-Tata, tata.
-¿Quéééé?- respondo de mal humor.
-Tienes un huevo en la cabeza.
-Vale, ¿y?
-Pues, que tienes un huevo en la cabeza.
-¿Afecta para algo en tú vida el hecho de que tenga un chichón?- abro el ojo izquierdo sin muchas ganas; niega con la cabeza enérgicamente y lo vuelvo a cerrar.
- Pues entonces deja de darme el coñazo y vete a joder a otra persona.- concluyo intentando contenerme.
-Solo te estoy diciendo que tienes un huevo en la cabeza.
-¡Déjame!
-¡Que tienes un huevo en la cabeza!
-Dé-ja-me. G-A-E-S, ¿te lo repito?- me levanto de la cama.
-H-u-e-v-o,- hace un círculo con las manos,- en la cabeza.- y se señala la cabeza, cubierta por su melena castaña a lo Einstein.
-Eres... Eres...- "Gilipollas".- Douchebag.
-¡A mí no me hables en mandarín!- se pone roja de la ira (no quiero ni imaginarme cómo se pondría si le dijera lo que significa). Harta de escucharla bajo a la cocina, donde mis padres se gritan.
-¡Qué no nos vamos a hacer vegetarianos, Jimena!
-¡Qué si!
-¡Estoy harto de no ser el que lleve los pantalones puestos en esta familia!- "Oy, oy, oy... Si empiezan con los pantalones, acaban hablando de la suegra..."- ¡A partir de ahora los llevo yo!
-¡Ah, no! Me cediste los pantalones ante los ojos de Dios cuando nos casamos, el día que te los dé será el día que me muera.- escupe en el suelo y se cruza de brazos satisfecha.
-¡Los pantalones siempre los ha llevado tú madre, y nos casamos antes los ojos de Elvis!- "O de un imitador de Elvis..."
-¡¿Se puede saber qué te ha hecho mi madre, por qué la odias tanto?!
-¡No la odio, la tengo respeto!
-¡Pues eso, que te tiene cogido por los huevos!¿Qué habrás hecho?
-Mmm no sé, Jimena... ¿Dejar a su hija embarazada y casarme con ella?- responde sarcástico.
-Culpa tuya.
-El sexo es cosa de dos.
-Fue a ti al que se le olvidaron los condones.
-Más vale condón en pene, que nueve meses y un nene... Bueno dos.- interviene Kay, que mira a uno y a otro como en un partido de tenis mientras desayuna.
-¡Olé, mi niño, olé! Qué listo me has salido, hijo mío.- dice mi madre plantándole dos besos en la mejilla.- Bueno, ¿de qué estábamos hablando?
-De que no nos vamos a hacer vegetarianos.- digo sentándome a desayunar junto a Kay y Kevin, que acaba de bajar.
-Ah, es verdad.- dice mi padre.- ¡Que no!
-¡Y dale, que si!
-¡Que no!- un brusco silencio se cierne sobre la casa. Se miran fijamente durante segundos, minutos... Los chicos y yo miramos la escena espectantes, a la espera de alguna reacción (sobre todo por parte de mi madre, que es la más cachonda de los dos). La tensión que hay en el ambiente se puede cortar con un cuchillo; es como una de esas películas de vaqueros en las que los contrincantes se miran fijamente, desafiantes, a punto de coger sus respectivas pistolas, con la típica musiquita que caracteriza este tipo de pelis y con una de esas plantas redondas pasando justo por el medio (lo único que cambia es el escenario y los personajes; aunque, conociendo a mi madre, la verdad es que se asemeja mucho al malo de la peli, despiadada y temeraria). Me froto los ojos aún con sueño, y cuando los vuelvo a abrir... Mi madre le tiene cogido por la oreja y tira de él hacia la puerta de la calle, la abre y le echa fuera a patadas, literalmente.
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¿Y si te callas y nos besamos?
ParanormalAliona, una chica de 17 años, se encuentra de sopetón con el amor por primera vez; pero ella no cree en esas cosas, demasiado bonito para ser verdad, ¿no? Sin embargo, es algo que no puede obviar porque lo está viviendo. Lo que pasó hace años la ha...