📿[14]📿

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El juez calibró con la mirada al hombre en el que se había convertido aquel niño que sacó del arroyo hacía casi treinta años.

-He hablado con esos federales que custodian la habitación de mi hijo y la cosa no pinta bien. Los de balística están analizando la bala de rifle que se ha incrustado en la viga de madera del porche. -Él apretó los dientes, pero no dijo nada-. Pretenden llevar a Jimin a un piso franco en Chicago hasta que detengan a ese tipo. Además, no aconsejan que venga con su familia a casa porque ampliaríamos el blanco de ese asesino en serie, o lo que sea.

-No es un asesino en serie común, señor.

-¿A quién nos enfrentamos, hijo? -le preguntó sabiendo que su análisis no erraría.
Al menos, no había perdido la confianza que siempre había depositado en él.

-A un sádico cuya ansia de satisfacer su deseo es su única motivación para seguir matando. No obtiene placer practicando sexo, ni tampoco con la cópula, aunque viola a sus víctimas con instrumentos, solo pretende infligirles el máximo dolor. Y si tenemos en cuenta que los humilla y los somete, estamos hablando de un psicópata sádico que después de veinte años sigue matando con el mismo ímpetu, como si ese paréntesis de tiempo no existiera; como si reviviera una y mil veces una situación similar. Idéntico patrón, la misma grotesca firma... Le daré caza, usted sabe que lo haré.

-No lo dudo, pero mi pregunta es, ¿qué pinta mi hijo en todo esto?

-Él solo es un daño colateral.

-Si quisiera discreción judicial le habría preguntado a mi hijo JungKook -le urgió con gravedad.
YoonGi cabeceó, estando de acuerdo. Si había algo que se le daba bien además de salir de caza, era hacer un análisis aproximado de la realidad que muy pocos percibían en los casos que se le encomendaban.

-Llevo días siguiendo la pista del sujeto, señor, y creo que me he acercado tanto que lo he cabreado. Supongo que verme con el única testigo que tiene la policía le ha hecho modificar las reglas de juego.

-Pues si ese tipo ha alterado sus prioridades, deberías rectificarlas, ¿no crees?
-Demasiado tarde para alejarme de su hijo. Él ha captado mi atención y nosotros la suya. Además, se han encontrado sus joyas en los estómagos de las dos últimas víctimas, y la anterior llevaba en las manos la llave de la caja fuerte de su taller.

-Debe de estar bastante desesperado para cambiar su ritual -adujo con sequedad-. Esto se ha vuelto demasiado personal.

-Eso pienso yo. Claro, que han pasado veinte años desde su último asesinato.

-¿Por qué has bajado la guardia de esa manera si sabías que podría ocurrir? El Saenko que tomé bajo mi tutela jamás habría cometido ese error.

-No volverá a pasar.

-Esa respuesta no me sirve. -Él apretó los dientes de nuevo al ver la ira centelleando en los del hombre que siempre consideraría un referente -. Quiero resultados, y que mi hijo se encuentre en peligro no me hace especialmente feliz.

-Tendrá resultados -aseveró con gravedad-. Deme unos días.

-¿Qué me aconsejas que haga al respecto?

-Con el debido respeto, señor, debería sacar a su hijo del punto de mira de ese hombre. Nueva York sería una buena opción, fuera de la ciudad y de su coto de caza. Mientras, yo seguiré su pista y esta vez le prometo que no fallaré.

-Recuerda una cosa, Yoon. -Escucharle decir el apelativo cariñoso por el que lo llamaba su padre cuando era un niño le encogió las entrañas-. La vida es una continua sucesión de decepciones y yo te he ofrecido la posibilidad de no decepcionarte a ti mismo.

𝐈𝐧𝐦𝐨𝐝𝐞𝐫𝐚𝐭𝐚 𝐒𝐭𝐢𝐫𝐩𝐢𝐬 • [𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora