─ No es nada ¿no estuvo tan mal verdad? ─ niego con la cabeza ─ ¿Me dejas mostrarte algo?─ aunque no se mucho de él, me agrada su conpañia.
─ No tengo nada mas que hacer ─ sonríe y me da su cálida mano.
Salimos y me lleva hacia unas escaleras de emergencia, después recorremos un largo pasillo hasta llegar al final.
Abre una pesada puerta granate ─ Las damas primero ─ me hace una especie de reverencia y no puedo esconder mi risa idiota ─ las mejores vistas de Sydney ─ entro y ante mi veo unas grandes ventanas de cristal con una vista increíble, un billar americano, una mesa y un piano con una guitarra apoyada.
─ ¡Es hermoso!
─ ¡Lo sé!
Me acerco a las ventanas y me quedo mirando el núcleo urbano.
─ ¡Me encanta! ─ de pronto empiezo a oír una melodía procedente del piano y me giro sobresaltada, toca hermoso ─ ¿Tocas?
─ Sí, amo la música es algo que desde pequeño forma parte de mí.
─ ¡Yo también la amo! Este año termino la carrera de técnica vocal.
─ ¿Cuantos años tienes? ─ me mira algo confuso.
─ ¿Tengo dieciséis años, tú?
─ Dieciocho.
Me siento encima de la mesa y me bajo al ver que ya han pasado dos horas desde que me despedí de mis papás y que ellos probablemente están buscándome por el hospital.
─ Debo irme, es tarde.
─ Okey entiendo. Dame tu número ─ no acostumbro a dar mi número a desconocidos ni tampoco a confiar en ellos, pero ya que hoy me he saltado eso, no tengo nada que perder.
Se lo doy y me voy corriendo hacia mi habitación. Por suerte mis papas aún no están.
Aprovecho para darme una ducha en la que no dejo de pensar en Luke y eso me asusta.
Termino y me acomodo en la camilla con mi movil. Entro en los ajustes y me conecto a la red "Wi-fi". Abro la aplicación "WhatsApp" y veo que no hay nada nuevo excepto que un número desconocido me a hablado.
"Hola"
Leo el mensaje y lo primero que se me pasa por la mente es la posibilidad de que sea Luke.
Yo: ¿Luke?
Luke: Así me llaman.
No puedo evitar sonreír ante su respuesta.
Luke: ¿Como estás? ¿Adolorida por tu gran entrada?
Yo: ¿A qué te refieres?
Luke: Jajajaja ¿No recuerdas tu caída?
Yo: Aah Nunca me dolió.
Luke: Mejor así.
Mis papás llegan y dejo el teléfono encima del cojín.
─ ¿Como te encuentras? ─ mi mamá se acerca y me besa en la frente.
─ Mejor ─ se sienta en una butaca ─ Papá está en el servicio - sonrío y no puedo evitar mirar si Luke me ha respondido. Desbloqueo mi teléfono y mi corazón se estremece al ver que no me ha vuelto a hablar.
─ ¡Hija! ─ mi papá entra en la sala con una enorme sonrisa ─ te veo mejor, ya me ha dicho el doctor que te has hecho unos análisis, pronto tendremos los resultados.
─ Sí ─ le sonrío.
─ ¿Te traigo algo para cenar del restaurante?
─ Sí ¡Sorpréndeme!