Canción de amor

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La mañana había sido demasiado extraña apenas me levanté. Salí de mi cuarto a tiempo para ir por un café antes de mi primera clase, pero por alguna extraña razón, sentía que muchas miradas estaban fijas en mi persona y eso me hacía sentir incómodo, pero no quise tomarle importancia. Sin embargo, en cuanto llegué a mi salón, sentí una corriente de frío recorrer mi cuerpo cuando todas las miradas de mis compañeros, se posaron en mí. Lentamente me fui a mi lugar donde, alrededor ya estaban sentados mis amigos, cosa que agradecí.

-Este día está muy raro -dije y mis amigos soltaron una pequeña risa. -Me siento observado, me estoy volviendo paranoico.

- ¿No tienes idea de lo que pasa en Facebook? -me dijo Nico a lo que le respondí con una mirada de extrema confusión.

-El club de fans de Emilio Marcos puso precio sobre tu cabeza -Emmanuel me prestó su teléfono en dónde, había unas fotos de cuando el rizado me llevó al campus después de haber estado en su casa -Dicen que Emilio, ese día, llegó sin coche y resulta que te trajo en coche.

-La incógnita está en si fuiste a su casa -completó Nico y yo no podía creerlo -Es la primera vez que hace algo así, así que todos se preguntan qué tienes de especial. Creo que ni a sus amigos los deja subir a su carro.

-Qué horror que lo acosen de esa manera -solté un poco inquieto, ¿de verdad la gente lo espía tanto que hasta saben si llega en coche o no? Eso no era sano y más porque, ahora mi cara, aparecía en muchos grupos de la universidad, preguntando cosas por mí y no me gustaba ese tipo de atención.

-Agradece que eres viral -soltó Diego de repente -Así Zaida entiende el mensaje más rápido. Hoy no te vino a buscar como todas las mañanas.

-Cierto -sonreí para mis adentros; Emilio Marcos era más útil de lo que había pensado.

El día transcurrió un poco más tranquilo, a excepción de algunas de mis compañeras que me preguntaron si era amigo de Emilio. Yo sólo podía contestar tímidamente que estaba conmigo en la clase de guitarra, que sólo éramos compañeros y ya. Entonces me pedían que le preguntara cosas personas sobre lo que le gustaba y lo que no. Para mí, era un poco triste que las chicas se me acercaran sólo por él; pero supongo que era una forma de avanzar, al menos estaba hablando con chicas.

Al terminar la última clase, en la puerta del salón, Zaida estaba presente y como siempre se aferró a mi brazo después de decir mi nombre en un chillido. No paraba de decir que me extrañaba y cosas por el estilo; genial, al parecer mi plan no estaba funcionando del todo. Me parecía que estaba más melosa de lo usual. 

Intenté zafarme, pero era imposible, hasta que llegamos afuera del edificio donde, había mucha gente alrededor de cierto chico rizado que se encontraba sentado en la banca de enfrente con su guitarra en la espalda, como ya era la usual pinta que le veía. Mi atención se desvió a Zaida quien me apretó más fuerte el brazo sin quitarle los ojos a aquel chico.

- ¡Oye, ya suéltame! -después de cien intentos, logré zafarme -No vengas a mi edificio así...

-Vine porque te extrañaba, bomboncito -decía volviendo a acurrucarse - ¡Además, escuché que andaban por ahí molestándote mucho! -dijo alzando la voz obteniendo la atención del rizado y lo miré con su gesto serio.

-Puedo cuidarme solo -me volví a zafar.

- ¡Emilio! -chilló una chica acercándose al rizado y este se levantó sin despegar la mirada de mí - ¿Qué te trae a la Facultad de Ciencias?

-Vine por Joaquín -soltó serio y, sé que era una buena estrategia la que estaba usando, pero me tomó por sorpresa que sentí como mi corazón dio un brinco. 

Mi persona especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora