La mañana comenzó en la casa Watterson y los niños se preparaban para irse a la parada de autobús, no obstante, se detuvieron al ver algo sin precedente. Su padre se había levantado temprano y no estaba viendo televisión.
— Señor papá, ¿Se encuentra bien? ¿Está teniendo otra crisis de la edad? – Preguntó preocupado Darwin al ver a Richard en frente de una radio.
— No, eso ya lo superé hace una semana. Ahora guarda silencio hijo, papá está esperando a que anuncien los ganadores. – Contestó el mayor subiendo el volumen de la radio.
— ¿Ganador de qué? – Preguntó Anaís.
— ¡Qué bueno que preguntas! Gasté trescientos dólares para entrar a una rifa por unos boletos para Daisylandia.
— Espera ¿De dónde conseguiste los trescientos dólares? – Cuestionó Gumball.
— ¡Ya van a decir! – Se emocionó el padre acercando su oído al aparato.
— Y el ganador de los seis boletos para un día completo en Daisylandia es... El número 52 ¡El señor Watterson!, Favor de presentarse la siguiente semana en la estación para recoger el premio. – Anunció con rapidez el locutor.
Richard gritó de felicidad mientras arrojaba la radio por una ventana, ya no la iba a necesitar más.
— ¡Richard! ¿Porqué me falta dinero en la tarjeta? – Entró furiosa la madre de la familia a la sala.
— ¡Cariño, no vas a creerlo! ¡Gané unos boletos para que la familia vaya a Daisylandia! – Corrió Richard para abrazar a su esposa.
—¿En serio? Niños, no está bromeando ¿Cierto? – Habló confundida Nicole.
— Estamos igual de sorprendidos que tú. – Respondió Gumball.
— ¡Si! ¡Finalmente veré a Daisy! – Gritaba la menor corriendo de un lado a otro.
— Ya escucharon familia, el próximo lunes preparen sus maletas para la mejor experiencia de sus vidas. Yo me iré a celebrar con su madre mientras ustedes van a la escuela.
— Eso no es justo. – Reclamó Gumball.
— Y como queda un boleto extra, te permitiré que traigas a un amigo. – Concluyó Richard.
— ¡Ahora es justo!, Nos vemos. – Se retractó el hermano mayor tomando a Darwin y Anaís fuera de la casa para no llegar tarde a clases.
Después de unos minutos donde el trio de hermanos se dispuso a alcanzar el autobús, Darwin decidió quejarse.
— ¿Porqué te permitieron a ti elegir?
— Quizá porque soy el hermano mayor, y por jerarquía tengo más poder.
— Bien, digamos que eso tiene sentido. – Se resignó Darwin. — ¿Y a quien elegirás?
— A Penny, obviamente. Pero sabiendo lo arriesgado que puede ser si el salón se entera del boleto extra, debo buscar una forma de preguntarle que no llame la atención.
— Entiendo... ¡Oye Penny! – Gritó Darwin a la parte trasera del autobús donde se encontraba la chica con cuernos. — ¡Gumball quiere invitarte a Daisylandia la siguiente semana! ¿Podrás venir?
Todos en el autobús quedaron en silencio al escuchar la palabra Daisylandia.
— Lo siento, desde mañana debo ir a un viaje con mi familia y no sé cuándo regresaré. Tendrá que ser a la próxima. – Rechazó Penny.
El silencio gobernó en el autobús y ahora todos tenían sus ojos puestos en el pobre chico gato.
Gumball solo procedió en ver con mala cara a su hermano para luego abrir la ventana del autobús y saltar.
No obstante, su cara terminó chocando con el pavimento y dándose cuenta que ya habían llegado a la escuela.
— Considera esto una pequeña venganza por no dejarme el último boleto para invitar a Carry. – Comentó Darwin ayudando a levantar a su hermano que seguía con la cara estampada al suelo.
— Suena justo. – Se limitó a contestar el peliazul sobándose la nariz.
No había vuelta atrás, la guerra por el boleto dorado... A Daisylandia, había comenzado.
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Después de mi primer (desastroso) fanfic, decidí comenzar mi arco de redención con este mini fic.
Disfrútenlo :'D
Dibujo hecho por mí para dar medio contexto de como serán los personajes (Hice lo que pude lol).
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CHOOSE ME! [TAWOG]
FanfictionCasi todo el mundo daría lo que fuera por ir a uno de los lugares más divertidos (y costosos) de todo Elmore, y ese es Daisylandia. Gumball y su familia tienen una oportunidad finalmente de ir al famoso parque de atracciones y, por cuestiones de mal...