4. Frívolo Interés.

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Charlie se preparo para su primer día de trabajo, se puso una falda larga de lápiz en color negro con una camiseta blanca de botones y un par de guantes blancos.

Recogió su largo cabello en una coleta con una cinta roja y se dio una gran sonrisa al espejo.

Después de maquillarse un poco tomo un abrigo y paraguas por las recientes lluvias, se paro frente la puerta y respiro hondo para abrir la entrada y salir de la casa.

De camino al trabajo paro en una cafetería para comprar rosquillas y empezar a hacer buenos amigos en el trabajo, aunque no era tan tonta como para no saber que más de uno estaría celoso de la forma en que obtuvo el trabajo y lo entendía.

Pero aún así, quería llegar feliz y dar esa bella sonrisa a todo aquel que la aceptará.

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Alastor había empezado temprano su mañana, para ser exactos a las 6 am en punto, tomo su baño diario y vistió un traje causal para el trabajo. Esta mañana haría un estofado con la carne que le había "quedado" del otro día.

Mientras comía y tomaba de su café leía el libro de magia negra que había empezado la otra noche, no había dejado de pensar en aquel ente ni por un instante en toda la noche lo cual hizo que tuviera un interés más frívolo del que tenía al principio.

Alastor terminó su desayuno y guardo aquel libro donde no pudiese verlo alguna visita inesperada.

Cómo siempre se aseguró que todo estuviese limpio antes de salir, tomó sus llaves y salió por la puerta para poder ir a la estación a dar las noticias de primera hora.

Igual que todas las mañanas recibió halagos y miradas de señoritas y una que otra de algún caballero.

Camino hacia el tren vía para así llegar a su trabajo, no quedaba lejos pero tampoco era fan de ser detenido constantemente por las personas en la calle.

Hasta que reconoció la figura de la rubia que casi atacaba la otra noche, sin duda alguna no olvidaría esa espalda jamás después de haber visto semejante monstruo en la sombra de la bella dama.

Alastor: ¡Parece cosa del destino! ¿No lo crees?

Dijo siguiéndole el paso a Charlie.

Charlie: ¿También se le hizo tarde joven Alastor?

Dijo caminando de prisa.

Alastor: ¿Tarde?, ¿de que hablas? Es relativamente temprano.

Dijo con una risa.

Charlie: ¿¡que!?, pero si mi reloj dice que...

Alastor le mostró su muñeca donde estaba su reloj de pulso mostrandole la hora correcta.

Charlie se ruborizo de la pena y cubrió su rostro con ambas manos.

Charlie: ¿Entonces pude dormir más?

Dijo en voz baja pero lo suficientemente alta para que Alastor se riera del comentario de la rubia.

Alastor: ¡Eres muy graciosa!, bueno para reutilizar su tiempo de sueño ¿que le parece desayunar algo?

Dijo con una sonrisa.

Charlie: Eso suena bien, me has convencido.

Alastor y Charlie pararon en un pequeño café restaurante para así disfrutar del desayuno.

Alastor: Bien ya que ya no somos desconocidos ¿porque no me cuenta sobre usted?

Dijo sonriendo.

Charlie: No es necesario poner una sonrisa tan manipuladora, le hablare de mí si es lo que quiere, después de todo usted invita.

Sueño Hecho Realidad. (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora