Mi profesora Lauren. (Camren)

Camren 9.

En esta parte de la historia las cosas comienzan a torcerse, pero nada tan alarmante sólo diré que vienen los problemas jeje no me odien.

Camila Cabello.

Desde lo de mi pequeño accidente con ese desconocido todo cambió.

Mis días son lentos y aburridos salvo cuando vienen a visitarme mis amigas.

La estancia en el hospital es agobiante porque ni siquiera puedo salir sin que venga alguna enfermera a reñirme sobre mi estado actual.

Sí, fractura de costillas y constantes pitidos en la cabeza.

Parece que la persona que me golpeó no tuvo compasión y lo peor es que no puedo recordar ni el por qué de su brutalidad hacía mi.

Mis padres junto al instituto pusieron una denuncia pero la policía sigue sin encontrar a mi agresor y de mientras yo me pudro aquí.

Quisiera decir que Lauren está conmigo, pero ni eso.

Mi madre se pasa por así decirlo casi todo el día conmigo salvo las horas que tiene que trabajar evitando la visita que tanto necesito.

Dinah es nuestra mensajera ya que es la única forma que tenemos de comunicarnos.

Extraño demasiado verla.

Sus preciosos ojos verdes mirándome con un brillo tan especial me persiguen todas las noches antes de caer rendida por tanta medicación.

Y aunque nunca me gustaron los hospitales hay una paciente en la otra habitación que me causa curiosidad.

Es una chica joven, con el rostro pálido, el pelo muy fino, un cuerpo delgaducho pero con pliegues bonitos y una mirada apagada.

Seguramente lleva mucho tiempo porque casi nadie viene a visitarla desde que llevo aquí y en cierta parte me hace sentir peor pensar que no tiene compañía.

Le pedí varias veces a la enfermera si podía conocerla, pero me dijo que su ficha médica es grave y que mejor debía dejarla descansar.

Así que como es fin de semana y los turnos se reducen, estoy escondida esperando a tener el pasillo libre para poder ir corriendo al cuarto de la chica solitaria.

Bueno quién dice correr, dice caminar.

Aún me duele muchísimo el cuerpo y aunque son muchos los analgésicos que debo tomar siento que no hacen el efecto necesario.

Cuando el pasillo está vacío con cuidado salgo y me dirijo a la habitación 411.

La mía es la 410.

—No pienso tomar más sopa si es a lo que vienen.
—Oigo desde la entrada de la habitación.

Al llegar al centro de la habitación de hospital con una cinta que me aprieta hasta el alma me acerco con cuidado hasta la silla más cercana.

Estar de pie realmente me es imposible.

—¿Y tú quién eres? Porque no tienes pinta de ser enfermera.

Su voz es débil pero no suena apagada.

—Soy Camila, tu compañera de enfrente. — Me presento mirándola con curiosidad.

Sus ojos me examinan, no sé si a bien o a mal pero lo que está claro es que no tiene intención de sacarme arrastrada.

—Oh, te ofrecería algo pero como puedes ver no tengo nada.

—No te preocupes. —Hago con indiferencia para que no se sienta mal. — Yo sólo quería saber más de ti.

En ese preciso instante me doy cuenta de los cortes de sus muñecas, otras que están cicatrizando y de las restantes que estarán mucho tiempo en su piel.

—Lo siento si te dan repulsión.

—Perdón no debí ser tan descarada mirándolas.
—Me disculpo avergonzada. — Y jamas sentiría eso por algo tan grave...

Me quedo triste mirando a un pequeño rincón.

—Mejor será que me vaya, gracias por ser tan amable.

Me intento levantar pero la fractura de mis costillas no ayuda para nada y sinceramente no quiero experimentar más dolor que este.

—Quédate por favor, no te preocupes estoy dejando de cortarme así que quita esa cara. — Habla mientras yo dejo mi esfuerzo por moverme.

***

Estuvimos más de dos horas hablando y en ese tiempo no pensé apenas en Lauren.

Su nombre es Taylor y lleva cuatro meses internada por varios intentos de autolesión.

Ambas queríamos seguir hablando pero una enfermera nos descubrió y me mandaron a mi cuarto con su ayuda.

Así que me vuelvo a encontrar aburrida.

Cierro los ojos para descansar porque el esfuerzo de haberme levantando me dejó sin energía y con más dolor.

Y cómo todos estos días mi último pensamiento es lo mucho que extraño ver a Lauren.

Lauren Jauregui.

Quizás soy la peor novia que existe.

No pude en toda esta semana ir a ver a mi pequeña por culpa de los exámenes finales del segundo semestre.

Además tuve que cubrir la baja de Shawn porque tuvo una emergencia y llegaba prácticamente de noche a casa.

Este mes sin duda es y será horrible, salvo hoy que pude sacar tiempo.

—La señorita Cabello está dormida.

—¿Al menos podría pasar? — Pregunto desanimada por la noticia. — Prometo no despertarla.

—Bueno pase.

Con cuidado entro y veo que en la habitación no hay nadie.

Camila tiene los ojos cerrados y sus pestañas descansan sobre sus pómulos, me acerco aún más y siento su respiración tranquila y armoniosa, sus labios están un poco entreabiertos y el pequeño aire que se escapa por ahí me hace cosquillas.

La sigo observando mientras pienso lo hermosa y delicada que es.

—Ya estoy aquí pequeña. —Susurro para no despertarla.

Salvo que no me esperaba que aún así pudiera oírme porque lentamente abre sus castaños ojos y sonríe al verme.

—Camz.

No lo dudo y la abrazo con todas las ganas que tenía de estar así.

—Pensé que ya te habías olvidado de mi. —Dice dejando caer una pequeña lágrima.

Dios no.

—¿Cómo me olvidaría de ti? —Le pregunto con un nudo en la garganta. — Camila tú eres el pensamiento que me persigue a todas partes, cada mañana en clases te imagino sentada en tú silla dibujando distraída, por las tardes te imagino en mi sofá ceñuda porque no entiendes los cálculos y en la noche te imagino a mi lado sonriendo mientras no me sueltas.

Agarro una gran bocanada de aire para decir lo siguiente.

—Si no pude venir a verte fue porque no tuve apenas tiempo, pero no porque te haya olvidado, creo que ni en mucho tiempo lograría hacerlo y tengo miedo de perderte porque todo esto es muy peligroso, quererte es peligroso.

Así que con la garganta ardiéndome y la respiración acelerada digo lo siguiente;

N/A: Ahhhh me gusta engañarles.

Estoy poniéndome al día con esta historia y estoy adelantando varios capítulos para publicarles.

Cuídense mucho, xoxo.