Capitulo 02 Un aroma que enamora a cualquiera

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A lo que el entrenamiento termino Fubuki dio la señal de que ya podían irse a casa, todos asintieron y fueron a los vestidores, Yukimura vio el uniforme y camino hacia el entrenador dispuesto a devolvérselo. Le hizo señas de que lo tomara, el peli plata miro al menor de reojo.

- Quédatelo... por lo menos hasta que te hagamos uno propio – dijo Fubuki sin mirar al menor, este solo asintió y guardo el uniforme en su bolso, nadie se había ido aun, el peli azul se despidió de todos y se fue corriendo a casa – Chicos váyanse pronto a casa, se aproxima una tormenta – dijo el mayor con voz de liderazgo mientras tomaba sus cosas y comenzaba a caminar.

- Nos vemos mañana entrenador – se despidió uno de los chicos del equipo, Fubuki no contesto sin embargo levanto una mano en señal de despedida.

El viento soplaba muy fuerte y la vista era un poco borrosa, Fubuki se puso la capucha de su chaqueta y metió las manos en los bolsillos de esta intentando refugiarse del frió. Camino con dificultada, el piso estaba resbaloso y tuvo que marcar un paso firme y lento, usualmente se tardaba 20 minutos en ir del colegio a su casa, pero llevaba más de 15 minutos caminando y no iba ni por la mitad. Algo hizo que el peli plata se detuviera, algo lejano que sobre salía entre la blancura de la atmósfera, algo azul en el suelo, se acerco marcando un paso más rápido hasta llegar al objeto, casi se le salen los ojos al ver que era.

Aquello azul que distinguió a lo lejos era el cabello de Yukimura quien en ese momento estaba tirando en el suelo recubierto por la nieve y más pálido de lo normal, hasta se podía decir que la piel del niño tenía un tono azul. El mayor se puso de rodillas y batuqueo aquel delgado cuerpo pero el niño no reaccionaba. Tomo la chaqueta del niño y se la quito, luego se quito la del él y arropo a este con ella. Tomo las cosas del chico en sus hombros y a este entre sus brazos tal cual princesa y corriendo intentando no resbalarse llego hasta su casa.

Al entrar a casa llevo al menor a su habitación y le saco toda la ropa excepto los bóxers, las ropas del niño estaban mojadas por culpa de la nieve, busco entre sus cosas la ropa más pequeña que encontró y cambio al menor, lo arropo con sus sabanas y tomo aire. Todo eso lo hizo muy apurado y había quedado agotado.

Se quito sus ropas y se puso unas mas abrigadas, bajo las escaleras y preparo algo de tomar.

Unas cuantas horas más tarde

Yukimura frunció el seño y se dio vuelta abrazándose a la almohada. Inhalo con fuerza.

Pov. Yukimura 

¿Qué es este aroma?-Se pregunto el menor inhalando de nuevo-Es exquisito.El menor abrió los ojos y miro aquella almohada, no era la suya, volteo a ver el lugar, definitivamente esa no era su habitación, alzo las sabanas y vio sus ropas, las cuales le quedaban terriblemente enormes, se levanto de la cama y de inmediato los pantalones se le vinieron abajo, suspiro, se los volvió a poner y los sujeto con la mano izquierda para poder caminar sin que se le cayeran, con la mano derecha tomo el camisón y se lo acerco a la cara, inhalo con fuerza, era el mismo olor que tenia la cama y toda la habitación.-¿Quien será capaz de producir un olor tan dulce?-Se pregunto mientras volvía a oler la ropa, era un aroma dulce, pero se notaba que era de un hombre-Parezco un enfermo obsesionado-resignado salió de la habitación caminando descalzo por el suelo el cual estaba un tanto frió. Al bajar escucho que alguien estaba en la cocina, intentando no hacer ruido se asolo por la puerta y casi se le cae la mandíbula al suelo al ver quién era.Aquel amable hombre que también era su entrenador era al parece el dueño de aquella casa y también de aquel embriagante aroma que había dejando un tanto embobado al peli azul, toco el marco de la puerta haciendo aviso de que se había levantado y que estaba por entrar, el mayor volteo a verlo.

Pov. Fubuki

La mirada del peli plata pasó por cada pequeño rincón del cuerpo del menor, observo su cabello desordenado, sus ojos agotados, el cómo sujetaba el pantalón para que no se viniera abajo y como su piel seguía mucho más pálida de lo que realmente era.

No vayas a violarlo, no lo hagas, quédate hay y no te muevas, ¡No Vayas A Violarlo!-El mayor trago el seco y desvió la mirada, un ligero sonrojo se había tornado en su rostro, el peli azul se veía tierno y hasta deseable, pero sería impropio y antimoral tener pensamientos fuera de tono hacia el menor. A pesar de eso, el mayor no pudo evitar pensar ciertas cosas como que el menor estuvieras desnudo, en una cama, todo sudado, jadeando y gimiendo-YA BASTA FUBUKI-se cacheteo mentalmente.

- Ven, siéntate... prepare chocolate caliente - le invito el adulto al niño intentando salir de sus pervertidos pensamientos, el menor seguía parado frente al marco de la puerta sin moverse y sin decir nada, finalmente camino hacia la pequeña mesa en la que solo habían dos sillas y se sentó, Fubuki puso la taza con el chocolate caliente en frente del pequeño y este la tomo con ambas manos, acerco la taza a su rostro e inhalo con fuerza, adoraba el olor del chocolate, con cuidado de no quemarse tomo un sorbo.

- Muchas gracias Fubuki-sempai - le agradeció el menor regalándole una pequeña sonrisa al mayor, su voz había salido de una forma muy ronca, al parecer tanto dormir había ocasionado eso, aquellas palabras más la sonrisa del pequeño hizo que el mayor se sonrojara y desviara la mirada...

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