Isabela Malfoy, ella es la persona de la que vamos a hablar, alguien a quién rompieron en mil pedazos y seguía en pie, su sonrisa ya estaba destruida y el brillo de sus ojos estaba consumido pero nunca se rindió, siguió adelante hasta que su corazón...
Pasaron los días y ya llegó el fin de semana, había sido una semana rara, aunque no mala.
Todavía quedaba una semana para la fiesta pero Sirius ya estaba muy inquieto, por fin le estaban saliendo bien las cosas con ella y eso le hacía inmensamente feliz aunque también era bastante raro, ya saben de su fama de mujeriego.
Isabela seguía con incesables pesadillas y visiones pero cada vez las llevaba mejor, a lo mejor porque por el día lograba olvidarse de ellas y solo las combatía cuando caía la noche. Se despertó como ya era habitual a las 4:30 y volvió a repetir su diario ritual.
En realidad no sabía por qué lo hacía, le gustaba, pero era un gusto extraño, le gustaba sentirse inalcanzable, una muñeca perfecta y también le gustaba sentir ese vértigo de sobrevivir con apenas poder dormir y sin comer y aún así seguir viéndose bien y eso quizás era una actitud tóxica hacia su persona pero realmente amaba sentirse de alguna forma inmortal, aunque le llevara a algo muy diferente.
Decidió ponerse algo cómodo y simple, no tenía ningún plan por lo que optaría por pasar un sábado tranquilo.
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Dejó su pelo lacio y suelto completamente y se maquilló de forma natural como siempre. Era hora de desayunar y aunque se planteó varias veces no ir, recapacitó y pensó que si no la veían iba a ser muy sospechoso, por lo que se encaminó al gran comedor.
Caminó tranquilamente rezando para que no hubiera mucha gente y así poder pasar desapercibida pero al llegar se dió cuenta que sus súplicas habían sido en vano, ya que nada más alzar la vista pudo ver al dichoso grupito de Gryffindors que sin quererlo le alegraban el día y por si fuese poco, también estaban el grupito de su casa, que lo formaban ni nada más ni nada menos que: su hermano Lucius, Regulus, Severus, las tres hermanas Black y algunos otros de los cuales no se esforzaba por aprenderse sus nombres.
Tenía dos opciones, o se sentaba con los Gryffindors y se divertía pero sería juzgada por los slytherins o se sentaba con los slytherins donde hablarían de cosas estúpidas como insultar a hijos de muggles... Eligiera la que eligiera tendría que comer aunque quizás engañar a los merodeadores sería más fácil que a su hermano, el cuál ya la había llevado más de una vez a urgencias. Seguía debatiéndose internamente hasta que Remus la vio y levantó el brazo para que los acompañara y no tuvo otra opción.
Llegó a la mesa de los leones intentando pasar desapercibida y Sirius se echó a un lado para que pudiera sentarse con él.
*****
Era bastante temprano en la habitación de los chicos y aunque fuera sábado a Sirius no le apetecía seguir durmiendo, tenía una presión en el pecho acompañada de una sensación rara, como euforia aunque sin sentido alguno.
Se levantó y se metió a bañar y a cuidar su hermosa imagen, la cual no se cuidaba así como así, Isabela no era la única que tenía un ritual extraño a seguir, aunque obviamente el de sirius era mucho menos estricto y elaborado.
