El mar

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Como si pendiera del cielo con gracia

y el firmamento fuera el mar,

a veces celeste, a veces azul

de espuma blanca y grisácea

me siento yo al observar

Me pregunto qué siente aquel marinero alado

que cruza el oleaje con suavidad

si el viento que recorre cada pluma suya

se siente igual que la libertad

No podría estar más lejos, con los pies atados a la tierra

pero mientras más lo miro, más lo quiero

y la distancia es un suspiro, una mirada y un anhelar

¿Estaremos dados vuelta? ¿Será el sol que para nosotros atardece

ese mismo que se pierde en altamar?

¿y nos verán desde una costa al amparo de un faro lunar?

De otra casa me llega un aroma

y ya no sé si es un aroma o un recuerdo

o las dos cosas al mismo tiempo

Casi puedo hundir mis pies en la playa

y notar esa inconfundible sensación

de arena entre los dedos,

la sal en el viento y un señor que se acerca

con su carrito, vendiendo el choclo más dulce y dorado

que encontrarás jamás en esta tierra

tan ajena a mi querido amigo salado.

Poesía estertianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora