📿[09]📿

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-... Por lo tanto, señor Townsend, incluiré algunos de mis trabajos personales en la exposición para resarcirle de la pérdida; al menos, hasta que la policía encuentre los diseños. Por otro lado, el señor Kim ha ofrecido dos de sus miniaturas en oro blanco y diamantes que...

Jimin dejó de hablar cuando la puerta se abrió de par en par. Cuatro pares de ojos se volvieron hacia él y, sin saber cómo justificar la triunfal entrada, se aclaró la garganta e hizo las pertinentes presentaciones.
El secretario de Brent Townsend, un hombre de corta estatura y rostro afilado, hizo un asentimiento con la cabeza. El joyero, sin embargo, se levantó de su silla y le tendió la mano sobre la mesa. YoonGi se la estrechó y lo miró fijamente. Pero aquel apretón no fue un saludo, sino un tanteo.

Se notaba a la vista, por la forma en que lo examinaba el elegante empresario, que intentaba averiguar cuál era su relación con Jimin.

Él le mantuvo la mirada sin pestañear, mientras respondía al saludo, y después se situó detrás de la silla de Jimin, apoyando las manos sobre el respaldo, en un gesto claramente significativo de posesión.

-Su conducta es admirable, joven Park-aclaró el secretario, retomando la conversación-, demuestra por su parte y la de sus socios una entrega al deber de la que no cabe duda, pero no es suficiente.

-Permítame, Nam -le pidió su jefe, obligándole a guardar silencio.

-Por supuesto, señor Townsend.

-Jimin, como dice nuestro buen amigo, el señor NamKyu, su interés por solucionar el problema es digno de admiración. Todos los artistas quieren que se conozca su trabajo, los cantantes que se escuche su música, los escritores que se lean sus libros, y mi único objetivo es tener la certeza de que la exposición se llevará a cabo, tal y como estaba previsto.

-Debimos contratar ese seguro -murmuró EunBi, contrariado.

-Esa es nuestra intención también, señor Townsend -aseguró él.

-Brent, llámeme Brent.

-Bien, Brent, como desee. Creo que podremos reestructurar los modelos que...

-Querido, yo no encargué esos costosos diseños para que no puedan mostrarse al mundo dentro de tres semanas -cortó su alegato con brusquedad en un tono perentorio, demasiado evidente-. Esas joyas tienen que ser vendidas, fueron hechas para ser lucidas por elegantes mujeres que duplicarán mis beneficios y los de ustedes. -Señaló a HyungIl y a EunBi-. De modo que, sea como sea, quiero el producto de mi inversión listo para ser exhibido y vendido.

-Y nosotros haremos todo lo posible para que así sea, tiene mi palabra. -Jimin se esforzó porque el tono de su voz no flaqueara en seguridad.

-Así lo espero, porque me debe mucho dinero, Jimin. Nadie ha vuelto a ver esas joyas después de usted, nadie sabe dónde están y supongo que es consciente de lo que puede ocurrir si no aparecen.

-JiSoo se las llevó con la intención de devolverlas y...

-No lo sé, ¿cómo puedo saberlo?

-No se preocupe.

-No lo hago, Jimin. No me preocupo. Lo único alarmante de este feo asunto es que, de una forma o de otra, ha contraído una deuda conmigo y ha arrastrado a sus socios con usted.

YoonGi se inclinó hacia delante para susurrarle de mal talante en el oído.

-¡Se acabó la puta reunión!

-Espera un segundo, YoonGi, por favor. -Jimin procuró disimular su enojo-. Si tanta prisa tienes, vete. Yo debo concluir varios asuntos pendientes todavía.
Él negó con la cabeza al tiempo que lo sujetaba por el codo.

𝐈𝐧𝐦𝐨𝐝𝐞𝐫𝐚𝐭𝐚 𝐒𝐭𝐢𝐫𝐩𝐢𝐬 • [𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora