El comienzo

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Lo recuerdo, lo recuerdo todo; no me había dado cuenta hasta este momento, parado frente a ti. Creo que era cierto eso que dijiste alguna vez: el destino me ha encontrado.

JOAQUÍN

Lunes. Odio tanto estos días, mi cuerpo no está acostumbrado a reprogramarse después de un fin de semana ajetreado. Lo peor, es que hoy inicio clases de mi segundo año en la universidad y no creo estar listo para todo esto; el primero resultó ser bastante pesado. Apenas y puedo recuperarme de mi corazón roto.

Desde que entré a la universidad, me enamoré a primera vista de la chica más linda de toda la escuela. Marina, alta, de cabello largo, castaño y chino; con ojos grandes y claros. Siempre usa vestidos de colores pasteles y lleva el cabello recogido. La primera vez que la vi, pensé que era muy bonita, inteligente y elegante, pero este viernes, le declaré mis sentimientos y me rechazó.

Nunca he sido bueno con las chicas, en realidad nunca he tenido novia; la primera chica que me gustó fue en secundaria, pero jamás pude articular ni una palabra con ella. Al estar frente a frente, mi cerebro se bloqueaba y ella solo miraba al loco que se había parado frente a ella sin pronunciar palabra alguna. Primera decepción amorosa.

La segunda, Marina; hermosa que se veía en aquella fiesta del viernes con su vestido verde y finalmente, tenía el alcohol suficiente en mi sistema para poder hablarle. Miles de conversaciones venían a mi mente. Iniciaría con un encuentro casual, le diría algún chiste para sacarle una sonrisa y mostraría mi interés por conocerla. Lo practiqué muchas veces durante todo el año y durante la fiesta. Pero no, el sagaz de Joaquín Bondoni, se aproximó a ella y le dijo "me gustas" con hipo de por medio.

Ella tan sólo me miró extrañada y se rio; qué bonito se ríe, pero, después de eso solo escuché un "lo siento, no sé quién eres". Habíamos llevado clases juntos todo el año, incluso le presté mi lápiz para el examen de cálculo y yo tuve que contestarlo con lapicero. Pero ella no me conocía y eso me rompió el corazón y ahora estoy semidesnudo en mi cama con un dolor de cabeza que ni Dios podría quitarme. Quizá, si yo fuera un poco más alto, más atlético y tuviera una voz un poco más gruesa tendría más éxito con las chicas; si tuviera más valentía y fuera más seguro de mí mismo, podría conseguir una cita. Lo que quiere decir, si quiero triunfar en el amor, tengo que cambiar por completo, pero no sé cómo. ¿Cómo consigues un transplante de personalidad?

Alguien tocó a la puerta. No. Alguien golpeaba la puerta y eso hacía que me taladrara la cabeza y hoy no quería ver a nadie.

- ¡Joaquín! -ok, la desventaja de vivir en el campus de la universidad, era tener como vecino a mi entrometido mejor amigo - ¡Levanta tu trasero que llegaremos tarde a la primera hora! ¡Joaquín!

- ¡Oh!, ¡qué molesto eres! -dije al abrir la puerta un poco enojado -No estoy de humor para esto a estas horas de la mañana, Nico.

-Traje pastillas para la cabeza, electrolitos y un desayuno de la cafetería de enfrente que te gusta -decía mientras entraba a mi cuarto, ignorando lo que había dicho -Báñate y desayunas en el camino que, a primera hora, tenemos bioquímica.

-No estoy de humor -me aventé a la cama nuevamente -Mi corazón sigue triste.

-Deja tu drama, Joaquín -me regañó aventándome ropa de mi armario.

-No lo entiendes... -dije incorporándome en la cama haciendo puchero -Yo estaba seguro de que este semestre lo iniciaría con mi linda novia de mi brazo. Marina era el amor de mi vida.

-Lo creería si ustedes tuvieran algo en común, o siquiera si hubieran hablado alguna vez; así que no hables del amor de tu vida -me terminó aventando mi toalla a la cara. -Anda, báñate, te espero abajo. Mi puntualidad es tus manos, amigo.

Mi persona especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora