Capítulo.- 01

463 67 260
                                    





Un clima frío con un cielo grisáceo, es como ahora pintaba la enorme ciudad de New York, con ráfagas de viento que traían uno de los olores más placenteros para muchas personas... Incluyéndome.

La actividad que hay en la ciudad es tanta, que podría decirse que el miedo que las personas sentían anteriormente habia desaparecido por completo de ellos, ya saben... aquel miedo de salir de sus casas y no volver a ver a sus padres, a sus parejas, a sus hijos.

Ese miedo sembrado por tantas personas que llegaron a construir su propio imperio en esta ciudad, viéndola como una de las más "débiles" en su momento, viéndola como aquella ciudad en donde las semillas podrían dar tantos frutos, que así sucedió.

Con el mando de grandes postores, con el mando de los hijos de esos postores... Con el mando de los trabajadores de esos postores.

Han pasado años desde que Charlie Jolson dejo de liderar en esta ciudad, los peores años para cada integrante de este lugar estuvieran o no relacionados con él. Desde las almas más puras hasta las más malditas habían descansado, por fin habrían de liberarse de la peste que Jolson habia dejado en la ciudad.

Claro, que a pesar de que Jolson habia muerto la mafia seguía teniendo su ritmo, uno en donde las cosas iban mejorando de apoco para la ciudad, uno donde ya no era tan inseguro salir de sus casas a disfrutar con amigos o familia, la ciudad se habia vuelto a transformar en lo que era mucho antes de que llegara el primer mafioso con ideas erróneas.

Me queda claro que le costó bastante tiempo lograr eso...

Lograr que las personas volvieran a sentir la tranquilidad que consideraban perdida, tener la amabilidad de dejar a ciertas personas relacionadas a esto hacer su propia familia, apoyarlos, ayudarlos con lo que fuera necesario en dinero y atención.

Me queda más que claro que tener esta responsabilidad no es lo más fácil, ni lo más seguro para uno mismo, es decir, para quien dirige.

Pero él, él sabía más que nadie que nada de esto sería fácil y solo pudo dejarlo a la típica cabeza hueca que lo hacía repelar por todo y nada a la vez.

No hace falta presentarme.

Todos saben quién soy, saben por lo que he vivido desde que entre a este negocio, saben por los buenos y malos momentos a los que me enfrente cuando conocí a aquellos dos hombres que me dieron un apoyo grande. No hace falta decir a que me dedico, tampoco hace falta decir de quien me enamore, a quien le di todo de mí, no hace falta decir a quien me duele no tener cada día de mi vida a mi lado.

No voy a decir que nombre bajo la mafia me dejo... Solo sé, que fui su esposa.

Misma que lo amo hasta el cansancio, misma que lo amo hasta en sus peores momentos...

¿Qué más les puedo contar? He dado todo mi conocimiento para ser responsable de más estados, solo son unos cuantos de los cuales, aun no puedo conseguir. Todo lo he logrado con grandes personas y, aunque Harry se fue de la ciudad, me he quedado con grandes hombres que han dado de todo para ayudarme, para no dejarme sola, para no dejar morir algo, que a Michael, que a mi Michael le costó levantar.

Ian y Mario, son dos hombres que me tienen encantada, su esfuerzo es tanto que terminan consiguiendo más ingreso del que ya ganaban con Michael, son dos tipos que no han dejado de ser aquellos bromistas y borrachos que gozan de buenas charlas y sobre todo, de una buena compañía.

Bastián, se quedó desde la muerte de Michael, se quedó siendo un maravilloso líder junto con Rami. No puedo describir el maravilloso equipo que son ambos, la eficacia con la que obtienen resultados. Son dos más de mi centro de apoyo.

Demerol  |[SG Libro 4]|       |[FINAL]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora