22/08/2009
Después de unas tortuosas vacaciones de verano, nuestro querido nerd regresaba al instituto. Esta vez cursaría su segundo año.
El primero no fue nada fácil, los abusos, las burlas, bromas pesadas y palabras hirientes le habían dado una nueva perspectiva del mundo. Lo principal era sobrevivir.
Como todos los días dejó sus cosas en su casillero, Obelius esta vez no lo molestó. Eso le preocupaba.
Camino hacia su salón, todo estaba muy silencioso. No había visto a ninguno de sus compañeros en lo que va del día.
Sus inseguridades le atacaron, pensando lo peor. Quizás ahora todos estaban planeando la manera para matarlo, comerlo, destrozarlo...
Con las piernas temblando y una expresión de inseguridad en su rostro entró al salón.
Rápidamente fue acorralado por todos los presentes. Mirándole con odio y juzgandolo.
Se acercó Cosma, mejor amiga de Nicole. Lo tomo por la camisa, levantandolo con fuerza —¡¿Qué le hiciste?!— preguntó con odio —¡Habla maldito nerd!—
Kenning estaba asustado —Y-Yo... N-No entiendo...—
La dragona saco sus garras y le rasguño levemente la mejilla dejándole una pequeña pero dolorosa herida —¡¿Qué hiciste con Nicole?!—
Las miradas de todos se posaban sobre el. Sentía las lágrimas querer escapar, lo último que le faltaba era la mayor humillación para un adolescente: llorar en la escuela —Y-Yo no hice n-nada— dijo pataleando, tratando de soltarse del agarre
Acercó su cara a la del Flug, viéndolo fijamente. Su simple mirada tan amenazante podría matarlo —¡Nicole abandono el instituto sin motivo aparente! ¡Tu debiste ser el culpable!—
Cegado por la furia, el desconcierto y el miedo se atrevió a gritar —¡Me importa una mierda lo que le pase a Nicole!—
El salón quedó en silencio. Cosma estaba atónita y nuestro amigo, bueno, ya era hombre muerto.
—Y a mí me importa una mierda lo que te pase a ti— respondió la dragona.
Lo dejó caer al suelo, tomó el cesto de basura del aula y lo puso en la cabeza de Kenning golpeándolo con este.
Siempre fue un debilucho, muy sensible para los golpes. Sentía el puño de Cosma chocar contra el cesto y retachando contra su cabeza. Aquellos golpes terminarían en chichones y moretones que no quería explicar a su familia.
Quería morir...
[...]
—¡Oye chico! ¡Déjame tirar mi servilleta! ¡Jajaja!— gritó alguien
—¡Ahí es donde perteneces humanito!— exclamó una chica
—¡Sabía que eras basura pero no pensé que te lo tomarías literalmente!— señaló un demonio
—¿Quien lo diría? ¡Tan guapo y tan cobarde!— dijo alguien más
Después de la golpiza y la humillación no podía estar más avergonzado.
Su rostro estaba lleno de moretones y arañazos, además tenía rastros secos de lo que alguna vez fueron lágrimas.
No podía dejar que lo vieran así, la única solución: el cesto de basura.
Todo el día lo utilizó en su cabeza cubriendo su rostro. Inclusive al momento de irse a casa se llevó el cesto consigo.
[...]
—Hola mamá— dijo Kenning entrando a su casa
—¿Donde diablos estabas? El microondas se descompuso y debes de arreglarlo— dijo su madre mirándolo con confusión notando el cesto de basura en su cabeza —¿Por qué traes esa cosa?—
—Eh...— debía inventar una excusa —Como parte del servicio social debemos llevarnos los cestos de basura a casa para lavarlos y regresarlos al siguiente dia—
Su madre rodó los ojos —Como digas, ahora arregla el microondas, no tengo todo el dia—
Suspiró desanimado y camino a su habitación.
Cerró la puerta con seguro y se miró al espejo quitándose el cesto. Su maltratado rostro solo le recordaba la tortura que vivió ese día.
Quizás ocultarlo era lo mejor
[...]
—¡Silencio!— exigió el profesor. El alumnado dejó de hablar —Hoy analizaremos la anatomía interna de unos seres vivos terrestres bastante simples, después elaborarán un compuesto químico que sea lo suficientemente tóxico como para asesinar a dicho ser— señaló
Todos formaron equipos menos Kenning. Estaba solo en su mesa usando el cesto de basura para esconder su rostro.
Se les proporcionó el material para la práctica: un juego de bisturís, unas gasas, unas tablas de disección y lo más importante... Una rana muerta amarrada a una charola de aluminio.
Comenzaron a trabajar. Los estudiantes jugueteaban con el animal muerto, a algunos les daba asco el tocar un anfibio, otros se lanzaban los órganos de este solo para fastidiarse mutuamente. Cosas de adolescentes.
Nuestro chico cabeza de cesto se tomaba muy en serio la práctica... Demasiado diría yo.
Con gran habilidad y pulcritud diseccionaba al animal. Corte tras corte parecía un robot, sin ningún sentimiento o reacción aparente. Poco a poco los cortes pulcros se volvieron más salvajes, más rápidos, más desalmados.
Llegó al punto de prácticamente apuñalar a la rana ensuciandose los guantes de látex amarillos con sangre.Todo el salón notó el alboroto, la escena si que era extraña considerando que quien llevaba acabo tal acción era el debilucho de la escuela.
Bajo el cesto Kenning tenía los ojos bien abiertos y una tétrica sonrisa en la cara. Disfrutaba de cada corte, cada apuñalada, cada gota de sangre que manchaba sus guantes. Gozaba la sensación de cortar carne y fantaseaba con poder escuchar los gritos de dolor de la rana. Quería oírla pedir piedad hasta que se ahogase con su propia sangre y agonizase frente a sus ojos.
Terminó con la rana, se limpio las manos con la gasa, alzó la mirada y dijo —Profesor, terminé...—
Ahí se dieron cuenta que debían tener cuidado con Slys
No solo era una cara bonita, también podía ser quién acabará con su vida de la manera más cruel posible
Fue entonces cuando se desató la catástrofe...
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PAPER BAG [PaperHat]
FanfictionFue cuando se dio cuenta que debía ocultarse: ocultarse de si mismo, del pasado, de los recuerdos... Pero por sobre todo de la constante sensación de que va a morir