(Inspirada en "Light and shadow de League of legends")
Aclaración: Lancelot una vez fue parte de los inefables, cuando estaba con la protagonista. Pero se corrompió siendo parte de los paladines.
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Bien. Empecemos por resumir la gran historia de ____. Una mujer que anteriormente había sido asesinada.
Como consecuencia, tuvo que vivir entre las constelaciones, dando la vida una vez más por los inefables, esparciendo sus restos alrededor de toda la galaxia como un ser de luz.
Nimue recurrió a ella para aliarse en contra de los paladines rojos, debían revelarse y necesitaban la mayor ayuda posible aún así ella fuera la última opción, porque asi fue.
No era fácil revivir a un ente demasiado poderoso, podría traer consecuencias graves.
Nadie hubiese imaginado que Nimue pudiera traerla nuevamente con la espada, emitiendo ondas de fuerza que recorrieron absolutamente todo el mundo casi matandola.
Al revivir, recordó absolutamente todo lo ocurrido en segundos, sus memorias la golpeaban a medida que se acercaban a los últimos donde era asesinada por salvar a su gente.
Su corazón latía con rapidez, el nombre "Lancelot" se repetía en un bucle sin fin con recuerdos. Su cara estaba pálida, era mucho que procesar.
La dejaron ir para despejar la mente, recorriendo el castillo, sus tierras. Algo nostálgica aunque más que todo triste, su historia para nada había terminado en un final felíz.
Llevaba un manto que ocultaba por completo su rostro. No debía saber por donde caminaba, conocía las calles como la palma de su mano.
Solo no quería una cosa en el mundo: Encontrarse con él. Pero obviamente era imposible, el mundo es pequeño.
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—Así que... ¿Matamos a todos y ya?
—No es tan fácil, niña.
—Oye, tengo unos mil años. Más respeto. —susurraba ____ mientras procesaba el plan de aquellos inefables y el hecho de que Lancelot había sido corrompido. No podía creer que debía enfrentarse contra su ¿Ex? ni ella estaba segura de lo que alguna vez fueron.
Ellos seguían hablando de cómo hacerlo pero seguía sin prestar atención, soltando un suspiro.
—¿Entendiste? —Preguntó Nimue, todos estaban expectantes. ____ se lo pensó dos veces.
—Si, claro. —De repente sintió como los nervios se apoderaban de ella. A pesar de tener muchos años, seguía siendo aquella niña que lloraba y sentía por amor. Tal vez necesitaba dos mil años más para controlarlo, o esperar a que rompan su corazón varias veces para no sentir.
Salió de ahí como pudo adentrándose al bosque en el anochecer, corriendo como solía hacerlo, dejando que el viento acaricie su piel, esquivando ramas y piedras en el camino con facilidad.
Pensaba en él. Las posibilidades de cómo reaccionaría ante ella después de haberlo abandonado durante los últimos 3 años. Bueno, no lo abandonó jamás. Siempre estuvo con él.
Paró en seco, escuchando gritos desgarradores. La sangre estaba por todas partes y se centró en aquella figura tan familiar. Su corazón paró completamente.
Sin pensarlo, se acercó lo más rápido que pudo pero ya era tarde, solo quedaba un niño.
Lancelot no quiso darse vuelta, sabía que era ella quien lo miraba con los ojos cristalizados, con la respiración agitada.
—¿Por qué haces esto? Eres como yo... como todos ellos. —Quiso aguantar las lágrimas lo tanto que le sea posible. Estaba confundida, ¿Su muerte lo había corrompido?
Él finalmente se dió la vuelta, dejando ver aquellos ojos, parecía inexpresivo como siempre pero ella sabía que detrás tenía un mar de emociones.
A medida que se acercaba, ____ retrocedía.
