Parte 9

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Las farolas iluminan la avenida sin fin, es hipnotizante, paralizante. Podría ir a cualquier lugar. Podría solo seguir conduciendo en un viaje desconocido sin detenerse.

Mira al asiento del pasajero.

Draco está ahí.

–Estás aquí –dice Harry suavemente.

–Sí.

–Puedo oírte esta vez.

Draco mira al frente, al asfalto que desaparece bajo las llantas del auto, las blancas líneas vuelan a los lados como si el mundo fuera el que gira y ellos estuvieran detenidos.

–He venido a despedirme –dice Draco.

–No –su voz se escapa antes de que Harry pueda detenerla.

–Tengo algo para ti, –Draco aparta la mirada– un recuerdo. Pero dártelo me costará mucho.

–No lo hagas –quizás es la poción, quizás es porque a Harry de repente le golpea la realización de que esta puede ser la última vez que ve a Draco. No sabe si logrará encontrarlo– Prefiero tenerte a ti antes que al recuerdo.

Draco mira la carretera de nuevo.

–Cuando te de el recuerdo, –dice– no seré capaz de regresar otra vez.

–¿Me has escuchado?

–Si, te escuché.

Harry conduce en silencio por un largo momento. Mantiene sus ojos en la carretera frente a él, pero puede sentir el peso de la mirada de Draco. Luego Draco habla de nuevo muy suavemente.

–Detente.

–¿Qué? ¿Ahora mismo?

–Sí.

Van pasando por una pequeña villa en Hampshire. Hay un parque cerca, el rocío nocturno se condensa en los columpios. Harry lleva el auto hasta el parqueadero que queda al lado. Detiene el motor y espera. Draco se queda en silencio por un largo rato y Harry se pregunta si está componiendo sus pensamientos. Draco es así de metódico. Todo tiene que estar en el orden correcto.

–¿Qué crees que pasó conmigo? –pregunta finalmente. Harry frunce el ceño.

–¿A qué te refieres?

–A cómo desaparecí.

–Pues, se trató de una desaparición forzada, por supuesto—

–No.

Harry espera, concentrándose en la sensación del volante bajo sus palmas. Algo solido, real. Exhala despacio.

–¿No? –repite, tratando de esconder el sentimiento de traición en su voz, pero sin lograrlo del todo.

–No. Escogí desaparecer. Al menos originalmente.

Harry está en silencio por un largo rato. Mira hacia el parque, a los vacíos columpios, los gastados caminos que se han formado por la gente que se abre paso a través del prado. Los caminos deseados, más o menos es el nombre que les han dado, recuerda. Cuando la gente los forma al evitar los senderos pavimentados.

–Estás enojado –dice Draco, y Harry trata de reírse, pero el sonido que produce se asemeja más a un lamento ahogado.

–Dejaste mucha gente atrás, Draco. Dios, ¿alguna vez piensas en alguien más que en ti mismo? Tu esposa, Astoria. Y tu madre, quien nunca dejó de buscarte. ¡Maldita sea! Maldito seas tu, y tu egoísta---

Harry se detiene, odiando a Draco, odiándose a sí mismo. Trata de reír con amargura, pero ni siquiera eso puede hacer. Luego busca la manija de la puerta, sintiéndose repentinamente sofocado, necesitando escapar.

Corriendo en el aire Donde viven las historias. Descúbrelo ahora