, las cosas comenzaban a torcerse, a salir mal, y es que Abigail Walker había sido el recordatorio que la familia Cullen necesitaba, les había recordado que no eran humanos normales y que podían hacer mucho daño.

Esa chica inconsciente que se debatía entre el vampirismo y la muerte, era la prueba que necesitaban de que, aunque se alimentaran de sangre de animales, no iban a dejar de ser vampiros, no importaba lo que bebieran, siempre serían monstruos con sed de sangre.

WHATEVER IT TAKES, jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora