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B: Subir a tu habitación.

Decidiste que era mejor no escuchar conversaciones ajenas y subiste a tu cuarto. Brincaste hacia tu cama y abrazaste la almohada que un día tu hermana te regaló por tu cumpleaños, ella decía que esa almohada era especial, que si tenías problemas o te sentías mal, la abrazaras con todas tus fuerzas y así tus preocupaciones se irían.

Recordando sus palabras la abrzaste lo más fuerte posible.

Tal vez pasaron minutos, pero caíste en los brazos de Morfeo abrazando aquella almohada.

"Sálvame t/n... t/n... ¡t/n sálvame!"

Despertaste algo agitada por aquel sueño que habías tenido. ¿Qué había sido eso? ¿Un sueño? ¿Una pesadilla?... No sabías qué era lo que había pasado.

Tus pensamientos fueron interrumpidos por un "toc toc" proveniente de tu puerta.

—T/n amor, ¿puedo pasar? —era tu mamá.

—Sí, pasa.

Te sentaste y colocaste la almohada frente a ti para poder abrazarla. Tu madre se sentó justo en frente tuyo, se notaba nerviosa.

— ¿Qué pasa? —preguntaste. ¿Acaso se debía a la conversación de hace rato? Te preguntaste.

—Linda —tu mamá tomó tus manos— tengo algo que decirte.

— ¿Y papá?

—Por ahora esta charla será entre nosotras dos cariño —te sonrió tu mamá, aunque notaste lo forzada de su sonrisa, fue ahí cuando notaste un pequeño moretón en su cuello.

— ¿Qué te pasó ahí? —señalaste el moretón en su cuello.

—Oh, no es nada —tapó ese lugar con su mano y cambió de tema—. Escucha t/n, tenemos que hablar sobre tu hermana.

— ¿La encontraron?

—N-No... no es eso...

— ¿Entonces...?

—Hija... —tu madre te miró directamente a los ojos— a tu hermana, los policías la han dado por muerta.

No podías creer lo que acababas de escuchar.

— ¿Q-Qué? Papá te dijo que me lo dijeras ¿verdad? —sabías que tu padre trataba horrible a tu madre estando en casa.

—Perdóname por no poder protegerlas... —cuando viste a tu madre llorar la abrazaste, ninguna se merecía vivir así.

—No es tu culpa... yo sé que ella está viva... sé que no está muerta mamá.

—Vaya, que conmovedor momento —aplausos empezaron a sonar. Ambas voltearon a ver y era tu padre— temo arruinarlo, pero eso no es verdad, ella está muerta y punto.

¿Tu padre siempre había sido así? Te preguntaste con algo de miedo. Sin saberlo tú subconsciente afirmó, tu padre siempre había sido una terrible persona, no entendías cómo es que tu mamá se había casado con un monstruo como él, una persona bipolar y agresiva. Por instantes podía ser el padre a seguir y el padre perfecto, pero también podía ser alguien agresivo y grosero. Fue cuando recordaste que la única que lo enfrentaba era tu hermana.

—Las cosas van a cambiar de ahora en adelante.

Sin darte tiempo de reaccionar tu padre te tomó a ti y a tu mamá de la muñeca, las obligó a bajar hasta llegar al auto.

— ¿A dónde vamos? —preguntaste nerviosa mientras te abrazabas a tu mamá.

Tu padre no dijo nada y siguió conduciendo.

De la nada empezó a llover, parecía que el cielo se estuviera cayendo. Tenías miedo, a pesar de que estuviera lloviendo con demasiada fuerza tu padre no había bajado la velocidad del auto. Pronto pasó lo inevitable. El carro había pasado por un charco y éste por la prisa terminó con todo el vidrio mojado impidiéndole ver a tu padre, por inercia empezó a mover el volante bruscamente de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, estabas muerta de miedo, no querías morir ahí, te aferraste lo más que pudiste a tu madre quien igualmente te abrazó con fuerza, terminaron por estamparse contra una pared, tu padre murió al instante debido a que no traía el cinutrón de seguirdad, la parte delantera estaba destrozada, aún estabas consciente pero notaste que tu madre no lo estaba, su cabeza no dejaba de escurrir sangre y eso empezó a espantarte.

—M-Mamá... des-despierta por favor... mamá... —era evidente que ella te había protegido recibiendo casi todo el impacto, tus sollozos eran acallados por la fuerte lluvia que caía del cielo. Empezabas a sentirte cada vez más débil, te acurrucaste a un lado de tu mamá y cerraste tus ojos.

Bip. Bip. Bip. Bip.

Despertaste debido a un molesto pitido. Estabas algo desorientada, la cabeza te dolía horrible. Cuando tu vista dejó de ser borrosa te fijaste que te encontrabas en una camilla, en un hospital, con suero y una máscarilla de oxígeno ¿Qué había pasado? Dejaste todo eso de lado al escuchar que alguien entraba.

—Veo que ya despertaste, eso es bueno, pensamos que tardarías más en despertar.

— ¿Y mi... mamá? —fue lo primero que preguntaste.

— ¿Recuerdas qué fue lo que pasó?

—Recuerdo que íbamos en el auto mi... papá, mi mamá y yo... empezó a llover y chocamos...

—Bueno, te haremos unos análisis para ver si no hay una hemorragia interna. Sobre tus padres, lamentablemente no pudimos salvar a tu padre... y tu madre, se encuentra en coma.

— ¿Q-Qué?... —sin notarlo empezaste a llorar—. N-No...

—Necesitas tomar esto con calma, estás muy débil aún.

—Ella está en coma... ¿por mi culpa? —preguntaste con los ojos llorosos.

—No jovencita, nada de lo qué pasó fue tu culpa, que eso te quede claro.

Minutos después, fueron a hacerte exámenes y análisis, al ver que te encontrabas bien de salud, te dieron de alta.

Lamentablemente detectaron que debido a una pequeña inflamación en tu cerebro, algunos recuerdos fueron bloqueados de tu mente, te dijeron que nos los forzaras a regresar, que con el tiempo regresarían solos.

Justo cuando te dieron de alta fuiste a visitar a tu madre.

—Mamá... esperaré a que despiertes, y cuando lo hagas verás que viviremos una vida mejor, lo prometo.

Así pasaron días, y nada, semanas, y nada, cuando pasaron meses los doctores dijeron que ya era tiempo de desconectarla pero tú te negaste. Es así como pasaron tres años, tres largos años en donde tu madre estuvo en coma mientras tu sobreviviste lo mejor que pudiste.

Ahora tienes dieciséis años. Y tristemente aún no recuperas esos recuerdos que perdiste, aunque no sabes precisamente qué fue lo que olvidaste, es triste saber que aún siguen bloqueados en alguna parte de tu cerebro.

Estabas limpiando tu habitación cuando algo en el suelo te hizo tropezar.

Al pararte un sonido tintiniante empezó a molestarte, al igual que una luz cegadora comenzó a aparecer justo debajo de tu cama.

Ahí al levantar el cobertor te topaste con un brillo muy intenso, cerraste los ojos por un momento y los abriste cuando aquel misterioso brillo cesó.

Confundida tomaste lo que había producido ese brillo y ese sonido.

Era... el collar de tu hermana.

No podía ser cierto, ella siempre lo llevaba consigo a todas partes. ¿Qué hacia allí?

Utopia ― BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora