A los 19:

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Taehyung despertó con Kook recostado a su lado. El pelirrojo frunció el ceño, antes de darle una ligera patada.

— Mhmmph — murmuró Kook con la cabeza pegada a la almohada.

— ¡Buenos días a ti también! ¿Cuándo llegaste y qué haces en mi cama? — Kook se dio la vuelta y se cubrió los ojos con el brazo.

— Hace dos horas, no quería pelear con mis padres así que vine directamente hacia acá.

Taehyung sonrió.

— Está bien, descansa todo lo que quieras, yo debo ir a la escuela, nos vemos. — depositó un leve beso en la sien de su amigo y corrió al baño. Tenía que empezar su rutina diaria pronto si no quería llegar tarde.

La señora Kim adivinó qué sucedía apenas Taehyung puso un pie en la cocina; había un algo que cambiaba en la cara de su hijo cada vez que Kook regresaba a la ciudad.

— ¿Está aquí?

Taehyung sólo asintió con la cabeza, demasiado ocupado tratando de beber té caliente lo más rápido posible.

— ¿Y ésta vez se quedará?

Taehyung se pasmo, no le gustaba hablar al respecto. Lo único que odiaba más que no tener a Kook a su lado todo el tiempo, era tenerlo y saber que tenía un reloj de arena sobre su cabeza marcando el tiempo que les quedaba juntos.

— Tal vez si se lo pidieras él se quedaría.

Taehyung negó con la cabeza rápidamente.

— Jungkook es un alma libre, madre, no le podría hacer eso.

*

La historia del pequeño niño Kim y el menor de los Jeon empezó un día soleado de junio, ambos se conocieron bajo un árbol y desde ese día fueron inseparables.

Kook era un niño bastante inquieto que solía correr y brincar hasta cansarse, escalaba cualquier árbol, barda o resbaladilla que se le ponía enfrente y nunca se detenía, sin importar las veces que cayera

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Kook era un niño bastante inquieto que solía correr y brincar hasta cansarse, escalaba cualquier árbol, barda o resbaladilla que se le ponía enfrente y nunca se detenía, sin importar las veces que cayera. Taehyung por el contrario era más tranquilo, él solía aislarse del mundo y no hablar con nadie, nunca miraba a las personas a los ojos y prefería que se le dejara solo.

Al inicio los mayores no entendían su amistad, pero a ellos no les importaba mucho, los mayores nunca entendían lo importante. Ese verano lo pasaron bajo el sol, y el primer día que Taehyung pudo quedarse a dormir en casa de los Jeon, Kook cargo dos sacos para dormir y los colocó en el pequeño jardín trasero.

— Algún día viajaré por todo el mundo. — sus pequeños brazos se alzaron al aire mientras sus manos se abrían señalando el cielo

— ¿Por todo el mundo? – preguntó sorprendido el pequeño Taehyung.

— Todo, todito.

— ¿Y no te da miedo perderte? – Taehyung no se atrevía a salir solo a la calle, su mayor temor era no poder volver a su casa con su mamá.

Entre fotos y año nuevo... || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora