3. Perfección

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Los rumores no duraron mucho, pues la vuelta a la normalidad de Isabela no tardó en llegar, su sedoso cabello rubio largo, su hermosa y perfecta piel, su semblante serio y elegante y por supuesto su estricta compostura.
Tras dos semanas de lo anterior sucedido ya nadie se acordaba de lo que pasó, al menos nadie se atrevía a decir ni una sola palabra...

(...)

Isabela se despertó como de costumbre a las 4:30 para hacer su perfecto y detallado ritual de belleza, tan delicado y superficial como su propia vida.

Tras una terrible noche, con visiones y voces de quien no debe ser nombrado torturando su fuerte pero no indestructible mente solo quedaba aparentar que estaba bien, porque estarlo no era una opción, más bien un inalcanzable sueño.

Empezó ordenando todo su cuarto, puesto que estaba sola, menos mal, al terminar se preparó un relajante y laborioso baño de belleza, llenando la bañera con leche, pétalos de rosas rojas y esencia de rosas para mantener su brillante piel y aliviar aquellos temblores que ocasionaban los recuerdos de las visiones.

Mientras llacía sumergida en aquella bañera sus lágrimas empezaron a caer sin poder evitarlo, llevaba más de dos semanas sufriendo constantes amenazas que sabía que eran reales y no un simple susto, debía seguir ahí, a pie de cañón, porque esto solo era el principio de algo terrible pero grandioso.

Después de reflexionar y darse ánimos ella misma se dió una ducha normal intentando dejar salir todos esos pensamientos que la consumían, pues solo tenía 16 años. Por consiguiente, hizo toda su rutina de skincare perfectamente detallada, con los mejores productos y la mayor de las paciencias. Después del skincare vino el cuidado de su preciada melena y para terminar se maquilló tapando solo las pequeñas marcas de llevar durmiendo fatal desde hace más de 2 semanas y potenciando sus perfilados y finos rasgos de la más hermosa modelo.

Miró el reloj y ya eran las 6:50, por lo que no tardó mucho en vestirse con la mejor marca de ropa interior, su impecable camisa blanca, al igual que su corta pero no vulgar falda, acompañada de unos tacones discretos pero elegantes y su caro perfume.

Las gente se preguntaba cómo era posible que fuera tan bella, pero ellos sólo ven el resultado de un esfuerzo continuo y sobre todo, ven el resultado de una actitud destructora y completamente empoderada, quizás eso era ella, la figura de la adolescente más diva del instituto que engendra motivación o envidia. Era fácil odiarla pero también lo era amarla, aunque realmente nadie llegara a conocer su verdadera y más oculta cara.

Cogió su bolsa con sus materiales necesarios y ahora tocaba la parte que más odiaba, ir al gran comedor. Empezó su camino silenciosamente hacia aquella gran sala llena de asquerosa gente y de asquerosa comida, acompañada solo del continuo sonido de sus tacones resonando en el frío suelo de piedra.

Era temprano, por lo que al llegar no vio a mucha gente, cosa que agradecía, aunque ni siquiera estaban todos lo profesores. Se sentó en un lado de la mesa de slytherin y observó toda la comida que había delante de sus narices, en realidad no sabía por qué estaba allí, quizás para mentalizarse de que tenía que comer, para observar cómo lo hacían los demás o quizás solo para torturarse un poco más. No era fácil ver como todos disfrutan de algo tan básico y necesario y ella solo sentía repulsión y sobretodo, miedo.

Pasaron los minutos y allí seguía, observando todo tipo de platos, desde los más cargados en calorías hasta los más "saludables" y en su mente solo rondaba un pensamiento "Puedes aguantar" y era verdad, podía aguantar, porque de tanto decírselo ya no tenía hambre pero quizás acabaría en la enfermería alimentada a base de sueros.

No siempre había sido así, bueno, más o menos. Antes tenía a personas que se preocupaban por ella y la obligaban a comer, quizás era eso lo que estaba esperando, alguien que le demostrara ese amor cuidándola, pero sabía que eso no iba a ocurrir, por lo que se armó de valor y vertió en su plato 2 fresas y 4 arándanos, acompañado por supuesto con su té verde matutino que debía beber antes de consumir cualquier alimento. Todo iba bien, estaba decidida en que esa mañana iba a desayunar, pero justo cuando clavó el tenedor se dió cuenta de que no podía, su estómago se retorció y por su garganta pasó una arcada.

Consumida.☆.・。゚-los Merodeadores Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora