Acto 21

8 3 0
                                    

Como decía, me hubiera arreglado un poco más, si aquél tipo me hubiera dicho a donde íbamos; me fijo en que una de las mujeres que está sentada al lado de uno de aquellos tipo de traje me mira fijamente como si yo fuera un bicho raro.

Osea también tengo sentimientos y estoy considerada una de las más hermosa de la escuela, o eso es lo que me hacen creer, bueno ahora eso no importa.
Muevo mi cabeza hacia los lados y me siento, debido a que Miguel había jalado una silla para que me sentara.

—¿Qué hacemos aquí? —mascullo un poco jalando el traje del chico, mientras que él me mira con una sonrisa un tanto burlona.

—Tranquila, linda —dice y quita sutilmente mi mano de su traje y lo acomoda con discreción. Aquí les pregunto, ¿qué hubieran hecho ustedes? Si su respuesta es nada, les digo que están en lo correcto, porque ahora mismo mi cerebro dejó de trabajar. Ladeo un poco mi cabeza y veo hacia mis dedos y noto que la mesa es de cristal. Vaya, creo que por eso no dejan entrar niños a este lugar.

—Y bien, ¿para qué nos querías reunidos a todos? Miguel —añade una voz masculina; como cualquier otra persona, poso mi mirada hacia el dueño de aquella voz.

—Oh, solamente quería presentarles a mi prometida —habla Miguel con una voz inocente.

¡JA! Ese tipo es bueno fingiendo, cuando en realidad el es mismo demonio pero en una versión más rara, por así decirlo. Como me gustaría estar en algún otro lado con David, o en este mismo lugar en una cena romántica, no aquí, con tipos que no conozco y unas mujeres viéndome con unas muecas, que hasta me dan vergüenza.

—No es por ofenderte ni nada por el estilo, Miguel, pero, ¿por qué no buscaste a otra mujer? —habla una de las mujeres que me ve con desaprobación.

Vaya, y eso que yo no venía con ninguna intención, pero ahora resulta que estoy comprometida. Le doy vueltas al asunto hasta que por fin reacciono y me sorprendo y casi muero, prácticamente sentí como mi alma salía de mi cuerpo y entraba de manera agresiva, ¡por Dios! Solo a ese tipo se le ocurre decir semejante barbaridad.

Ya estoy hasta la coronilla, pero, ni modos, no puedo hacer nada contra alguien que es superior a todas las personas o eso creo yo.

—¿Y qué opinas? Querida —habla Miguel haciendo que salga de mis pensamientos; con uno de sus brazos, rodea hasta donde esta mi hombro y me aprieta contra el cuerpo de él.

—¿Opinar de qué? —indago arqueando una de mis cejas.

—Sobre nuestra boda, linda —sonríe, con una de sida manos me toma del mentón pero me aparto haciendo que todas las personas que estén ahí me vean con sorpresa.

Siento que hice algo malo, pero, estoy en todo mi derecho o eso quiero creer. Como decía, todas personas me miran como si hubiera cometido algún pecado. No tiene nada de malo rechazar un beso o, ¿sí?. ¡Oh por Dios! Sólo yo tengo que pasar por esto. Me hubiera gustado que mi vida fuera totalmente diferente.

Noto como Miguel me mira fulminante como si yo fuera su peor enemigo.
¿¡Es enserio!? Solo por apartarme Ya me quiere matar, vaya, y yo que pensaba que era tolerante.
Y sin darme cuenta yo era arrastrada hacia algún lugar apartado por aquél tipo.

—¿¡Qué es lo que estás haciendo!? —exclama furioso y me aporrea un poco hacia una pared. Que macisa.

—¿¡Cómo qué, que quiero lograr!? —respondo un poco alterada viendo al chico fijamente—. Quiero que me dejes en paz, estas mal de la cabeza si piensas que vas a ganar mi amor sólo por tenerme a la fuerza aquí

—¿Quien dijo qué quiero tu amor? —dice serio.

—¿Entonces qué es lo que quieres? —miro con duda al chico.

Estaremos juntos de nuevo ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora