CINCO

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La novela erótica, se dijo Hannah, era mucho más satisfactoria si tenías a quien imaginar como el protagonista.

Ella solía pensar en Richard, aquel que había sido su amor platónico de preparatoria y el mismo chico que había terminado por humedecer los sueños de todas las chicas de su grado, e incluso de otros. Sin embargo, mientras leía aquel libro que le habían enlistado en la universidad, por primera vez en mucho tiempo, su mente solo tuvo un nombre: Max.

Sus pensamientos fluctuaban entre sentirse incomoda y al mismo tiempo sentirse sumamente excitada, pues había algo caluroso en pensar en que ella era la mujer principal de aquella historia y que Max era el dueño de las manos que la tocaban en zonas a las que él nunca había tenido acceso.

Cambió su posición en la cama, acostándose sobre su estómago y extendió el libro hacia la siguiente página, la que marcaba el final de otro capítulo.

Hannah había tenido que retrasar la universidad luego de que sus padres murieran para lograr recomponerse del luto, por ello, mientras que sus amigos se habían graduado ya, ella seguía estudiando en línea las materias que le habían quedado pendientes para titularse. Además, se hacía cargo de actividades laborales en la empresa que había sido de sus padres y que ella había terminado por heredar, y aunque dichas actividades eran minúsculas, pues otros accionistas se hacían responsables de la mayor parte del trabajo, eso la mantenía ocupada y con la mente llena.

Aquella tarde, mientras enfocaba su atención en aquel apasionante deber, su atención se vio interrumpida por la iluminación de su celular, había recibido un correo.

Por un par de días había intercambiado mensajes con su mejor amigo, definiendo las reglas y aquel correo, supo con certeza, tenía el reglamento de su experimento sexual.

Lo leyó con una sonrisa.

1) La amistad estará siempre por encima de cualquier cosa.

2) Si las cosas fallan, lo hablaremos.

3) Si cualquiera de los dos quiere salir con otra persona, la práctica sexual se termina.

4) Lo que pase en la habitación, se queda en la habitación.

5) Ninguno de los dos se mostrará avergonzado o cohibido por sus fantasías y gustos íntimos.

6) Está terminantemente prohibido ponerse raros de actitud por algo que pasó en el sexo.

7) Si cualquiera de los dos tiene una inquietud con respecto a la relación, la discutirá con el otro.

8) Si cualquiera de los dos encuentra que algo en el acto no le está causando placer, lo hará saber.

9) Está terminantemente prohibido tener relaciones con terceros, de suceder, se deberá usar protección por el bien de todos los involucrados.

10) En el momento en que la relación peligre, se aborta la misión.

Y aunque las reglas le parecían sensatas y serias, Hannah no pudo evitar reírse, no tanto porque aquello fuese gracioso, sino porque aquello era tan típico de Max.

Ese reglamento denotaba seriedad, meditación, razonamiento y responsabilidad, todo él estaba tan bien pensado y redactado que la castaña casi pudo oler el aroma de su mejor amigo en él.

Eso le trajo un pensamiento aún más divertido... y perverso. ¿Sería así de serio y recatado en la cama?

Pronto lo averiguaría.


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⏰ Última actualización: Aug 18, 2020 ⏰

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El sexo no estaba en el contrato | 1/3 | Angie JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora