1-3

830 22 2
                                    

Ayer fui con mi madre a hacer la compra, y vaya compras.
Al entrar intente disimular, ya que no me hacia gracia que mi madre supiera que me gusta el cajero, porque empezaría con sus paranoias.
Así que al no preste atención a la entrada. Cojimos un par de frutas, queso, y gel de ducha, el de chocolate que tanto me gustaba.
Mi madre noto que estaba un poco nerviosa, asi que me pregunto por ello.
-¿Estas bien? Te noto distraída -dijo algo confusa.
-Si, solo que tengo un poco de sueño, nada mas.
-Normal, eso de dormirse a las 4 de la madrugada no te hace nada de bien.
-Quizás si tu no me obligadas a ordenar mi cuarto a esas horas... -dije haciendo el tonto.
-Bueno, ya basta Amanda, no quiero empezar otra pelea. -Dijo seria.

Llegamos al cajero, y dios, era el, con su sonrisa resplandeciente como de costumbre. Mi madre noto que lo miraba, así que no se le ocurrió mas que ponerme un poquito en ridículo.
-Hola. -Dijo el, risueño. Yo no paraba de mirarle ni el ami.
-Buenos días. -dijo mi madre con una sonrisa.
Nos empezó a pasar los artículos por caja mientras sonaba el  "pii" de cada una.
Mi madre, para que comorobara el cajero que no nos llevabamos nada en la bolsa que tenia en la mano, se le ocurrió la brillante idea de enseñar lo que había en su interior, porque antes de llegar al supermercado fuimos a una tienda de al lado a comprar unos calcetines raros que llegaban por los muslos que ami me parecían muy sexys, un tanga de geopardo, y un sujetador a juego.
Al verlo en chico quedo perplejo, y le subió el color a las mejillas enseguida, al igual que ami y soltó una risita mientras se mordía el sabio inferior.
Yo rojisima, empecé a decirle a mi madre que guardara eso, que no fuera una pesada, como siempre.
Así que mientras le entregaba el dinero al chico, y yo moría de vergüenza, el me miró, y me giñó un ojo, yo a eso reaccioné mordiéndome el labio inferior, como el antes, y mientras metía nuestras cosas en la nueva bolsa se me ocurrió una cosa.
-Miguel, bonito nombre, -dije mirando la placa de su camiseta. -por favor Miguel, perdona a mi madre, al parecer no sabe cuando estarse quieta. -dije mientras el me miraba atento.
-No te preocupes, -rió- ¿y tu? ¿como te llamas? -pregunto mientras seguía metiendo nuestras cosas en la bolsa.
-Amanda. -dije mientras los dos nos mirábamos tiernamente.
-Bueno Amanda, que tengas un buen día, espero verte mas por aqui.
-Si, claro. -dije mientras echaba una estúpida risita.

A PRIMERA VISTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora