LENA CARTER
3 años después...
Mi nombre es Lena Carter, tengo 17 años. Soy una chica normal, la cual a atravesado por diversos obstáculos, pero aquí estoy, firme. También, soy fundadora de este pequeño grupo donde ayudamos a jóvenes a salir de sus adicciones.
En este momento nos encontramos en el salón de reuniones.
― ¿Alguien más quiere decir algo? Les escuchamos.―dice la psicóloga Nelly, miro ambos lados y todos mueven la cabeza en señal de no.
―Emm... e... yo. Yo qui-quisiera...―veo a la chica de cabello rojo levantando la mano tímidamente. No la he visto antes por el pueblo.
―tranquila, te escuchamos ―contesta Nelly con una sonrisa.
Toma un suspiro y continua ―Mi nombre es Maya ―baja la cabeza y veo como entrelaza sus dedos, inquietamente.― y como sabrán algunos, estoy metida hasta más no poder... y... yo-yo... lo siento no de-debería estar aquí―sin poder decir nada más, se levanta y va corriendo como un rayo.
―Aguarden un momento― digo y me levanto, salgo en dirección a la calle y ya no hay rastros de la pelirroja. Vuelvo a ingresar al salón. Y con una mueca miro a Nelly.
Se levanta ―Creo que esto ha sido todo por hoy, nos vemos el jueves. Que tengan una linda noche, saben que no están solos.― se despide. Ella es psicóloga y es mi prima pero aquí nadie sabe eso. Tras los sucesos del pasado, mi vida dio un giro de 180°.
En el pueblo donde vivo se llama Panambi, está a unas horas de la ciudad. Es un pequeño lugar, pero muy peculiar.
Las adicciones, han hecho que cada joven se nuble. Que lentamente vayan cayendo. Que tengan la idea de que es imposible salir de esa oscuridad, de esa tormenta. Es por eso que este grupo se ha creado.
Hace 3 años atrás pasaron varias tragedias lo que hicieron que por poco caiga en depresión. Hasta que un día en mis sueños apareció Liam diciéndome que ayude a los demás, que si él tuvo una mala experiencia con las drogas, que yo no siga sus pasos y que al contrario ayude a estos jóvenes a volver a brillar. Hace un año fundé este grupo y he pedido a Nelly que me ayude con los jóvenes ya que ella tiene una formación académica para esta labor; este grupo no tiene nombre pero ha funcionado de maravillas para la mayoría.
― ¡tierra llamando a Lena!―grita Gina. La observo con una sonrisa ―di tu frase para irnos.
―Ok ―río ―Si me necesitan, mi móvil está disponible las veinticuatro horas―sonrío y señalo el móvil. Siempre termino diciendo esto por los que todos ríen.
―Gracias Lena―comenta José, un chico alto con rulos.
― ¡Nos vemos!―se despiden las gemelas Carson.
Se acerca el moreno ― ¿te llevo?― es Thiago.
―Si ―.respondo un poco cansada.
Nos subimos a su automóvil y charlamos de cosas triviales
―Lena, sé sincera...―me mira por unos segundo hasta que vuelve la vista a la carretera― ¿confías en que lo lograremos? ―Thiago se pone serio.
―y esa pregunta ¿a qué viene, Thiago? Claro que lo lograrán―golpeo su hombro― veo el esfuerzo de cada uno. Eso me motiva a seguir con ustedes y a apoyarlos― estira su mano y coloca sobre la mía, siento un leve apretón.
―te lo agradezco de corazón... sin ti estaríamos perdidos ―finaliza.
―no es así, ustedes son capaces, solo faltaba un empujoncito ―lo aliento y me suelta la mano aferrándose nuevamente al volante.
Unos minutos después estaciona frente a mi casa―gracias por traerme. Nos vemos mañana en el instituto ―le sonrío y salgo del vehículo.
―Nos vemos, cuídate ―se despide y acelera hasta perderse en el camino.
Desde la partida de Liam; Thiago y yo nos hemos hecho muy buenos amigos, estuvo a mi lado en los momentos más difíciles.
Respiro hondo e ingreso a mi casa
―¡hola! ―digo en un tono elevado para que me escuchen mis padres.
― ¡hola cariño! estamos en el comedor... ¡ven aquí!― escucho decir a mi madre
―hola hija, ¿qué tal te ha ido?―pregunta mi padre.
―estuvo genial, van tomando confianza de a poco.―confieso apoyándome en la mesada
―me alegro, y más aún porque te ha traído Thiago― comenta mi madre ―pero ahora a lavarse las manos, la cena está lista.
A mi madre le ha simpatizado desde un principio Thiago, por ser un joven muy amable y servicial, lo que no quiere entender es que él y yo solo somos muy buenos amigos.
Estamos cenando, cuando veo a mis padres echarse miraditas y cenando en silencio. Ayer llegó mi padre de su viaje y ha estado muy callado. Es raro viniendo de él. Levanto la cabeza y carraspeo la garganta para que me presten atención.
― ¿Qué me están ocultando?―pregunto, miro a ambos entrecerrando los ojos. Papá tose y toma su jugo, miro a mamá.
―no es nada cariño― responde sin levantar la mirada
― ¿segura?― vuelvo a preguntar.
―Molly, aquí no nos mentimos―dice mi padre tomando la mano de mamá. ―hija, es que... los vecinos Anderson...―duda mi padre y mira a mi madre dando a entender que le cede la palabra.
― ¿Que tienen ellos?―cuestiono, ya fastidiada. Lo que más odio es que me oculten las cosas.
―Cariño, ayer llegó el sobrino de ellos.―continua mi madre, sigo sin entender porque tanto misterio. Sacudo mis hombros.―y los Anderson... vinieron a preguntar por ti, dijeron si podías ayudar al chico ya que es de tu edad y no conoce a nadie aquí ―confiesa.
―me lo hubieran dicho desde un principio, claro que si ―digo alegremente― no entiendo porque tanto misterio si nos llevamos muy bien con esa familia ―sonrío.
―hija, es un joven muy problemático por eso lo han enviado a Panambi.―continua mi madre ― No queremos que te haga daño.
―Pues ―suspiro ―mírenme, llevo trabajando con muchos jóvenes, ya perdí la cuenta de cuantos son en total. Estoy ilesa, mejor dicho me siento muy bien con ellos. No tienen de qué preocuparse―tomo de la mano a mis padres.
Mi papá me sonríe alegremente, mientras que mi madre solo hace una mueca―estaré bien.―solo digo eso y me levanto de la mesa― muchas gracias, ahora voy a ir a estudiar mañana tengo un examen.
―buenas noches ―contesta mi madre y mi padre asiente con la cabeza.
Subo a mi habitación, me cepillo los dientes y voy directo a abrir mis libros.
Me quedo pensando en aquel joven. Mis padres nunca me prohibieron hablar con alguien más bien me han alentado a seguir realizando las charlas para mis amigos... sí, amigos, en eso se han convertido cada uno de ellos. Despejo mi mente ya que debo estudiar.
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Ser luz en la vida de los demás.
JugendliteraturDicen que un nuevo amanecer es una nueva oportunidad... es por eso que llega esta historia para demostrarte que no todo está perdido, que podemos equivocarnos, que podemos caer miles de veces, pero está en cada uno poder re-descubrirnos y volver a b...