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Era una mañana cálida y agradable para Frankenstein, Corea del Sur no estaba tan acostumbrada a tener días así, esperaba que la semana durase así, normalmente, ese clima con humedad anunciaba tormentas y frío

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Era una mañana cálida y agradable para Frankenstein, Corea del Sur no estaba tan acostumbrada a tener días así, esperaba que la semana durase así, normalmente, ese clima con humedad anunciaba tormentas y frío.

Se dirigió a su laboratorio con tranquilidad, pues allí estaba la muchacha y su amo, bueno, sospechaba que no, ya que Raizel no era muy fan de estar ahí.
De todos modos, recordó como su señor ya le había mencionado la noche anterior que se quedaría con ella hasta que se recuperase, ¿Es algo de lo que debería de sorprenderse? Si, definitivamente, y algo orgulloso estaba también, le gustaba ver cómo Raizel formaba lazos con los humanos.

Abrió la puerta con lentitud y posó su mirada en la camilla, al ver aquello sus ojos se abrieron de lo sorprendido que estaba; Eva y Raizel estaban durmiendo juntos, no abrazados pero estaban bastante pegados.
No supo cómo tomar aquello, simplemente le sorprendió, incluso, pudo ver que el rostro de Raizel mostraba una tranquilidad que jamás pudo ver en cientos de años.

Se acercó a ambos y los observó, no sabía si despertarlos o dejarlos dormir unos minutos más, prefirió la segunda, era temprano aún, aunque llegarían tarde si su maestro se quedaba eligiendo qué uniforme usar, algo que Raizel se negaba a aceptar, es el hecho de ver los uniformes iguales, aún se pregunta que le veía de diferente a aquellos uniformes.

Dio la vuelta y se acercó a las máquinas para chequear la salud de Eva, hasta ver que en algún momento de la madrugada, su ritmo cardíaco aumentó de golpe y luego bajó unos minutos después, ¿Se habrá alterado por algo? No parecía haber sucedido algo, cuando despertase le preguntará.

Giró su cabeza y vio como la chica se estiraba, parecía no notar la presencia de Frankenstein a su lado.
Rascó su ojo derecho y se sentó, hasta que alzó su mirada y se quedó viendo al director en silencio por unos segundos, hasta abrir los ojos de golpe y sonreír como una idiota.

—¡S-Señor! Buenos días, dejaré en claro que no le he hecho nada, simplemente estaba frío anoche y no podia dejarlo allí. — Susurró y se giró a verlo, el noble seguía durmiendo tranquilamente a su lado.

Le saco una sonrisa, una parte de ella quería tocar su bello rostro, pero prefirió no hacerlo. Volvió a girarse y miró a Frankenstein, quien también lo observaba dormir.

—¿Hoy iré a la secundaría? Ya me encuentro bien y no le duele nada.

—Lo mejor es que te quedes por hoy, quiero chequear que estés estable al menos.— Ella asintió y dejó que el terminara de revisarla. Luego de unos minutos el rubio se alejó de ambos con algunos papeles en sus manos.

De mientras Eva estaba sentada y mirando un punto fijo en silencio, hasta que nota, como Rai se sienta, se gira a verlo con una sonrisa leve.

Sin borrar la sonrisa del rostro, ella le habla. —Buenos días, ¿como has dormido? — El, se quedó sentado, mirando la nada por unos largos segundos.

¿ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴀ ᴅᴇ ᴜɴ ɴᴏʙʟᴇ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora