1. Mimos. [Jhin x Rakan]

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Palabra: mimos.
Pareja: Jhin x Rakan. 

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Los compases de sus cuerpos se complementaban a la perfección. Con la suave música colocada por el maestro Jhin, el aplicado estudiante meneaba su cuerpo, acompañado de unas traviesas caricias por la extensa espalda adversa.

Había practicado, cada noche en la soledad de su habitación la coreografía que su maestro le había pedido. No podía decepcionarlo. No quería decepcionarlo.

—¿Me consentirás por comportarme bien? —murmuró sobre la oreja del mayor, temblando de gusto por las caricias sobre su cabello.

—¿Qué deseas, pequeño? —acceder a uno de sus caprichos por un día estaría bien, tenía que compensarle por el esmero que había demostrado en la clase de hoy.

—Mimos, mimos y más mimos.

Desde que había iniciado una especie de relación oculta con su profesor de baile, pocos eran los momentos en donde disfrutaban de un íntimo momento. El mayor, era reacio a ese tipo de comportamientos, en privado o en público. Rakan debía conformarse con ello, pero no hoy.

—Y chocolates —enseñó una enorme sonrisa para convencer el sereno rostro del pelinegro, un encanto que funcionaba cuando se lo proponía.

—Mhm...

Los movimientos de Jhin se detuvieron de manera abrupta y Rakan cayó sobre sus brazos al chocar sus pies al detenerse. El menor observó unos segundos al contrario, desorientado, escuchando sólo la música de fondo acompañarlos en la soledad.

Con cortos y firmes empujones, Jhin fue arrastrando al menor por el salón, hasta chocar con el frío espejo que decoraba el largo de la pared.

—Jhin... —jadeó despacio, cuando su cuello fue invadido con potentes besos.

Su torso, aún impregnado de sudor por la intensa clase de baile, era tocado sin pudor alguno. Desde el final de sus caderas hasta por encima de sus pezones, deteniéndose en ellos por segundos para apretarlos entre sus dedos, suave, cada vez más fuerte, para terminar con un ligero toque de su pulgar.

La remera a medio levantar dejaba que su piel hiciera contacto con el frío vidrio, contrastando con la temperatura corporal. Las manos de Rakan no querían quedarse quietos por lo que buscó el rostro adverso aún entretenido en su cuello, pero el mayor chitó en modo de regaño.

—Yo no pedí mimos, Rakan, mantente quieto.

Los dedos se apretaron, sin poder oponerse a su orden y dejó sus manos a un costado luego de que sus prendas superiores fueran retiradas.

Los finos dedos del pelinegro resbalaron hasta el pantalón deportivo, jugueteando un poco con el elástico, sin introducir sus dedos, para tortura del menor. Encorvó su cuerpo a la altura de los rosados botones que exclamaban libidinosos por atención.

Su lengua trazó un compás con la música de fondo que opacaba los altos gemidos del rubio muchacho.

—Nos oirán —retó, aunque sus intenciones no eran callarlo, sino todo lo contrario. El lugar donde se encontraban era solo una pequeña habitación de las tantas en aquel extenso salón de baile en la que Jhin era el dueño y profesor por excelencia.

—¿Desde cuándo te importa? —gimoteó.

Ambos se conocieron un día en que Rakan apareció de manera imprudente en medio de una clase, exigiendo participar. Desde aquel día, asistía cada semana, y saciando la sed de éxtasis que desbordaban sus cuerpos. Cuando Jhin se percató del cambio que el menor estaba logrando en él, ya era demasiado tarde; cayó rendido ante él.

Challenge ─  Smut League of Legends.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora