Capítulo 8: Raelyx

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No podría haber tocado peor tiempo que el de aquella tarde. La tormenta era esplendorosa, y la impaciente lluvia amenazaba con desmoronar cuanto jubón y vestimenta hubiese en su camino. Las gotas caían ya fuertemente desde hacía largo rato en las afueras de Alto Castillo, y, con el invierno en puerta, el frío comenzaba a sentirse más fuertemente.Aún era otoño, pero en las tierras renombradas como Gonnálicas, tan cercanas al norte, y donde allí habitaban las familias de tan antiguo y misterioso linaje, el frío y la nieve contaban los días hasta hacer su mayor acto de presencia.Aunque, a diferencia de muchos otros, Bosque Verde tenía la peculiaridad de que su florecimiento, así como sus diversos tonos y colores, no cambiaban hasta llegado el invierno, cuando la nieve colmaba cada inmensa copa que se alzaba en tan distintos y encantados árboles.Se decía que, aún hoy en día, con el correr de los siglos, incluso milenios, la magia seguía intacta tanto en los cimientos de las fortalezas como en los bosques que rodeaban a los Kryxex.Y allí es donde se encontraba ahora, bajo el enorme Kryxe de Alto Castillo, celebrando ni más ni menos que una boda. En tiempos de guerras venideras y de posibles catástrofes, Ral no sabía si era el peor o el mejor momento para tal acontecimiento.<<Es algo agridulce —Pensó—. Tal vez lo hagan porque no saben si podrán volver a tener la oportunidad...>>No pudo evitar pensar en su boda secreta. Así como tampoco pudo evitar recordar la expresión de ser Desmond cuando le informó sobre tal noticia.<<Pero yo no me caso por amor —Reflexionó con amargura—. Solo lo hago por deber... No creo que alguna vez tenga esa decisión en mis manos.>>Tampoco estaba seguro de quererla, pero el simple hecho de poder elegir haría todo distinto.<<Mi posición como regente trae consigo pesos y responsabilidades que están más allá de mis deseos y aspiraciones personales.>> Se forzó a recordar. Era algo que fue aprendiendo con el correr de los años, y con el transcurso de sus obligaciones. Y, en el puesto en el que se encontraba, los dados ya se habían lanzado, y solo podía esperar a que la suerte jugara a su favor.No era lo más común buscar una princesa del otro lado del mundo, pero, ¿Qué opción tenía? No sobraban precisamente aspirantes a semejante responsabilidad, y tampoco podía darse el lujo de que fuese alguna familia de Nor'thorn la que se aliara con él. Sería una estupidez y estaría sentenciando a su familia y a su gente ser tomados por traidores, con todo el peligro que eso conllevaba. Tenía que ser discreto, y tenía que buscar en un lugar cuyas necesidades y aspiraciones equipararan las suyas. Alguien interesado en expandirse, y con tales impedimentos para hacerlo que sus opciones sean improbables, azarosas y limitadas. Tal como le pasaba a Raelyx.Y esas particularidades, o mejor dicho, intereses, las encontró por medio de Laymon, quien, a su vez, por medio de sus contactos dispersos en Nor'thorn, dió con un importante y astuto mercenario de alta clase, un <<klarstio>>, un hombre de origen noble disfrazado de comerciante. El conseller había indagado hasta dar con Zher Muthan, quien acostumbraba a viajar por todo el mundo y hacer favores a reyes y reinas, al igual que a importantes y poderosas personalidades. En aquel momento, el klarstio se encontraba bajo el servicio de un rey en particular, ocupando un prestigioso lugar en su consejo, como maestro de la moneda y el comercio. Dicho rey al que servía, llamado Zoger Habbaton, era oriundo de las lejanas tierras de Amynthas, más precisamente del Valle de Shainville. Tierras que alguna vez supieron ver a Amynthas desde lo más alto de la pirámide del poder, pero que, en los últimos años, dicho poder había sido eclipsado y amenazado por la llamada Orden del Basilisco: organización formada por rebeldes, quienes querían restaurar Amynthas trayéndo de vuelta consigo el derroque del poder en manos de reyes, reinas o cualquier regente cuya posición dependea de su linaje, y devolver el poderío del reino al pueblo llano.Pelea noble, pero bando con el que no le convenía tomar partido, ya que sus intereses se cruzaban con los de Zoger, y la alianza con éste era fortuita, a pesar del posible oscuro ambiente en el que se adentraba con un aliado con tal sentido de la ambición.Pero, como había sido de esperarse, no era precisamente un panorama que lo fuese a sorpender, ya que el mundo estaba envuelto en ese sucio y contaminado papel; peleas por poder, avaricia, traición y ambición. Y debía entenderlo para que no lo eclosionara como le había sucedido a su padre.<<Luchando contra el sentido del honor que un hombre tanto se esforzó por inculcar y hacer persistir por los siglos de los siglos en su familia y a quienes pudiera hacérselo llegar... Contra un modo de vida que admiré durante tantos años, y del que tanto aprendí a respetar de mi padre, de su padre antes que él, y de inlcuso mi hermano... Me pregunto qué dirían si me vieran ahora... ¿Se enorgullecerían por tratar de curtirme en un mundo tan sucio y lleno de manipulación, o estarían decepcionados porque encontrarían otra forma? —Raelyx no quiso pensar en una respuesta—. Perdón, padre. Perdón, Elysian. Pero yo no encuentro otra forma de sobrevivir a esto. Y prometí que haría lo que fuese por proteger a mi familia. Creo que deberían entenderlo.>>El kryxe frente a él parecía llorar, ¿O serían las lágrimas de su madre? ¿O tal vez de su abuelo? No lo sabía, tal vez era solo producto de la sugestión. Lo que sí sabía era que debía dejar de atormentarse. Pero, entonces, ¿Por qué estaba seguro de que lo seguiría haciendo?La prometida estaba ya por pasar por el <<xumaryo>>, costumbre gonnalica, que aceptaron y tomaron como suya para esta boda, en la que los prometidos pasaban, a través de un tunel conformado por treinta personas. Cada una representaba a uno de los treinta dioses de Gonnalys, y se disponían de dos hileras: la de la doncella del lado izquierdo, y la del caballero del lado derecho.Cada individuo era elegido por el respectivo pasante, considerándose un lugar de honor y de alto privilegio.El papel de cada uno de los treinta integrantes del xumaryo, los xumaryxex, era poseer una espada, con la que se entrecruzaban hasta chocar con la de quien estuviera frente a él o ella, formando dos filas de quince personas, cada uno con su respectiva espada, en señal de protección y bendición para una nueva vida juntos.El recorrido terminó una vez que Linda Holland surgió por uno de los xumaryos, y Daryl Holevar por el otro. Una vez allí, quien los casaría sería un monje gonnalico.El monje llevaba una larga túnica blanca con inscripciones doradas; simbologías y runas antiguas, escritas en los tres idiomas que se hablaban en Gonnalys: Philessio, Lhubrheo y Gonnálico. Llevaba una corta melena blanca, con atisbo de grises, que cubría con el <<xhothor>>, que era la prenda que indicaba la posición o título de monje. Tenía un gesto noble, bondadoso, que traslucía en unos ojos grises que se veían amenazados por una gota de lluvia que le caía por la amplia y arrugada frente.Ni siquiera en el momento de su boda Daryl Holevar fue capaz de cambiar esa soberbia sonrisa que dejaba caer cada vez que sentía la más mínima felicidad. O eso es lo que le parecía a Ral.<<Debería ser él el mellizo de Maddox.>> Pensó con ironía. Recordó el momento en el que se había enfrentado al hermano de Thaena, en lo que había sido su primer entrenamiento juntos. De la larga cabellera negra que llevaba, la cual se negó a esconder bajo un yelmo porque <<no lo necesitaba>>, y de cómo le recordaba de sobremanera a su melliza cada vez que el viento la hacía volar con cada hábil movimiento que éste ejercía.<<Era un calco de ella...>> Tal había sido el caso, que en el momento había tenido sus dudas sobre a quien tenía en frente. Mismas dudas que se diciparon una vez que su oponente lo había dejado en el suelo, mirándolo desde arriba con la sonrisa más irritable que Raelyx hubiese visto jamás.<<Parece que... te caíste.>> Fue todo lo que le había dicho Maddox antes de darle la espalda y salir riendo del entrenamiento, con Filo de Vahaevor en la mano.<<Esa espada parecía relucir entre llamas cada vez que el sol le daba de lleno en su filo.>> Raelyx había quedado asombrado. Y se había parado, furioso, para ir en su búsqueda, pero Thaena fue quien lo detuvo.<<No vale la pena, créeme. Es un idiota.>> Le había dicho con una brillante sonrisa, bajo unas pecas que parecían rubíes posando en cada una de sus blancas mejillas, y unos radiantes ojos color fuego.<<Ya veo —Había contestado él, riendo. Su enojo había quedado en el olvido por un momento. Y se sorprendió, cuando el mismo rostro que lo había hecho sonreír, le volvió a recordar la sensación de furia—. Pues, sí. Lo es. Pero desafortunadamente debo admitir que lo que tiene de idiota lo tiene de buen espadachín.>>Thaena había reído casi hasta las lágrimas. Y Ral no había podido evitar hacer lo mismo.<<Qué buena pelea que tuvimos después de eso...>> Luego del fallido entrenamiento con Maddox, tuvo su revancha con su hermana. Y había sido memorable. Habían estado horas, hasta que ser Wyck los llamó para felicitarlos a ambos y decirles que había sido suficiente para ser el primer día.Daryl y Linda estaban tomados de las manos, y el monje Arzthan comenzó a dar los primeros agradecimientos y bendiciones. Su voz era grave y temblorosa.—"Kher yuhax mher t'har dhegt, kher yuhax mher zul'hax mhor lozt..."Aquellas palabras, en gonnalico antiguo, resonaron entre truenos y una intensa tormenta de la que escapaban únicamente por las imponentes dimensiones de las ramas y troncos del kryxe.Dicho temporal, según las antiguas creencias, traían consigo prosperidad y buena suerte. De modo que, mojarse, poco importaba.Arzthan continuó con la ceremonia.—"...Mahyr mathyx merthun xuxhar, rhelyx mhexyr lethur mheer xlazt..."Raelyx se encontraba en la primera fila frente al monje Arzthan. Como regente, su lugar era allí. No podía participar del xumaryo a menos que sea su familia. Era la excepción en cuanto a la realeza. Aunque, para ese entonces, ya no existiera ese título para él, así como tampoco existió para su hermano mayor.<<"Elysian, el rey que no fue...">> Odiaba ese sobrenombre. Se lo habían puesto tras la última batalla perdida en Vado Diamante, nombre que adquirió luego de que le destrozaran frente a su primogénito la coraza de la armadura a lord Valddarr, la cual relucía cinco diamantes: uno por cada hijo. Según se decía, luego de ese acontesimiento, Elysian había intentado escapar hasta que la infantería enemiga le dió caza en el Bosque de las quimeras.A su lado se encontraban sus hermanas y hermano. Tras ellos, el conseller, ser Desmond y los integrantes del consejo. Y, tras estos, sus respectivas familias.Era turno de los votos de cada uno. Estos se decían al mismo tiempo, mientras el monje ataba sus manos con una tela anteriormente bendecida y pasada por agua de manantial.Una vez hechos los votos, ambos prometidos se besaron, y las espadas que conformaron los xumaryos, se levantaron en señal de festejo.Todos comenzaron a acercarse a cada uno de los recién casados, diriéndoles palabras de felicitaciones, bendiciones y prosperidad para su nueva vida.Raelyx, por su parte, saludó a Linda con un beso en la mejilla, y le deseó la mejor de las suertes. En cuanto a Daryl, no le quedó más remedio que hacer lo mismo. Aunque si bien no le dió ningún beso en ninguna mejilla, sí le puso una mano en el hombro y le dedicó unas amables palabras.—Se te agradece la cortesía, Ral —Fue la respuesta que obtuvo mientras Daryl Holevar le devolvía el gesto de la mano en el hombro antes de dar la vuelta, montar en su caballo, y marcharse.<<¿"Se te agradece la cortesía, Ral"?>> Ni aún de un ser tan irritante y arrogante como aquel, hubiese esperado semejante respuesta. Pero el hecho era que debía de habérselo imaginado viniendo de él. <<"La mejor de las suertes para linda..." Creo que esa sería enviudar rápido.>> Pensó al tiempo en que se subía a la silla de montar de su yegua.La vuelta al castillo se llevó a cabo al galope, la única parte que Taenyx disfrutaba de las bodas.<<Creo que debe pasar lo mismo con Saehra y Jaelarr...>> Se preguntó cómo reaccionarían si se enterasen de que él se casaría en secreto con una extranjera.La mayor de sus hermanas todavía no le dirigía la palabra desde su última discusión, y estaba seguro de que no lo haría hasta su partida hacia el sur. Con lo que la tensión se podía sentir hasta desde allí.Todos habían partido ya rumbo al castillo, donde se celebraría un gran banquete en honor de los recién casados. Pero Ral, como de costumbre, decidió quedarse a solas unos instantes más.Estaba montando a Plata, su blanca y veloz yegua, pero se quedó a cierta distancia, no muy lejos del Kryxe, mirando a todos dirigirse al castillo, mientras las gotas de lluvia le caían por el rostro, suaves, como si fueran las caricias de la mismísima Vaharaxya, diosa del agua.Deseaba poder quedarse allí, donde el olor a hojas y pastizales se mezclaba con el de las ramas y troncos húmedos, y donde los truenos le ponían la piel de gallina con cada estruendoso ruido que producían.<<Espero volver a verlos pronto...>> Susurró en dirección al Kryxe.Se dispuso a volver al galope, para no llegar tarde al banquete. Había prometido a Laymon que no volvería a hacerlo, y así lo cumpliría.La velocidad de Plata era impresionante. No importaba los minutos que se había quedado cerca del Kryxe, le estaba tocando los talones a los últmos caballos que estaban por entrar al castillo, que se veía cada vez más cerca, imponente, con un gris en los cimientos que parecía tornarse negro, y unos chispazos negros que parecían la noche misma.La lluvia roceaba de lleno Alto Castillo, mientras los estandartes flameaban de aquí para allá por el intenso poder del viento.Notó que un poco de lodo le saltó en la pierna derecha mientras galopaba. Las patas de Plata se movían veloces bajo la silla de montar, levantando ese lodo, tierra y agua de lluvia con cada paso que daba.Su larga melena volaba con el viento, y algunos rizos le rozaban el rostro. Se sentían húmedos, suaves, pero le incomodaban, así que trataba de girar la cabeza para dispersarlos, a medida que se habría paso.Fue el último en ingresar al castillo. El patio principal, inmenso, estaba completamente embarrado y solitario. Los establos cerrados, al igual que las herrerías y los puestos de armas. Pero los campos cosechables lucían verdes, al igual que cualquier parte por donde se mirase alrededor de Bosque Verde.Subió el tramo que le faltaba hasta llegar al pequeño patio principal, camino unicamente para la familia regente, y se adentró en la recámara que llevaba a sus aposentos.Llegó a la puerta empapado, con el jubón celeste de un tono completamente oscurecido. Las botas estaban embarradas, y, en una de ellas, una pequeña piedra se le había quedado incrustada.Dejó sus ropas en el cesto apartado para las prendas sucias, para que lo recogiera proximamente Tana, una de las mujeres a cargo de la limpieza del castillo.Al cambiarse, eligió un jubón de plata con incrustaciones del mismo color, sobre una túnica blanca, un calzón de tela de Vuda, color carmesí, y unas botas simples, negras.Mientras terminaba de ponerse la bota izquierda, sentado en la cama, le llegó el sonido de la puerta mientras alguien tocaba.—Soy yo, Laymon —El conseller parecía algo apresurado. Y el tono solemne de su voz parecía un tanto alterado.—Conseller —Contestó Ral, algo confuso, al tiempo que se dirigía a abrir la puerta.—Pido disculpas si di una impresión indebida por el tono de mi voz —Dijo mientras se adentraba en sus habitaciones—. Solo quería asegurarme de que aún podría encontrarlo en sus aposentos. No quería esperar hasta después del banquete.Raelyx estaba algo confundido. No entendía de qué asuntos traía noticias el conseller. Y debió de reflejarlo en su rostro, porque éste lo tranquilizó, y le dijo que le explicaría todo.—¿Recuerdas a Gulard?—¿Acaso no era tu espía personal?—Ha traído noticias... y me temo que no son buenas.Raelyx tragó saliva, en gesto nervioso, esperando con silencio y el ceño fruncido lo que traía el conseller.—Luego de siglos y siglos de unión próspera y alejada de todos los asuntos correspondientes al sur, el norte se ha separado. Y uno de los clanes tomó partido por los pretendientes. Al parecer Ra ha sido asesinado... Es todo un desastre —El conseller negaba con la cabeza.Era demasiada información para dilucidar en los treinta segundos que Laymon había hablado. Así que esperó algunos más hasta responder.—¿Hacia dónde se dirigen? —Quiso saber. Ra era uno de los cuatro líderes de los clanes del norte, y, el ser asesinado, efectivamente significaba una guerra civil en dichas tierras. No podía entender por qué.—Han cruzado el Bosque del invierno con treinta mil hombres. El problema no es ahora, ya que van en dirección a Volske, costeando el Mar del eterno invierno y pasando el Monte de plata. Allí se dispondrán a tomar por detrás al ejército de Godrick Westwood, mientras que los navíos y barcos de las Islas de la roca los abordan desde el oeste... El problema será una vez que acaben con esas tropas saliendo victoriosos en la batalla.—¿Merehgor querrá que vayamos hacia el norte? -Eran planes que a Raelyx lo tomarían por sorpresa. La guerra estaba cada vez más encima de ellos. Cada vez amenazaba con mayor cercanía.—No necesariamente. Mankester cuenta con la ayuda de todas las Casas Gonnálicas. Serán los Agtygar y los Zhorogar los que vayan a su encuentro.—Pero cada una de ellas cuenta con seis mil o siete mil tropas en sus filas... mientras que... —Cayó en la cuenta de que no había preguntado cuál era el clan que había decertado y traicionado la relación de paz del norte. Aunque creía saber la respuesta— ¿Quién ha sido? Quíen ha...?—Skar —Intervino Laymon, casi como si le hubiese leído la mente.Era lo que se temía. De los cuatro grandes líderes de los clanes del norte, Ra, Xer, Luxor y Skar, éste último siempre había sido, por lejos, el más peligroso. El más osado.—¿Cómo lo ha conseguido? —A pesar de la mala fama del clan de Skar, siempre habían sido apaciguados por los otros tres, principalmente por el de Ra.—Eso no lo sabemos todavía. Es una noticia muy repentina.—Pero poseen treinta mil guerreros. Mientras que los Agtygar y los Zhoroghar... ¿Cuántos? ¿Quince mil, dieciseis mil?—Catorce mil.—Son menos de la mitad. Mi tía... —Shala Zhorogar era la hermana de su madre. Estaba casada con Mattews Agtygar y tenían cinco hijos: Rallarr, Camille, Shelara, Lysiann y Maxyr— Ella y sus hijos e hijas son la única familia de sangre que nos queda —El conseller se acercó y le puso una mano en el hombro.—Lo sé, Ral. Pero no puedes evitar que todos vayan a la guerra, es algo inminente. No puedes evitar que todos vivan sus vidas para protegerlos. No puedes evitar la muerte.Raelyx lo sabía, pero eso no quitaba su ira al no poder hacer nada al respecto.—Mis primos y primas, ¿también irán, no es cierto?—Solo los que tienen edad suficiente. Rallarr y Camille.Rallar tenía la misma edad que él, a penas unos meses menos, mientras que Camille tenía quince años, la misma edad que Taenyx.—¿Cómo piensan enfrentarse a tantos? Los pasarán por encima como un gigante sobre hormigas.—Tendrán la ayuda de lord Westwood y sus hombres. Toda Volske estará a su dispocisión.—Westwood no es más que un joven a penas más grande que yo. Y Volske está en pié de puro milagro. Mankaster se encargó por sí mismo de dejarla hecha trizas cuando la invadió desde el sur. No tienen posibilidades. Es una causa perdida. Deberían formar sus tropas y esperar la posible llegada de Skar costeando el Mar del eterno invierno hacia las Tierras gonnálicas.Volske había sido dejada casi en ruinas después de las últimas guerras libradas por los Quebrantadores de la paz.<<Y ahora yo soy uno de ellos.>> Sintió asco con tal solo pensarlo.—Es cierto —Intervino el conseller—. Pero no creo que eso sea lo que esté en la cabeza de Mankester. Darle libre paso para que deje a Volske exterminada y bajo el mando norteño, solo lo haría parecer un cobarde. Alguien débil ante sus enemigos. Y sabemos de sobra que no lo es. Querrá defender lo que ahora le pertenece. Cueste lo que cueste.Laymon tenía razón. Mankester no cambiaría de idea ni por asomo. Era terco, y una vez que decía algo, lo perseguía hasta hacerlo realidad.Raelyx sentía un atisbo de envidia por él al respecto. Por ese motivo. Su fortaleza, su imagen inquebrantable, lo hacía verse impenetrable, generaba miedo en sus adversarios. Y a medida que eso aumentaba, también aumentaba el odio de Ral.—Por lo pronto, nuestro deber es partir hacia el sur. Hay más batallas que librar por allí. Las demás familias gonnálicas se irán repartiendo terreno a lo largo y ancho de Nor'thorn. Mankester no quiere saber nada con que puedan llegar a unir fuerzas contra él. Solos, por su cuenta, no representan una amenaza a su altura. Y le asegura que, al ser cuestión de vida o muerte, se enfrenten a sus enemigos hasta exterminarlos —La voz de Laymon era ahora queda.<<Inteligente —Debió admitir Raelyx—. Es consciente del odio que todavía genera entre las familias de Gonnalys. Pero me temo que no somos los únicos.>>—Bien —Continuó Laymon—. Será mejor que nos apresuremos y vayamos al banquete del gran salón. Seguiremos hablando luego de que éste termine.—Bien —Contestó él, mientras el conseller asentía, se daba la vuelta y se dirigía hacia la puerta—. Vamos.—¿No irás así, verdad?—¿Qué, tan mal estoy vestido para un festín? —El conseller lo miró de arriba a abajo.—Pues... sí.—Recuérdame, ¿quién es el marido de esta boda?Laymon rió y negó suavemente con la cabeza mientras lo miraba y contestaba.—Daryl Holevar.—Yo creo que sí. Esta vestimenta ordinaria estará bien para celebrar a alguien como él. Hace juego con su persona —Rieron un poco más y luego se dispusieron a ir juntos.Raelyx no estaba de humor para ningún festejo. Menos luego de la charla que había tenido con el conseller. Y, menos aún, teniendo en cuenta sobre quién trataba el festín. Pero burlarse de él lo hizo sentirse más dispuesto. Después de todo, sería su último banquete antes de ir a la guerra.

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