Capítulo 25

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Paco

Justo ahí estaban las fotos de nuestro último fin de semana, había cuatro fotografías; en la primera está Malú viendo los paisajes de Tampico, en la segunda foto Teo comía su helado mientras subía su pulgar, en la siguiente foto estábamos nosotros cuatro con una sonrisa y en la última...

- ¡Paco, no! - dijo Ceci entrando a la cocina asustada. Sólo la mire por unos momentos y luego volví la mirada a la foto.

- Pensé que las habías quemado para no tener que verlas más, así como lo hiciste conmigo- le dije decepcionado, ella se acercó a mí y vio la foto.

- Por más que quisiera no podría quemar esas fotografías porque siempre querré  volver a verlas, igual que a ti- la miré con esperanza, ella quitó la foto de mis manos y la volvió a poner en el mismo lugar- Además, es de mis fotos favoritas.

Y también era la mía, estábamos en la cabina de fotos y la había hecho reír a carcajadas, mientras yo la observaba con todo el amor que podía demostrarle, estábamos abrazados, muy juntos como deberíamos estar ahora.

Nuestras miradas eran intensas, sentía que estábamos a punto de quemarnos sin siquiera tocarnos. La tomé por la cintura y la acerqué a mí, ella gimió por lo bajo y subió sus manos a mi cuello, fue justo allí cuando escuchamos un carraspeo.

- Nenes, perdón que los interrumpa pero ya estamos esperando por ustedes para comer- Martha miraba a Cecilia intensamente y luego a mí un par de veces.

- Sí ¿vamos?- me dijo mientras se separaba de mí, yo solo pude asentir y tomarla de la mano para caminar así hasta la mesa. Le di una última mirada a su nevera y suspiré.

- Muero de hambre, cabrones. Apúrenle-  dijo Rich.

- Ya estamos aquí hostia, que parecen unos animales- todos rieron.

Al estar todos sentados puede notar que todo era desechable, así como yo en la vida de Cecilia, Ok no.

- Quita esa cara, tenemos una explicación para esta hermosa vajilla- dijo Manolo riendo por lo bajo.

- Lo que pasa es que cada que nos juntamos nos ponemos hasta el culo de pedos, y claro, antes de eso Cecilia preparaba la cena para nosotros y toda la cosa- dijo Robby.

- Hasta que un día nos mandó a la verga ya que siempre nos levantábamos y nos íbamos dejándole el desastre aquí- Martha continuó.

- La última vez, nos levantó a cacerolazos y nos puso a limpiar el desastre tan culero que habíamos hecho la noche anterior- el diablito continuó el relato con cara de dolor al recordarlo.

- Por eso es que todos nos pusimos de acuerdo en que de ahora en adelante cenaremos de esta manera, así nos ahorramos que la jefa nos madree y tampoco la ponemos a ella en esta situación tan cansada- dijo Beto sonriéndole a Ceci.

- Claro, como la pendeja se les molesto ahí si buscaron ayudar. Es que cada día que pasa los amo más pero los soporto menos- todos reímos antes ese comentario.

Y así fue como todos comenzamos a comer y disfrutar de lo que sería una gran noche. Me di cuenta de que corrí con la fortuna de encontrarme con personas increíbles e inteligentes. Al terminar la cena Cecilia solo se levantó de la mesa y les dio una mirada a todos. Adriana iba a decir algo, pero cerró la boca al instante.

- Ella es la jefa- me dijo Juan al oído y yo solo pude reír.

Todos comenzaron a recoger y yo iba a hacer lo mismo pero escuché que Ojitos me llamaba desde el salón.

- Tú déjalos, eres nuevo y por esta vez te salvas de eso- me ofreció un vasito de tequila.

- ¿Fondo?- le dije para recordar aquellas cenas donde al menos éramos amigos.

Una Noche Para ConfundirnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora