¿𝐐𝐔𝐈𝐄́𝐍 𝐄𝐑𝐄𝐒? ┊ Furuya Rei. ☑

Episodio 6.

[ Al día siguiente ]

Al día siguiente como había prometido, había llegado temprano para ayudar a Sakura a abrir la pastelería, ayudé a limpiar un poco el lugar luego me quedé tras la caja mientras veía la libreta donde aparecían los valores de cada pastel. De repente ingresó una señora ya de edad, estaba observando los pasteles.

— ¿Desea algo, señora? — Cuestioné amablemente.

— Oh si, el día de ayer pagué por un pastel y lo vengo a retirar por favor. — Dijo amablemente.

— Claro, ¿a nombre de quién? — Cuestioné, revisando la libreta. 

— Amaya Kamura. — Respondió. 

Busqué el nombre y efectivamente era lo que había mencionado, tomé la caja con cuidado donde venía el pastel y se lo di.

— Aquí tiene, señora. Vuelva pronto. — Me despedí.

— Pero que chica más amable, muchas gracias. — Se despidió y se fue.

— Vaya Vaya, conquistar a las personas es lo tuyo. — Molestó Sakura.

— Venga ya, a eso se le llama educación y amabilidad. — Reí levemente.

— Bueno Mai, hay que entregar un encargo. — Mencionó Sakura, mostrándome dos cajas algo grandes.

— ¿Qué tiene? — Cuestioné curiosa.

— Hay toda clase de pasteles y postres deliciosos, es un pedido que hace la cafetería Poirot que está a 4 calles desde aquí. — Explicó, señalando.

— Comprendo, ¿debo ir a entregarlas? — Cuestioné.

— Si, están a nombre de Azusa Enomoto. — Asintió Sakura.

— Bien iré, ¿algo más? — Cuestioné.

— No, solo debes traer el dinero que ellos ofrecieron y ya, lo registras en este papel y haces que lo firmen por favor. Puedes ir en mi coche, está dentro las llaves. — Mencionó.

— Vale. — Asentí.

Tomé el papel y lo doblé con cuidado para meterlo en mi bolsillo, al estar lista, tomé las cajas y salí con cuidado, me quedé por un momento observando el coche de Sakura, era bastante bonito, salí de mi trance y metí las dos cajas ahí, luego de eso cerré la puerta y me metí al coche, encendiéndolo. 

— ¡Mai! — Me sobresaltó al oír el grito de Sakura.

Bajé la ventana para ver que se le había olvidado, esta tenía una sonrisa.

— Lo siento, se olvidó este pequeño obsequio, la verdad es que mi madre le tiene cariño a Azusa y a Amuro así que le das esto, uno para cada uno, tienen sus nombres así que no te preocupes. — Explicó, dándome dos cajitas  medianas.

— Vale, Vale. — Asentí.

Tomé las cajitas y la dejé en el asiento del copiloto, ahora si, estando lista arranqué el coche, dirigiendome al Poirot, mientras conducía, me llegó una llamada era Jodie de nuevo.

Llamada

— Jodie, Hello, ¿sucede algo?

— Hello Mai, ¿Qué tal te fue ayer?

— Todo bien, obtuve excelente información, esta tarde voy hacer algo pero mañana tengo libre, necesito darte los detalles.

— Lo supuse, podríamos vernos mañana en el parque en Beika, a las 15:00.

— Me parece perfecto, nos veremos allí. 

Fin de la llamada

Guardé mi celular en mi bolsillo y aceleré un poco, aumentando la velocidad. Al llegar, estacioné el coche y bajé, con ello bajé las dos cajas junto a las pequeñas para entrar todo en seguida, misteriosamente no había nadie a la vista, tampoco clientes, ¿estará bien?

— Bienvenida señorita, ¿en qué puedo ayudarla? — Apareció Amuro.

Ara Ara sin duda es un chico bastante apuesto, atractivo, tiene todo lo que una chica podría desear, pero bueno, como decía James, vengo a trabajar.

— Hola, vengo a dejar unos pedidos a nombre Enomoto Azusa. — Mencioné tranquilamente, este me quedó viendo con una bella sonrisa.

— Ella no se encuentra, ha tenido un problema pero puedo recibir eso por ella, yo también trabajo aquí. — Dijo este.

— Esta bien. — Asentí.

Me acerqué un poco a la barra y dejé las cajas en el suelo con mucho cuidado, no quería arruinar nada, además de que era mi primer día.

— Debió ser muy pesado, lamento las molestias. — Dijo este mientras que revisaba la etiqueta de las cajas.

— No se preocupe, estoy acostumbrada a cargar cosas. — Aseguré, reincorporandome para verlo seriamente.

Por un momento nos quedamos en silencio como si se tratase de una pelea de miradas, sonreí levemente, apartando la vista mientras me acercaba a un mesón, saqué el papel junto a un lápiz.

— Bueno, espero esté todo bien. — Mencioné. — Ya que usted fue quien lo ha recibido, podré su nombre, usted es Amuro Tooru, ¿no? — 

Anoté el nombre de este luego rellené el resto con el código de las etiquetas de las cajas.

— ¿Cómo sabe mi nombre? — Cuestionó este.