Isabela Malfoy, ella es la persona de la que vamos a hablar, alguien a quién rompieron en mil pedazos y seguía en pie, su sonrisa ya estaba destruida y el brillo de sus ojos estaba consumido pero nunca se rindió, siguió adelante hasta que su corazón...
Por fin era Sábado y todos los invitados a la fiesta estaban ansiosos por volver a asistir a una fiesta y aún mejor, a una de los merodeadores. Isabela estaba raramente feliz y emocionada, iba a estrenar un hermoso vestido rojo diseñado por ella misma y eso era increíblemente motivador para seguir su sueño.
La rubia se dedicó todo el día a ella misma, con un largo baño y muchos cuidados y tratamientos carísimos que la dejaron radiante y completamente perfecta.
Su pelo dorado semejaba oro cayendo por su delgada espalda descubierta y su delicado maquillaje resaltaban sus finos y hermosos rasgos, a la vez que le dejaban el suficiente protagonismo a su hermoso vestido.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando terminó de alistarse resolvió rápidamente el acertijo y al ver que ya era la hora se dispuso a irse tranquilamente para llegar un pelín tarde y que todos pusieran su atención en ella. ...
En otro lado del castillo unas horas antes del inicio de la fiesta se encontraban los merodeadores quienes le plantaban cara a un furioso Lucius.
–¡Que la dejes en paz, eres tan capullo que no ves que se junta con nosotros para alejarse de ti y vuestro séquito de mortifagos!
–¿Y tú que sabes Black? Ni siquiera has sido capaz de proteger a tu hermano no lo intentes ahora con MI hermana.
–Ni se te ocurra sacar el tema del hermano de Sirius, Malfoy– entró ahora James.
–¿O qué? ¿Me harán una absurda broma? Son unos infantiles y unos traidores que ni siquiera merecen estar aquí.
–No te metas con mis amigos Malfoy – habló ahora seriamente Remus– no tenemos la culpa de que Isabela sea inteligente y no quiera ser como vosotros.
–No me hables, mestizo– dijo y nada más terminar de pronunciarlo recibió un puñetazo en la mandíbula por parte de Sirius.
–Estás tan oxigenado que no te llega la sangre a la cabeza, por muy "limpia" que sea– dijo irónicamente y Lucius se recompuso dispuesto a devolverle el golpe.
