Acto 15

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Despues de darnos un gran abrazo y un corto beso. Entrelazo su mano con la mía para caminar todo recto hacia una gran puerta. Al abrirla podías ver un ambiente tranquilo personas bailando, las luces eran iguales al anterior salón o mejor dicho era casi idéntico al salón anterior con el detalle de que había música y en vez de escenario era una barra de bebidas....

—¿Bailamos? —interroga David haciendo  una leve reverencia y extendiendo su mano hacia mi.

—Me encantaría señor...—rió un poco aceptando su invitación.

—Sería un honor bailar con una hermosa damisela como tú —en su rostro se reflejaba una pequeña sonrisa.

No soy muy apasionada al baile pero hago mi esfuerzo.
La música comenzó y ahí me encontraba bailando con el tipo que quiero...
Hacia que diera algunas vueltas  mientras tomaba de mi cintura, haciendo que meneara mis caderas....
Luego de unos pasos de baile y pisones por parte mio y de el, quedamos de manera junta, debido a que la música ahora era en piano.

—No bailas mal —menciona en tono burlón.

—Ni usted, no puedo decir lo mismo por mis pies —mencione un tanto sarcástica, aunque fuera de broma si me duelen.

—¿Te pise muy fuerte? Lo siento, si quieres podemos sentarnos en las sillas que están en la barra de bebidas ¿te parece? —interroga tomando de mi mano esperando una respuesta mia.

—¡Tomaré la oferta!...

Sonreí un poco al igual que el, nos dirigimos a la barra no había mucha gente ahí. Solo un señor si no estoy mal es el que atendía, su vestuario era como el de un camarero con un antifaz morado.

—¿Se les ofrece algo?¿puedo ofrecerles algo? —interroga el sujeto con la acción de agitar un frasco que tenía en sus manos y sacar un líquido y ponerlo en una pequeña copa.

—¿Agua? ¡por favor! —balbuseo un poco.

—Lo que la señorita pida.

Note como hacia sus acrobacias para servir el agua, hacia que los hielos dieran vueltas en el aire mientras los atrapaba con un vaso. Hacia que saliera una pequeña fuente de agua y cayera en el vaso.
Mientras que yo estaba boquiabierta con los movimientos sintiendo a mi boca rogar por agua

—Aquí tiene...—añade el sujeto acercando el vaso con agua hacia mi.

—¡Gracias! —menciono para agarrar el vaso y beber su contenido.

—Es un placer servirle, ¿usted va a querer algo de tomar? —interroga a David que estaba atrás mio y luego se sentó en la silla que estaba a un lado de mi.

—Jugo de manzana, por favor..

—Enseguida...

—¿Sabe bien tu agua señorita hyung? —habla el chico de cabellera castaña y antifaz negro.

—Demasiado Mr. Smith —bromeo un poco tomando otro trago de agua.

—Aqui tiene su bebida señor —añade el sujeto de las bebidas.

—¡Gracias! —el castaño mira al sujeto agarrando la bebida y llevándola a dirección de sus labios—. Te has vuelto muy bromista querida —habla una vez que dejó su vaso en la barra de bebidas—.  Por cierto, iré al baño, ¿Puedes esperar por mi?

—¡Claro! No creo que muera —sonrio de nuevo.

—De acuerdo, mi paciente damisela

David se había ido.
Estaba sentada esperando a que aquel chico de cabellera clara llegará.
En todo lo que esperaba pacientemente, alguien me tomó de mi hombro, volteo a ver de quien se trata, topandome con aquel tipo que me trajo a este lugar...

—Alejandra, te he estado observando desde que entraste aquí, me he dado cuenta de que estuviste  coqueteando. Es hora de regresar a casa —toma de mi brazo, haciendo que me levantará de mi asiento.

—¿De que hablas? ¿Estas ciego o que?, yo nunca coquetee con nadie, y si lo hago, sería algo que a ti no te incumbe —arrebato mi brazo de su agarre, provocando una mueca de sorpresa en ese tipo.

—Alejandra, te dije que no hagas espectáculos —nuevamente me toma de mi brazo—. ¡¡Va - mo - nos!!..

Jala de mi brazo arrastrandome hacia la salida.

Llegamos a unos pasillos, él se detuvo,   arrinconandome contra la pared.

—¿¡Qué estás haciendo!? —exclamo, intento separarlo de mi, pero es imposible.

—Cariño, ¿por qué te quejas? Siempre te han gustado mis besos

El tipo tomó de mi barbilla, dándome un beso que me reuse a corresponder.
Muerdo sus labios, provocando así que se apartara de mi.

—¡Auch! —toca su labio inferior, y mira hacia sus dedos que tienen sangre—. Tch

—¡No hagas eso!, prometiste que no lo harias —frunzo el ceño, por la acción de que ese tipo hizo.

—Esta bien —gruñe.

Me toma de mi brazo jalandome hacia la salida y encaminarnos hacia el auto.

A regañadientes entre al auto, tratando de olvidar lo sucedido, y pensar en cómo le diría a David.
Oh Dios mío, ¿por qué eres cruel?

Estaremos juntos de nuevo ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora