Alice Schuberg
Desde que nací, he sido constantemente utilizada por mi padre para hacer sentir mal a mi madre, ella tuvo un amorío con no se quien, así que se divorciaron hace más de cinco años, pero no se dejan de molestar el uno al otro.
"Mami...¿a donde vas?"
Mi yo de en ese entonces ocho años le pregunta a mi madre al observar que esta cerraba su maleta con sus cosas dentro, ella se me acerca, se pone en cuclillas y me dice.
"Hija, se que no entenderás, pero mami tiene que irse"
Tomó su maleta y solo salió de la casa, para cuando reaccioné y corrí para alcanzarla y pedirle que no se fuera, era demasiado tarde pues subió en un auto deportivo con otro señor y se fue sin siquiera despedirse.
"¡Mami...!"
Me quedé de rodillas en la acera con lágrimas en los ojos, estuve así un rato hasta que escuché la voz tan característica voz de mi padre.
"¡Alice, entra ahora!"
Lo miré y el tenía una expresión seria.
"¿Papi?, pero mami se acaba de ir"
"Acostúmbrate, ella nunca volverá"
Dijo para luego darme la espalda.
"Y más te vale que te metas ahora a casa o te daré verdaderos motivos para llorar"
Dos años más pasaron, yo cumplí diez y mi padre me había hecho una pequeña fiesta de té, los invitados éramos el, mi oso de peluche, mi muñeca Schwaab y yo. Estos pequeños momentos de relajación eran muy preciados para mi, mi padre era demasiado estricto y solo me dejaba salir a la escuela, así que no conocía a nadie más.
Cinco años más pasaron e ingresé a un colegio católico femenil.
"Recuerda que tienes que regresar puntualmente, nada de salidas después de clases"
Sentencia mi padre mientras estoy apunto de salir de casa, rumbo a mi primer día en este colegio ultraconservador, que a decir verdad, nunca me gustó.
Asentí sin decir más nada y salí, mi vida se había convertido en un martirio gracias a mi padre. No tenía libertad de expresión, ni pensamiento, mucho menos podía salir a divertirme como las demás chicas de mi edad y ahora me obligaba a ir a este insufrible colegio con este espantoso uniforme. Una falda larga color gris, casi a los tobillos, un suéter color beige amarillento con el emblema del colegio y que no dejaba nada a la vista ni resaltaba nada, combinados con unas zapatillas horrendas en blanco percudido, quizá lo único bonito que tenía ese uniforme era el rosario que llevaba de colgante y era parte del uniforme.
En ese colegio conocí a algunas chicas que se hicieron mis amigas, pero de nada servía, pues en la escuela no nos permitían hablar mucho y fuera de la escuela tampoco podía verlas, así que es como si no tuviera nada. A pesar de la lucha incansable de mi padre por controlarme, la pubertad empezó a hacerse notar en mi, mi cuerpo se desarrolló y comencé a sentir cierto ímpetu de vez en cuando, una vez intenté buscar una página a la que menores de dieciocho años nunca deben entrar, pero como era de esperarse, estaba bloqueada, ahora también me había restringido el internet.
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Del Juego A La Realidad [REESCRIBIENDO]
FanfictionEn la penumbra de mi habitación, tras una misión exitosa, me encuentro mirando el techo, atrapado en un torbellino de pensamientos. ¿Qué significa realmente ser un adulto? ¿Es la capacidad de beber alcohol, pagar impuestos o asumir responsabilidades...