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Bonus: baby touch me


SiZhui levantó su vaso de té frío de la mesita de metal, limpiando con la servilleta gastada el agua condensada debajo del recipiente. El sol sobre sus cabezas estaba en ese punto donde no era ni demasiado fuerte ni tampoco tan suave, derramándose indiscriminadamente sobre la terraza, dejándole una sensación cálida en el suéter manga larga grueso, de color blanco prístino, que le quedaba un poco grande en el cuello y los puños y todavía no estaba seguro de si realmente era suyo o lo había confundido con uno de los de su papá cuando empacaba.

Le dio un sorbo, mojándose apenas los labios, un escalofrío recorriéndole la espalda. Sus ojos miraron fijamente la pantalla de la computadora, leyendo y releyendo las nueve mil palabras del ensayo que se supone debía entregar el martes, asegurándose de que no se le escapara nada. No los levantó ni siquiera cuando escuchó el movimiento agitado a su izquierda, JingYi revolcándose en su sitio como un pez fuera del agua.

—Alguien en Twitter publicó que al menos una de cada cuatro personas es gay —farfulló—. Aiyah, vencimos el sistema.

SiZhui frunció el ceño, borrando una coma que le hacía ruido y reemplazándola mejor con un punto y coma, antes de alzar la vista y echarles un vistazo rápido a sus novios, repartidos alrededor de la mesa en las sillitas de metal a juego con la suya.

ZiZhen resopló por la nariz algo parecido a una risa, prestándole apenas la mitad de su atención, su mirada concentrada en el dibujo a medio terminar en su iPad. Su suéter ligero verde limón le quedaba suelto, exponiendo parte de su hombro derecho, donde la marca amoratada de una mordida ya comenzaba amarillear. SiZhui parpadeó, algo parecido a un recuerdo borroso pulsando detrás de sus sienes, preguntándose vagamente si había sido él, JingYi o Jin Ling quien le había hecho eso. Probablemente Jin Ling.

—¿No deberías estar estudiando? Deja de perder el tiempo y concéntrate, no digas tonterías.

JingYi trepó las piernas sobre el borde de la silla, envolviendo los brazos alrededor de sus rodillas y abrazándolas contra su pecho. Sus libros de texto, libretas de apuntes y laptop permanecían olvidados en la superficie de la mesa, desperdigados sin ceremonia en medio de todo el caos de materiales de estudio.

—¿Qué eres, tu tío? —atacó de vuelta, replegando los labios para mostrarle los dientes—. Jiang WanYin jamás me trataría así.

Jin Ling estrelló la mano sobre su mejilla, empujándolo torpemente en un gesto infantil que pretendía ser de molestia, pero no era ni siquiera la mitad de una bofetada malhecha.

—¡Claro que sí! —sus dedos tiraron del cabello sin recoger de JingYi, que intentó apartarlo de un manotazo solo para ser jaloneado de nuevo—. ¡Eres tan fastidioso y estúpido! ¡Mi tío te rompería las piernas por cada tontería que dices!

Forcejearon un rato, dándose codazos torpes y arañazos de los que pican, casi cayéndose de espaldas de sus sillas. La mesa tambaleó, amenazando con volcarse con todo y contenido hacia el suelo. SiZhui suspiró, guardando el documento de Word y cerrando su laptop con mucho cuidado; si algo ocurría, esta sería la segunda que le dañaban en el año y medio que tenían de convivir juntos en un mismo sitio.

Aquello era un domingo normal.

—Oigan, ustedes dos —ZiZhen frunció el ceño. Dejó el iPad en su regazo, mirándolos a ambos de manera severa—, basta. Tírense a la piscina o algo, si es que no soportan el calor.

Jin Ling apartó las manos de JingYi, cruzando los brazos sobre el pecho, un intento muy, muy malo de lucir superior y digno, como su tío. Los labios de JingYi se fruncieron en un puchero feo, regresando a la pantalla de su teléfono y fingiendo no prestar atención. SiZhui se terminó el resto de su té en dos tragos y se puso de pie, estirando los brazos por encima de la cabeza. La brisa húmeda, siempre ligeramente fresca por la altura del penthouse, cosquilleó en la piel expuesta de su vientre, mordiéndole suavemente hasta hacerlo sisear. ¿A quién se le ocurriría que es una buena idea vivir en un piso sesenta y cuatro? Cada vez que pensaba en ello no podía evitar terminar sacudiendo la cabeza, no queriendo cuestionar al padre de Jin Ling demasiado.

Ya se le estaban pegando las mañas de su papá.

Regresó adentro, yendo a la cocina y lavando el vaso, ignorando tanto como su consciencia le permitía el desastre de trastos mal puestos y cacerolas medio sucias de la noche anterior, cuando se las ingeniaron para preparar un poco de arroz frito con hojas de mostaza —o algo bastante retorcido que, en teoría, se parecía mucho a eso. Dejó el vaso en su sitio, el mueble aéreo arriba del fregadero, casi saltando del susto cuando unos brazos delgados y firmes lo abrazaron por la espalda.

—Jiang WanYin no me rompería las piernas por compartir mi sabiduría en medio de un momento aburrido. Ling no sabe nada.

SiZhui se rio entre dientes, echando la cabeza hacia atrás, apoyándola en lo que probablemente era la frente de JingYi.

—Para ser justos, lo que hiciste fue leer un tweet, no algo que se te haya ocurrido a ti.

JingYi masculló algo, las palabras masticadas demasiado apretadamente entre dientes para que lo entendiera. Sus hombros se aferraron duramente contra los suyos, como las hojas filosas dos espadas, provocando una presión extraña pero agradable sobre su espalda tiesa, adolorida de estar tanto tiempo sentado frente a la computadora. SiZhui se relajó, fundiéndose en el abrazo, dejando que el lío de nudos en su columna se disolviera.

—¡Llorón, viniste a quejarte con SiZhui!

SiZhui había estado contando los segundos para que esto sucediera.

—¡Yo qué! ¡Tú que te quedaste a lloriquearle a ZiZhen!

—A mí nadie me ha dicho nada. Les dije que se lanzaran a la piscina si tan acalorados estaban.

Unos brazos tironearon de su cuerpo, empujándolo lejos del borde del fregadero y encerrándolo en un abrazo que de abrazo no tenía nada, era más como una lucha por ver quién abarcaba más de él. Los labios de Jin Ling picotearon los suyos, apenas lo que dura la mitad de un segundo, antes de continuar:

—Si mi tío te escuchara decir que Twitter es sabiduría, definitivamente te rompería las piernas.

—¡No porque tú no sepas usar Twitter significa que Jiang WanYin piense lo mismo! —chilló JingYi, prácticamente en su oreja—. ¡El único estúpido aquí eres tú!

—¡Lan JingYi se escribe con los caracteres de estúpido!

SiZhui se encogió, repentinamente arrastrado al medio de aquella batalla, de manera literal. Escuchó la risa suave y ligeramente siniestra de ZiZhen, presionando un largo y fino dedo índice en su mejilla antes de alejarse completamente, abandonándolo, recostándose sobre isla de la cocina con el iPad en la mano, desentendiéndose de él pero quedándose cerca de su vista para que SiZhui supiera que no pensaba rescatarlo.

Dejó ir un suspiro derrotado, dejando que dos de sus tres novios lo jalonearan a su antojo, echando de menos la casa de sus padres en Shanghái, aunque, en el fondo, sabía que no había ningún otro lugar donde le gustaría estar.

Dejó ir un suspiro derrotado, dejando que dos de sus tres novios lo jalonearan a su antojo, echando de menos la casa de sus padres en Shanghái, aunque, en el fondo, sabía que no había ningún otro lugar donde le gustaría estar

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Bueno, eso es todo. Ha sido un viaje escribir esto, primero que nada porque creo que la última vez que escribí pwp puro y duro fue en 2016, y había perdido la práctica. Me siento satisfecha.

Título del capítulo fue sacado de Touch, de NCT 127.

Gracias por leer 'v')/

《MDZS》 My baby do like itDonde viven las historias. Descúbrelo ahora