𝗦𝗢𝗙𝗧𝗕𝗢𝗬 | J. YOONOH [EDITANDO]

44.

-Oppa.

El pelinegro se dio la vuelta para verme mientras yo luchaba por moverme en la montaña de nieve acumulada en la calle. Si bien había hecho todo lo posible para salir de ahí sin ayuda no había salido tan bien y Jaehyun ya estaba muy lejos, no quería avergonzarme a mí misma diciendo que estaba atorada pero por otra parte no decir nada seguro terminaria conmigo cubierta de nieve hasta la cabeza y muerta de hipotermia después de horas.

-¿Te atoraste? -preguntó asomando una sonrisa burlona en su rostro.

Mis mejillas se calentaron y se enrojecieron más de lo que ya estaban por el frío de afuera. No tuve de otra que asentir y desviar mi mirada con mis brazos cruzados, pronto el chico de gorra azul caminó de regreso hacia mi mientras yo esperaba a que me sacaran de ahí antes de que no pudiera sentir las piernas.

Aunque, creo que el efecto ya estaba comenzando.

-Tranquila, te sacaré de ahí-aseguró tratando de verse serio aunque yo notaba bien como soportaba no reirse de mi.

Suspire. Jaehyun se puso frente a mi y jalo mi mano haciéndose hacia atrás, por más que la intención y la idea sonaba buena solo terminó casi cortándome el brazo y con su trasero cayendo directo hacia la nieve.

Me queje moviendo mi hombro que parecía por poco salirse de lugar pero en cuanto alce mi mirada para preguntarle a Jaehyun si estaba bien me di cuenta de su caída y fui yo quien tuvo que guardarse la risa en ese momento.

-Creo que de verdad estás atorada-su voz salió amortiguada por su esfuerzo de ponerse de pie y sacudirse la nieve de su trasero.

-Creo que la mala suerte me rodea-hice un puchero tratando de mover mis piernas pero siendo imposible.

Suspire dejando de moverme de nuevo y esperando a que Jaehyun viniera en mi ayuda de nuevo. Solo que no espere tenerlo de tan cerca en tan pocos momentos, cosa que hizo que el humo escapara de mi boca cuando la abrí ligeramente por la sorpresa y que mis ojos se abrieran más y terminara buscando ayuda en otro punto de mi vista como la nieve.

Si bien mi hermano me había dicho que lo que sentía era normal, yo aún no sabía que pensar con respecto a mis sentimientos hacia el mayor. Tal vez porque era la primera vez que me sentía así o porque creí que se debía a que siempre estaba ahí para mi que era inevitable que me gustara por la sensación de seguridad que me brindaba siempre.

Sea lo que fuera, no quería que se enterara de eso si no quería que se alejara de mí.

Pero al darme cuenta de que mi corazón se acelera cada vez que estaba cerca o me sonreía me hacía creer que tenía razón en creer que me gustaba. No es que siempre haya notado las pequeñas cosas sobre él pero ahora veía que los detalles sobre él me parecían interesantes y dignos de admirar, como por ejemplo el dulce aroma que desprendía ahora: vainilla y olor a galletas.

-Voy a sacarte a la de tres, ¿okay?-para él sencillamente el tiempo no se había detenido y esos segundos que fueron para mi minutos se los había tomado normalmente.