Un maldito desastre

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NARRADOR

-Qué lindo pingüino -Joaquín se maldecía por estar soportando aquellas burlas de sus amigos en su primer día de trabajo. Diego había intentando no comentar nada, pero cedió ante las risas de sus amigos. 

Los tres habían llegado a la cafetería cerca de la universidad donde Joaquín había encontrado trabajo. Era un café pintoresco ya que tenía la temática de anime y su uniforme era un tanto formal, casi asemejando al de un mayordomo, cosa que no le agradaba nada. Sin embargo, era el único el empleo en el que los horarios eran flexibles y se ajustaban perfectos a sus quehaceres en la escuela y la paga no era mala.

Sus amigos llevaban alrededor de una hora y sólo habían ido para burlarse de su amigo en su primer día. Por su torpeza, se había equivocado en algunas órdenes, pero su entusiasmo era muy grande y sus amigos aplaudían eso. Trabajar le hacía sentir muy bien, aunque ahora tenía su tiempo un poco más ajustado, en aquellos momentos en los que no había mucha gente tendría que aprovechar para estudiar o hacer sus tareas.

-Bueno, entonces una soda italiana para ti, Emmanuel -comenzó a decir mientras repartía las bebidas -Un capuchino para Diego y un frappé de Nutella para Nico. ¿Está bien?

-Excelente, amigo -soltó Emmanuel con una sonrisa; eso fue suficiente para que Joaquín sonriera y regresará a la barra. Justo cuando se volteó, sus amigos intercambiaron sus bebidas para que estuvieran en su dueño correspondiente.

-Bueno, debo irme -se levantó Diego tomando su té helado -Aunque hayamos ganado, tenemos un gran juego mañana y debo entrenar. Nos vemos al rato para estudiar, ¿cierto?

-Estaba pensando en que podríamos preparar los temas hoy y mañana hacer una dinámica para estudiar, ¿qué les parece? -decía Nico a lo que Diego asintió.

-Mañana el partido termina a las 7, ¿está bien? -Nico se giró para hacerle una seña a Joaquín para que se acercara.

-Mañana, estudio, 7:30, ¿puedes? -Joaquín lo pensó un poco, pero asintió - ¿Tu cuarto?

-Sí, pueden caer ahí -sonrió y Diego entrecerró los ojos.

-Dirás...nos vamos después del partido, ¿no? -le regaló una media sonrisa. -Es la semifinal, tienes que estar; mañana sales temprano.

- ¿Ya la semifinal? -Diego asintió -Está bien, entonces del partido, vamos por algo de comer y luego a mi cuarto.

-Perfecto -coreó Nico junto a Diego -Nos vemos, Joaco; diviértete en tu trabajo.

[...]

Habían pasado ya algunas horas, su turno pronto terminaría y Joaquín se sentía un poco más relajado. El barista había terminado su jornada y ahora Joaquín lo sustituía y, a pesar de pensar que el manejo de la máquina de café era un tanto complicado, parecía ya tenerlo dominado y se sentía orgulloso. Además, se había acostumbrado también al ritmo de trabajo y ya no se sentía tan tenso como al principio. Como había poca gente, se dedicó a leer un poco para su examen de Anatomía; era la materia más pesada de su semestre, así que tenía que imprimirle el doble de esfuerzo y se tenía que preparar para la dinámica del día siguiente con sus amigos.

-Entonces, no puedo deshacerme de ti -una voz familiar lo hizo sobresaltarse un poco y frente a él estaba Emilio con una media sonrisa vestido con ropa deportiva -Ahora, hasta en mi cafetería favorita.

- ¿Desde cuándo esta es tu cafetería favorita? -el menor se cruzó de brazos y alzó una ceja sin creer que un café así sería de la preferencia de aquel chico rizado. 

-Desde que te vi con ese uniforme... -a Joaquín le molestaba un poco el hecho de que ese simple comentario le sonrojara. Emilio soltó una pequeña risa y el menor rodó los ojos. 

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2020 ⏰

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