El hecho de que las drogas -excluyendo a las recetadas- son malas, es evidente. Estas causan un daño enorme en el organismo y en la vida del individuo; entrar en ese mundo es alejarse del mundo en el que vives, y lo peor de entrar es que no es fácil salir. No conozco a nadie que consuma drogas, o al menos no que yo sepa, pero soy consciente de lo difícil que debe ser esa situación.
Hay que ser empáticos: quienes son adictos pueden sentir una enorme felicidad a pesar de estar destruidos; en vez de culpar al adicto en una medida exagerada podríamos comprenderlo e intentar ayudarlo. Si ves a alguien así tienes dos opciones: lo ayudas, o sigues con tu vida, pero no lo «matas vivo» -; aunque si sigue por ese camino terminará así de todas formas.
Las personas somos seres prejuiciosos por nacimiento: siempre que vemos a alguien diferente lo miramos mal. Los únicos que se salvan de esta afirmación, casi siempre, es la gente de corta edad. Tengo fe en que con el paso del tiempo esto siga cambiando para bien, porque a dejar de ser prejuicioso se aprende y se enseña. Muchas veces la gente entra en adicciones por presión social, ya sea directa o indirectamente, así que estos temas pueden ir de la mano.
Hagamos de este un mundo mejor, y no dejemos que la gente se vea obligada a irse a otro.
ESTÁS LEYENDO
Esencia
Espiritual¿Te gustan los escritos cortos? Esencia es una compilación de escritos que, si bien tienen una relación entre sí, no se necesitan para coexistir en conjunto. Cualquier sugerencia o apreciación personal es bienvenida. De hecho, me gustaría demasiado...
