El fin de semana transcurrió rápidamente, las clases ya volvían a empezar y lo días volvieron a ser más grises, Isabela no podía juntarse con los merodeadores por orden explícita de su hermano y muy a su pesar.
En el fondo sentía que era lo mejor, así no se hacía falsas ilusiones con una vida diferente y así tampoco le hacía falsas ilusiones a Sirius con un amor que era imposible.
La rubia cada vez tenía más pesadillas y visiones, por no hablar de la sensación de mareo que le acompañaba durante casi todo el día, tanto que ni siquiera podía concentrase en las clases.–¿Estás bien?– Interrumpió Regulus sus pensamientos y ella solo asintió como ya se hacía costumbre mientras se llevaba un trozo de desayuno a la boca. Realmente Isabela no sentía que estaba viviendo, solo estaba en modo automático y todo parecía funcionar mejor que cuando ella tomaba el control.
–Lo siento Reg, me voy a clases, luego te veo– le dijo sabiendo que volvería a insistir.
Se fue antes de que alguien dijera algo y se metió en el mismo servicio que siempre y volvió a hacer lo de siempre... ya no le importaba, sabía que no iba a salir de ahí y aunque fuera duro ya estaba acostumbrada, tampoco es como si quisiera dejarlo, a ver, quiero decir, Isabela sabía que eso era lo único en lo que tenía su total control y aunque fuera tóxico no quería parar consiguiendo sin darse cuenta que eso la controlara a ella.
Caminó apresuradamente hasta el aula de pociones y raramente se sentó al fondo ha esperar a que los demás alumnos entraran y que Sirius no pusiera las cosas más difíciles, cosa que obviamente no iba con el pelinegro, el cuál entró con sus amigos haciendo ruido como de costumbre, un ruido que resonó fuertemente en la cabeza de Isabela.
–Está ahí.
–¿Qué hace atrás?
–¿Está rara no?
–Callaros
Susurraron uno detrás de otro justo antes de que Sirius se armara de valor para acercarse a ella.–Hola– Le seguía poniendo nervioso y mucho más después de este cambio de actitud tan repentino.
–Hola– Contestó cortante y desviando la mirada haciendo que Sirius se preocupara.
–¿Me puedo sentar contigo?– preguntó temeroso la pregunta que Isabela también temía, porque la aceptaría sin dudar pero no debía hacer eso y mucho más sabiendo que Severus estaba también en esa clase y se lo diría a Lucius.
–No– contestó llevando todos sus sentimientos al fondo de su corazón, tal y como lo había hecho siempre. Sirius ignoró su respuesta y se sentó a su lado mientras la miraba.
–¿Qué ha pasado?– Isabela no tenía ganas de hablar, bueno en realidad no tenía ganas de nada y mucho menos cuando empezó a ver borroso.
–Nada, estoy bien– dijo con mucha dificultad mientras se sujetaba la cabeza con los brazos apoyados en la mesa– no lo hagas más complicado.
–¿Estás mareada verdad?– no hubo ninguna respuesta y él supo que esto ya estaba yendo demasiado lejos– nos vamos.
–¿Qué dices?– susurró sin mirarlo.
–Antes de que venga el profesor y tengamos que dar explicaciones, nos vamos ya– dijo y se levantó ofreciéndole una mano a la rubia, la cuál se lo pensó pero la aceptó y se levantó como pudo.
Estaban cerca de la puerta y no los vio casi nadie, aunque exceptuando a los merodeadores obviamente.
Sirius ayudaba a la Malfoy mientras ella solo hacía el esfuerzo de mantenerse en pie y consciente.
–¿Dónde vamos?– consiguió decir.
- A la enfermería, no puedes seguir así_ Isabela paró en seco.
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Consumida.☆.・。゚-los Merodeadores Y Tú
FanfictionIsabela Malfoy, ella es la persona de la que vamos a hablar, alguien a quién rompieron en mil pedazos y seguía en pie, su sonrisa ya estaba destruida y el brillo de sus ojos estaba consumido pero nunca se rindió, siguió adelante hasta que su corazón...