Otra vez oscuridad a mi alrededor, noto como poco a poco la brea comienza a subir por mis piernas, rodeándome de forma lenta pero mortal. Cada segundo que pasa se acerca y yo estoy aquí, quieto, sin hacer nada como de costumbre antes de quedarme dorm-
-Oye ... Freddy, ¿estás ahí? ... ¡FREDD!
-¡Eh, sí! ¿Qué-qué ocurre Arnau?
Casi caigo en la brea sin darme cuenta, últimamente noto que en cuanto me despisto me atrapa sin compasión y si no llega a ser por Arnau, lo hubiera logrado. Durante unos segundos me encuentro perdido, por lo que comienzo a mirar a mi alrededor. Por suerte, no tardo en ubicarme. Estoy en mi instituto, exactamente en las gradas que dan a la cancha de futbol que tenemos por aquí y, como de costumbre, estoy con Arnau, mi mejor amigo desde la infancia, con su pelo rapado por ambos lados y recogido en una coleta, su ropa con varios cortes y raspones por estar con el skate y esas pulseras de cuero tan cutres.
-¿Cómo que "¿qué ocurre?", Joder que mal rollo das cuando te pones así de pensativo. El día que dejes de soñar despierto va a llover fuego del cielo, ya verás.
-Yo no estaba ... bueno, da igual. Dime ¿Qué pasa?
Mis ojos le miran indeciso, no sé a qué parte de él mirar, solo intento centrarme poco a poco en la realidad, pero por suerte el solo piensa que estoy distraído. Arnau es mi mejor amigo desde que mi madre fue a visitar a la vecina de al lado y, aunque él tuvo que mudarse con el tiempo, desde entonces nunca nos separamos, es más, desde hace un tiempo nos hacemos llamar lobos y que somos parte de una misma manada...bueno, en verdad él empezó con esto, pero yo le seguí el juego,para que mentir. Este idiota lleva conmigo desde siempre y ha pasado por casi lo mismo que yo, fuimos al mismo colegio, nos teñimos a la vez el pelo cuando se puso de moda, dimos el estirón juntos ... bueno, el dio el estirón. Es un gran amigo, le confió muchas cosas a él y solo a él pero, por supuesto, no le he dicho nada de la brea.
-Ahhg, en fin, te estaba preguntando que si irás a la fiesta de bienvenida de Anna, será pasado mañana.
Oh, Anna, es verdad, se supone que fue a la península para probar suerte como deportista profesional, hace poco. Antes eramos íntimos, eramos ella, Arnau y yo, pero bueno, digamos que con el tiempo pasamos a ser un duo de lobos solitarios y ella se convirtió en la pequeña en busca de su propia manada que liderar y gobernar. No hay rencor o odio en mis palabras, no os confundáis, es solo que se juntó con gente más afín a sus gustos como el baloncesto y no con nosotros que pasábamos horas jugando ad & d Aún así, la amistad seguía, aunque no tan fuerte como el lazo que tengo con Arnau.
- Je, ¿Ir a una fiesta por esa hiperactiva con síndrome de paladín de la luz insoportable ?, puede ¿No se supone que volvía en una semana de ... de dónde era, Madrid o Barcelona?
Arnau se calla por unos instantes, mirando al frente en todo momento, algo que solo hacía para quedar guay cuando soltaba una bomba emocional.
-Arnau, suéltalo ya joder.
-De Estados Unidos, vuelve de Estados Unidos, al parecer alguien de por ahí la vio jugar y quedaron sorprendidos, lo suficiente como para ofrecerle una muy buena porque para estudiar en su universidad.
-¿Qué?
Por unos instantes, noto como mi cara se congela, no podía creer lo que estaba escuchando, al final ella lo logró. De mi cuerpo sale un suspiro pesado mientras voy metiendo mi cabeza entre mis piernas por unos instantes, a lo que Arnau comienza a disimular para que nadie lo vea y abre su chaqueta con cuidado, pues no quería que ningún profesor o amigo observara el paquete de tabaco que escondía ahí.
Junto al paquete hay un envoltorio de un chicle de café, nuestro favorito, a mí por el sabor ya él porque le ayuda a aliviar su mono de tabaco o porros. Finalmente lo saca y me lo ofrece, lo cual acepto lentamente mientras el proceso esa información. Antes, Anna y yo éramos buenos amigos, soñábamos con ir a vivir en Los Ángeles, ella como jugadora de baloncesto y yo como escritor, pero cuando mi padre calló enfermo tuve que tachar esa idea. Arnau comienza a darme golpecitos en la espalda como si eso fuera a animarme, aunque, agradecía el gesto de dejarme su último chicle de café y de intentar animarme.
ESTÁS LEYENDO
Ronin
FantasíaLos chicos y chicas de mi instituto mencionan lo que han soñado esa noche con regularidad, hablando de ello como si fueran algo cotidiano y maravilloso. Narran aventuras mágicas con seres imaginarios, monstruos que los acosan hasta que despiertan, e...