En qué momento me pidió ser su novia? Miré confundida a Dereck y a Blake. Ambos estaban serios, y rodé los ojos antes de decir:
—¡Puedes retirarte! Quiero pasar una noche agradable con mi novio y mis padres, no contigo. Gracias.
Miré a mi alrededor, esperando que los guardias entraran y la sacaran.
Blake tomó mi mano, desafiante, y agregó:
—Ya oíste a mi novia, así que puedes retirarte.
Ella me miró con odio y, antes de salir indignada, murmuró:
—Ya verás, querida... Él vendrá a mí.
El ambiente se tornó pesado. Sentí una fuerte angustia. Miré a los tres con enfado, dispuesta a gritar, pero de pronto todo se volvió oscuro y el mundo comenzó a darme vueltas. No podía mantenerme en pie.
Dereck reaccionó rápido. Me tomó en brazos y me sentó en el mueble, haciéndome oler alcohol hasta que me recuperé.
Esa noche, la cena terminó en un silencio incómodo. Todos parecían mirarme fijamente. Apenas se fueron, subí a mi habitación. Me sentía agotada y desconcertada.
A la mañana siguiente, no tenía ganas de ir a la escuela. Pero era imposible faltar: tenía un examen importante. Con esfuerzo, me vestí y salí.
Me subí a mi moto y conduje hasta la escuela. Al llegar, noté que Blake no estaba. Entré al aula, intentando concentrarme, pero su ausencia fue notable. Durante todo el día no se presentó. Supuse que estaría aclarando las cosas con la chica de la noche anterior.
Pasaron dos semanas, y Blake seguía raro. A veces asistía a clases, otras no. Las tareas las hacía a medias, sin el esfuerzo que siempre lo caracterizaba. Ya no era el Blake que recordaba, el mismo que me había enseñado a ser responsable.
Esa noche, mientras estaba en mi habitación, Dereck trajo mi cena y se sentó a mi lado.
Tomé un sorbo de mi leche y mordí un poco del sándwich. Sin mirarlo, pregunté:
—¿Crees que él vuelva a ser el mismo?
Dereck acarició mi mejilla y acomodó un mechón de cabello tras mi oreja. Me miró con ternura y respondió:
—Y si no lo hace, se perderá de la hermosa chica que eres, mi niña.
Besó mi frente, y sentí cómo el calor subía a mis mejillas. Lo abracé con fuerza.
—Eres el mejor, y lo sabes, ¿verdad? —dije antes de volver al computador para continuar con mi ensayo universitario.
No sé cuánto tiempo pasó, pero me quedé dormida sobre la mesa. En mi sueño, vi a mi madre.
Lorena caminó hacia mí y me abrazó con fuerza.
—Estás tan grande, mi niña —susurró, acariciando mi cabeza.
—¡Mamá! —me aferré a ella como si mi vida dependiera de ello—. ¿Por qué? ¿Por qué me dejaron?
Las lágrimas caían una tras otra. Lorena las secó con suavidad.
—No llores, mi princesa. Tu papá y yo siempre pensamos en ti y en Dereck. ¿Cómo estás?
—Me haces tanta falta —dije con un nudo en la garganta—. Sólo debían resistir... Dereck pudo haberlos salvado.
David, mi padre, apareció de pronto. Me acarició la cabeza con ternura.
—Mi niña hermosa, no debes llorar. Hicimos lo mejor para ti, aunque no lo recuerdes. Fue lo más difícil que tuvimos que hacer en nuestra corta vida.
Lorena acarició mi mejilla con una sonrisa triste.
—Nunca olvides lo mucho que te amamos, mi princesita hermosa.
Intenté hablar de la abuela, pero mi padre me interrumpió. Me cargó como si fuera una bebé y me recostó en un colchón. Me tapó con una manta y besó mi frente.
—Ella no se acercará a ustedes —dijo con firmeza—. Dereck sabe qué hacer en este tipo de casos.
Lorena se inclinó y susurró:
—Ese chico te buscó por muchos lugares. Es el indicado, mi vida.
Me acarició la cabeza mientras yo caía en un sueño profundo en sus brazos.
Cuando desperté, una sensación de paz y angustia me embargaba. "Es el indicado" resonaba en mi mente como un eco. Pero, ¿a qué se refería realmente mi madre? Algo oscuro se avecinaba, y yo estaba en el centro de todo. Era hora de enfrentar mi destino, con o sin Blake.
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Somos Intantes
AcakElla es una joven, la cual es tímida, pero todo dará un giro inesperado cuando llegue el a la secundaria