Día 1: Soulmate

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—¡No, no, no! ¡No al diez billones por ciento! —Senku vio con profundo desagrado al grandulón que se decía su amigo, de todas las cosas que se le pudieron haber ocurrido, aquella era una de las peores opciones.

—¡POR FAVOR, SENKU!

—¡No, grandulón, no!

—¡SENKUUUUUUUU!

Aquel grito fue emitido a mitad de la cafetería de la escuela, por lo que todos los alumnos y profesores voltearon sorprendidos y extrañados. Senku se sintió profundamente avergonzado al verse observado por aproximadamente la mitad del cuerpo estudiantil. Así que miró a Taiju con molestia y le habló en voz baja.

—Te acompañaré, grandulón, pero no pienso involucrarme y más te vale que ni se te ocurra decirle a nadie, ¿de acuerdo?

La enorme sonrisa de Taiju le dio muy mala espina y le causó un inmediato arrepentimiento.

—¡GRACIAS, SENKU!

Y la mala espina sólo pudo crecer y su arrepentimiento no hizo más que aumentar

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Y la mala espina sólo pudo crecer y su arrepentimiento no hizo más que aumentar. Deseó con todas sus fuerzas haberse puesto un disfraz, aunque fuera ilógico, pero sería diez billones por ciento menos ridículo que estar en ese mismo instante frente a un sitio en donde realizaban tarot. ¡Tarot! La desesperación de Taiju por Yuzuriha (que solamente se debía a la cobardía del primero, si le preguntaban a Senku) estaba llegando demasiado lejos y lo peor es que lo había arrastrado en eso, ¡en eso que no tenía ni el mínimo fundamento científico y era una ridiculez diez billones por ciento estúpida!

Estuvo alrededor de diez minutos con su representativa mueca de fastidio, típica de cuando algo no le interesaba, mientras a Taiju le "leían" las cartas y le presagiaban que su "alma gemela" estaba muy cerca y sólo debía animarse y dar el primer paso.
¡Eso era algo ridículamente obvio! ¡Algo que Taiju debería saber sin necesidad de pagar un precio ridículo! Cuando la mujer finalmente dio por finalizada la sesión, Senku pudo respirar tranquilo al menos por unos segundos.

—Cariño, ¿no quieres una lectura también?

—¿Qué, qué? —observó asqueado a la mujer.

—¡Gran idea, Senku no está interesado en el romance pero debe tener un alma gemela! ¡Yo le pago!

Por supuesto, Senku como el buen debilucho que era, no pudo hacer nada cuando Taiju lo obligó a sentarse frente a la sonriente mujer, quien barajó las cartas y las esparció, antes de comenzar a voltear una por una para iniciar su lectura. Senku quiso que le arrancaran los cabellos, tratando de explicarse qué hacía ahí y porqué había accedido a venir.

—Hmmmm esto es extraño —murmuró la mujer, con el ceño fruncido.

—¡¿Qué sucede?! —Taiju, obviamente más interesado que él, se inclinó sobre la mesa observando las cartas, así no entendiera nada.

SenHaku Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora