Capítulo 1:

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Aoi: ¿Otra vez te terminaron? – La burla se reflejaba en ese tonito de voz que me comenzaba a hartar. Decidí no responderle y a cambio se rio en mi rostro – No puedo creerlo, ¿Cuál fue la excusa esta vez? Que no eras como creían, que eres flojo por la noche o ...

R: Ya cállate - Decidí interrumpirlo o sino el mar de excusas no se detendría – Esta vez ella me dijo que necesitaba su propio espacio personal, que yo la limitaba o algo así.

A: Que espacio personal le vas a dar a la pobre chica. A lo largo del día le has llegado a enviar entre diez o treinta mensajitos y estos son desde ¿Cómo estás? ¿Qué haces? Hasta ¿Qué estás comiendo? Y todo eso acompañado de emoticones cursis.

R: ¡No exageres! Apenas si le enviaba esa cantidad de mensajes, a parte que puedo hacer si soy así. Trataba de demostrar que me preocupaba por ella, recuerdas que la otra me tacho de desentendido.

A: Pero, date cuenta que son excusa tras excusa, mejor olvidémonos de esto y vámonos a beber tal vez nos encontremos unas buenas mujeres que nos alegren el día. – De verdad que a veces me olvidaba porque lo llamaba mi hermano.

R: ¿Bebida y mujeres? Esa es tu solución – Le pegue un suave golpe – No te importa siquiera que he salido de una relación recién.

A: Solo duraron dos semanas, no es para tanto. – Me tomó del brazo y salimos de la oficina que ambos compartíamos.

R; Tú qué sabes, yo creí que esta vez sería diferente.

A: Como si pudiera ser diferente, todas son iguales. – Entramos al elevador y ya no hallábamos camino a su auto – Todas se acaban largando una vez que se dan cuenta de que no pueden hacerte cambiar o si lo logran te moldean a su forma y después está la excusa estúpida de "Ya no es como antes, tú no eres de quién me enamoré".

R: Bueno algo de alcohol no es malo después de todo.

Una vez en el convertible dejé que se encargara de buscar el nuevo lugar dónde supuestamente "ahogaríamos las penas". Para mí no era un problema toda la situación y se tornaba repetitiva. El final de mis relaciones no era algo que me tomara enserio, todas habían sido de duración incierta y los finales de por sí extraños en su mayoría. Yo no era lo que esperaban, al fin y al cabo.

La mayoría de mis ex eran conocidas de Aoi y por ello era normal que él supiera tanto de mis parejas. Absolutamente todas iniciaban con un "Que tierno es, que lindo es, que atento es para después dar paso a un "Tú amigo es un monstruo absorbente, extremadamente cursi y aburrido". A este paso estaba seguro de que saldría con medio Tokio y aun así no encontraría a la mujer adecuada.

A: No te la pienses tanto Ruki. Eres atractivo, joven y tienes una carrera prometedora. Pronto encontrarás una buena mujer. – Estaciono y pagó a un joven de por ahí cerca para que cuidara el auto. – Hemos llegado.

Bajamos rápidamente a un "bar", si se le podría llamar así. Era un agujero mal iluminado y viendo el aspecto del lugar juraría que no tenía todas las licencias necesarias para funcionar. Una vez dentro y procurando no separarme de él, encontramos con la mirada a dos mujeres libres.

A: Mira allí hay dos, ¿Vamos?

R: Pero...

A: Pero nada. Lo mejor de estas mujeres es que solo buscan dar placer sin muchos cariñitos y al contrario de las novias dan solo momentos felices. No se inmiscuyen en tu vida y no te atormentan con sus problemas. Si buscaba un hombro dónde llorar aquí lo puedes cambiar por un pecho.

R: Voy a fingir que no escuche lo último – Me despegué un poco y las observé un poco más. La primera era una rubia y la otra una castaña, sus edades oscilaban entre los 28 y los 30. Ambas mujeres ya habían advertido en nuestra presencia y se reían entre ellas, llegando hasta este punto me intimidaba su actitud. – Maldición Aoi más despacio – Fui jalado por el brazo debido a la prisa de Aoi y sentí como claramente alguien me manoseaba el trasero.

Solo una noche...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora