Su bolso.Su único bolso fue arrebatado de sus propias manos.
Sin haber dado ni siquiera diez pasos del barco Jeon Jungkook ya había sido robado. Ni siquiera tuvo tiempo de ver al ladrón. Jungkook no podía ver nada en el puerto pobremente iluminado. La gente maldesia al pasar, empujando, y abriendo camino para salir del infierno que era la zona del desembarcadero. Ya acostumbrado al movimiento constante del barco, él luchaba por mantener sus pies estacionados ante la masa que se movía constante. Muchos buscaban a sus amigos o familiares gritando, saltando, agitando los brazos buscado la atención de alguien. Otros, aprovechaban la oportunidad para promover sus trabajos. Con antorchas y carteles en las manos, uno gritaba con la voz como la de una trompeta, que La Taverna del Perro Negro ofrecía la cerveza más fuerte al precio más bajo. A unos pasos de ese otro hombre, su competencia, insistia que él no era mas que un mentiroso y charlatan. Ademas, exclamaba que La Taverna De La Felicidad era la única que no sustituye la carne de cordero por la de perro. A Jungkook en realidad no le importaba. El quería salir de la multitud y encontrar al ladrón. Se conformaba con el hecho de haber protegido su cartera y considerarse afortunado. Al menos nada de valor se había perdido —solo ropa, pero dado lo helado que Avryn era en otoño, tal vez si fuera un problema.
Jungkook seguía la fluidez de la multitud, aunque de todas maneras no es que tuviera opción alguna. Dado a su altura podía ver un poco por encima de las cabezas pero aun así sin conocer el lugar igualmente no sabía a dónde se dirigía. Después de haber pasado semanas en el barco con el constante olor de sal en el aire, el puerto había reemplazado ese olor por pescado, humo, y alquitran.
Jungkook seguía a tres hombres cargando jaulas con varias aves de colores, las cuales golpeaban sus alas contra el metal. Detras de el caminaba una pareja pobremente vestidos. El hombre cargaba dos maletas, una sobre su hombro y la otra debajo de su brazo. Aparentemente a nadie le parecía importante esas pertenencias. Jungkook se dio cuenta que debería de haber vestido otra cosa. Su traje no solamente era inutilmente ligero, pero en una tierra donde lo normal era cuero y lana, su traje de lino blanco y capa adornada con bordes dorados definitivamente gritaban riqueza.
—¡Aqui! ¡ Por aquí! — La distintiva voz era uno más de los sonidos que se mezclaba con los gritos, vagones, llantas, campanas, y silbidos. — Por aqui. Si, usted, venga. ¡Venga!
Llegando al final de la rampa y apartado de la congestión, Jungkook vio a un chico adolescente. Vestido en ropa desgastada, él esperaba debajo de una linterna. El joven sostenía en una mano el bolso de Jungkook y enseñaba una enorme sonrisa radiante. — Si, si, usted ahí. Por favor venga. Justo por aqui, — él llamaba, saludando con su mano libre.
— ¡Ese es mi bolso! -Jungkook exclamo, luchando por llegar hasta él siendo retrasado por la multitud restante.
— ¡Si! ¡Si! — El muchacho repetía ensanchando su sonrisa, sus ojos brillaban con entusiasmo. — Es usted muy afortunado que se lo haya quitado o si no alguien seguro que se lo habría robado.
— ¡Tu lo robaste!
— No. No. De ninguna manera. Yo he estado protegiendo fielmente su propiedad mas preciada. — El muchacho se irguió derecho y Jungkook pensó que haría un saludo. — Alguien como usted no debería de cargar su propio bolso.
Jungkook pudo pasar entre unas mujeres que pararon a consolar a un niño que lloraba, solo para momentos después ser retrasado por un hombre llevando un largo vagón.
— ¿Que quieres decir con "alguien como usted"? —Jungkook grito sobre el vago mientras el hombre forcejeaba enfrente de él.
—Es usted un Gran Caballero, ¿Si?
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Tempest Rider
Adventure- En serio odio a la gente como tu, - Jungkook dijo, sacudiendo su cabeza, - Acabo de llegar aqui. Estuve en el mar por un mes, un mes! Eso es lo que tarde en viajar para escapar cosas como estas. - Sacudió su cabeza en disgusto, - Y aquí están- t...