Caravana (Dee x Lectora)

Capítulo 14

×Maquillaje×
Dee

Leyendo, borrando el comentario de (T/N), pude oírla claramente como los gritos de Heavy en su habitación, fue incómodo al decírmelo tan directo. Levanté la cabeza del libro y la vigilaba resolviendo sus ejercicios. En esta ocasión no hubo dudas mi preguntas, lo hacía completamente sola.

Captó la atención de mi mirada, reaccione rápido y volví a ocultarme en la lectura, ella también giró rápido cuando nos vimos.

"Eres una brillante estrella en una noche negra"

¿Acaso fue lo mejor que se le ocurrió? Qué patético. Yo pude decirle: eres la canción que siempre se repite en mi mente.

¡Ridículo!

Toque mi rostro, estaba caliente, era un ardor fuerte que marcaba mis mejillas, mordí mi lengua por tal absurdo comentario.

—Ya termine— me dirigí a ella y los califique.

—Me sorprende lo mucho que has mejorado, todas están correctas— sonrió, ese brillo en sus ojos se juntaba con el de sus dientes, pero faltaba un detalle para que ella fuera la verdadera estrella —. Cara de topo aplastado, ¿Cuándo empezarás a maquillarte?

—¿Para qué?— gruñó, reemplazando su alegría con tristeza, me arrepentí —. Gracias por decirme que parezco animal atropellado.

—Agh, no quería decir eso— la jale del brazo y la senté en la cama —. Nada mejor que un perfecto delineado y unas sombras negras, tus cejas y pestañas están de maravilla.

—Gracias, lo tomaré en cuenta— se sonrojó y me sentí aliviado.

Le ordene a cerrar los ojos, ahora sabía cómo dormía, observé su rostro, su piel, su cabello, esos labios, todo de ella me gritaba a acercarme más. Coloqué mi mano en su barbilla, la deslice lentamente a su mejilla, era un poco suave.

—¿Qué pasa, Dee?— preguntó quieta.

—Na-nada— respondí y proseguir a sacar los cosméticos del cajón —. No te muevas.

[...]

—¡Deja de moverte tanto!— grité, ella reía y se sacudía —¡Así nunca terminaremos!

—¡Lo-lo siento!— carcajeaba e intentó levantar un párpado.

—¡Qué no los abras! ¡Maldita sea!— faltaba un último toque en el sombreado.

—¡Es que me haces cosquillas!— rió y a duras penas termine.

—Listo, ya puedes abrirlos— suspiré relajado, cuando lo hizo, quedé atónito —, oh, vaya...

—¿Cómo me veo?— sacó su celular del bolsillo del pantalón para verse reflejada en ella.

—Te ves más hermosa— solté aún perplejo.

Ella me miró confusa, arrugó las cejas tratando de analizar la información.

Evite decir otro cumplido, intentaba permanecer serio como de costumbre, así no habría sospechas. Estoy totalmente seguro.